Información y Opinión

El sanchismo está corrompido y desquiciado por el poder



El PSOE ha denunciado por 5 delitos la piñata de Ferraz, uno de los cuales es nada menos que “incitación al magnicidio”.

Muñecos del Rey han sido apaleados por decenas, muñecos de políticos de derecha han sido colgados y el presidente Rajoy hasta recibió un puñetazo en pleno rostro, pero hasta ahora nadie había denunciado con la rabia y el furor que lo hace el PSOE.

Es tan ridícula y exagerada la acusación socialista que solo puede haber surgido de un partido desquiciado e intensamente corrompido y dañado por el ejercicio del poder.

Muchos se toman a risa la acusación socialista y piensan que Sánchez y su tribu de corruptos, golpistas y antiespañoles han perdido la cabeza y están acongojados.

Hay otros síntomas de desquiciamiento, como el odio desmesurado a VOX, la afición creciente a la mentira y la justificación de la caza de brujas a guardias civiles críticos con la amnistía: «Son partidistas», dicen.

El comportamiento del PSOE, exagerado e histérico, no es lo sereno, serio ni lo limpio que cabe esperar en un partido que gobierna.
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La sentencia de que “el poder corrompe” se cumple siempre, como también se cumple el criterio de que el poder absoluto corrompe absolutamente. La evolución y el estado actual del sanchismo es la prueba de que el poder destroza a los que lo ejercen, los vuelve imbéciles y los aleja peligrosamente de la realidad.

Eso de que "el poder corrompe" se lo decíamos al Franquismo en sus últimos años de vida y ahora se lo decimos al PSOE de Sánchez, desquiciado y desnortado por ejercer un poder casi absoluto y además difícil y lleno de tensiones y conflictos con los peligrosos socios comunistas, golpistas llenos de odio y herederos del terrorismo.

Otra sentencia aplicable a la degradación moral e intelectual del PSOE es aquella que dice "Dime con quién andas y te diré quien eres". Los socialistas llevan años sentados en la misma mesa con comunistas manchados de sangre, herederos del terrorismo y golpistas catalanes llenos de odio. Es comprensible que se hayan contaminado de maldad, bajeza y suciedad.

La acusación de "incitación al magnicidio" a unos manifestantes que golpeaban un muñeco, además de denotar poca salud mental, refleja inseguridad y miedo. Los socialistas andan preocupados por la creciente resistencia de los ciudadanos españoles, por las descalificaciones y ataques masivos que sufren en las redes sociales, por los abucheos y pitadas de los ciudadanos a Pedro Sánchez y por lo que indican las encuestas, que es una perdida importante de popularidad y de adhesiones a Pedro Sánchez, sobre todo después de sus indignos pactos con Puigdemont, sus engaños y su avance hacia una amnistía que siete de cada diez españoles considera inconstitucional.

Los que están cerca de Sánchez reconocen que las manifestaciones diarias en la calle Ferraz, que ya llevan más de dos meses celebrándose, enfurecen a Sánchez y desestabilizan a su fiel Marlasca, ministro del Interior, que no para de ordenar "mano dura" contra unos manifestantes que son claramente pacíficos.

Hace días, en unas copas de Navidad, escuché a un buen psiquiatra decir que "nadie debe extrañarse de que Pedro Sánchez esté nervioso ante la marcha de los acontecimientos" y agregó contundente: "Debe estar ya medio loco y no creo que termine la legislatura en la Moncloa" ante tantos conflictos, reveses, resistencias, rebeliones ciudadanas y acusaciones.

El deterioro de los políticos en el poder es un fenómeno innegable e imparable, cientos de veces demostrado por la Historia.

Ya lo dijo Sir George Bernard Shaw: "Los políticos y los pañales deben cambiarse a menudo, por los mismos motivos".

Sánchez debe ser cambiado con urgencia porque ya está hasta las trancas.


Francisco Rubiales


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Domingo, 7 de Enero 2024
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