El artículo 91 de la Constitución dice: “El Rey sancionará en el plazo de quince días las leyes aprobadas por las Cortes Generales, y las promulgará y ordenará su inmediata publicación.”
Pero ese mandato constitucional colisiona con otro mandato de superior rango, que es la obligación que tiene el monarca de defender España y la Constitución. Ese mandato incluye la defensa frente a leyes inicuas y dañinas para la patria y la Constitución.
Si la ley que le coloca el gobierno para firma es inconstitucional, ¿qué debe hacer?
Muchas cosas ante de firmar un texto vil. El Rey puede negarse a firmar una ley inicua apelando a su deber de defender España. Si, como algunos dicen, tiene que firmar todo lo que le presente el gobierno, ¿firmaría también una ley que ordene el fusilamiento de todos los que piensen distinto al poder u otra ley que dicte el sacrificio de todos los primogénitos de España?
El Rey puede y debe negarse a firmar obscenidades, canalladas, injusticias y leyes que violan la Constitución. Si el gobierno mueve ficha, vengándose, y lo acosa, algo que sin duda es capaz de hacer un tipo como Sánchez, mejor que pierda su puesto antes que traicionar a su patria.
El monarca debe recordar en cada instante que ha jurado defender a España de sus enemigos y debe hacerlo aunque el peor enemigo sea el que preside el gobierno.
En cualquier caso, el rey tiene muchos recursos y caminos ante una ley inicua y antiespañola. Puede, por ejemplo, decir que la firma "porque le obligan", emitiendo así una crítica demoledora contra la ley para conocimiento de sus súbditos. Puede también descolgar el teléfono y mover fuerzas de enorme peso contra esa ley que le han presentado para la firma, fuerzas que van desde grandes empresarios a instituciones nacionales e internacionales, grandes foros y personajes con gran poder y peso en el mundo. También puede hacer saber a la opinión pública que él no está de acuerdo con esa ley.
Pero no ha puesto impedimento alguno a la firma, a pesar de que cualquiera de ellos sería mejor y más digno que firmar como un pelele una ley antiespañola, inmoral y contraria a la Constitución, que no ha sido consensuada con la sociedad española, ni con los partidos de oposición, ni con la Justicia.
¿Para que nos sirve un rey que, como denuncia Alvise Pérez, firma cualquier iniquidad e injusticia que el gobierno le ponga por delante? ¿De qué manera un rey monigote acobardado puede defender a su patria y a su pueblo?
El Rey podría haber preguntado al Constitucional si está obligado a firmar esa ley. Al menos así habría salvado algo su prestigio y solvencia demostrando que no la firma con gusto y entusiasmo.
No olvidemos que la ley que el rey acaba de sancionar es la más sucia y vergonzante aprobada por España desde la muerte de Franco y, sin la menor duda, la más anticonstitucional y antidemocrática.
Ninguna Constitución del mundo debería obligar a un Jefe de Estado a sancionar porquerías. Si esa Constitución existe, debe ser cambiada con urgencia porque no es una Constitución democrática sino un mejunje para corruptos.
Hasta nunca, Majestad.
Francisco Rubiales
Pero ese mandato constitucional colisiona con otro mandato de superior rango, que es la obligación que tiene el monarca de defender España y la Constitución. Ese mandato incluye la defensa frente a leyes inicuas y dañinas para la patria y la Constitución.
Si la ley que le coloca el gobierno para firma es inconstitucional, ¿qué debe hacer?
Muchas cosas ante de firmar un texto vil. El Rey puede negarse a firmar una ley inicua apelando a su deber de defender España. Si, como algunos dicen, tiene que firmar todo lo que le presente el gobierno, ¿firmaría también una ley que ordene el fusilamiento de todos los que piensen distinto al poder u otra ley que dicte el sacrificio de todos los primogénitos de España?
El Rey puede y debe negarse a firmar obscenidades, canalladas, injusticias y leyes que violan la Constitución. Si el gobierno mueve ficha, vengándose, y lo acosa, algo que sin duda es capaz de hacer un tipo como Sánchez, mejor que pierda su puesto antes que traicionar a su patria.
El monarca debe recordar en cada instante que ha jurado defender a España de sus enemigos y debe hacerlo aunque el peor enemigo sea el que preside el gobierno.
En cualquier caso, el rey tiene muchos recursos y caminos ante una ley inicua y antiespañola. Puede, por ejemplo, decir que la firma "porque le obligan", emitiendo así una crítica demoledora contra la ley para conocimiento de sus súbditos. Puede también descolgar el teléfono y mover fuerzas de enorme peso contra esa ley que le han presentado para la firma, fuerzas que van desde grandes empresarios a instituciones nacionales e internacionales, grandes foros y personajes con gran poder y peso en el mundo. También puede hacer saber a la opinión pública que él no está de acuerdo con esa ley.
Pero no ha puesto impedimento alguno a la firma, a pesar de que cualquiera de ellos sería mejor y más digno que firmar como un pelele una ley antiespañola, inmoral y contraria a la Constitución, que no ha sido consensuada con la sociedad española, ni con los partidos de oposición, ni con la Justicia.
¿Para que nos sirve un rey que, como denuncia Alvise Pérez, firma cualquier iniquidad e injusticia que el gobierno le ponga por delante? ¿De qué manera un rey monigote acobardado puede defender a su patria y a su pueblo?
El Rey podría haber preguntado al Constitucional si está obligado a firmar esa ley. Al menos así habría salvado algo su prestigio y solvencia demostrando que no la firma con gusto y entusiasmo.
No olvidemos que la ley que el rey acaba de sancionar es la más sucia y vergonzante aprobada por España desde la muerte de Franco y, sin la menor duda, la más anticonstitucional y antidemocrática.
Ninguna Constitución del mundo debería obligar a un Jefe de Estado a sancionar porquerías. Si esa Constitución existe, debe ser cambiada con urgencia porque no es una Constitución democrática sino un mejunje para corruptos.
Hasta nunca, Majestad.
Francisco Rubiales