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El rechazo popular a Pedro Sánchez ya es brutal



El rechazo popular a Pedro Sánchez ya es brutal y no para de crecer. La gente está cada día más convencida de que es un asesino de España, de su grandeza y de su presente y futuro.

No se publican encuestas al respecto porque sus resultados serían explosivos, pero las que se hacen sin publicarse reflejan resultados de rechazo escalofriantes. Nadie duda, entre los expertos, que el rechazo popular a Pedro Sánchez supera ya el 70 por ciento de la población. Ni él ni su principal socio, Pablo Iglesias, pueden prescindir de las escoltas y ni se atreven a salir a las calles, donde son abucheados e insultados por el pueblo indignado. Viven en coches oficiales o escondidos en sus viviendas, rodeados de policías. Son presos del miedo a un pueblo al que arruinan y entristecen.

Si se diera a conocer la verdad, quedaría claro que los que hoy gobiernan nunca pueden ganar limpiamente unas elecciones.

Ese rechazo activo y masivo es un indicador claro de que la democracia no existe en España, de que el actual gobierno es opresor y contrario a la voluntad popular y que la legitimidad del gobierno está perdida porque tienen en sus manos el timón sin el apoyo de las mayorías.
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Abuchean a Pedro Sánchez en Pamplona, Matalascañas, Madrid y en cualquier sitio que le vean los ciudadanos. Ya no se atreve a salir sin abundante escolta. Es un tipo odiado y despreciado.
Si eres autónomo, no puedes votar a Pedro Sánchez ni a Pablo Iglesias, como tampoco lo votarías si estás en el paro o si eres de los más de diez millones de españoles que están en claro riesgo de pobreza. No puedes votar a Pedro Sánchez si eres cristiano, porque él persigue a tu religión, ni si eres decente, porque su gobierno es campeón en indecencias. Tampoco lo puedes votar si rechazas la corrupción o si eres constitucionalista porque el gobierno es corrupto y irrespetuoso con los principios constitucionales. No puedes votarlo si odias la mentira porque no ha existido presidente de gobierno más mentiroso en la Historia de España, desde los tiempos de la dominación romana. Si amas la libertad no puedes votar al gobierno de Sánchez porque es liberticida y la conculca y suprime a diario, ni lo votarías si eres partidario de la libre elección de la enseñanza para tus hijos y nietos. Si tienes un pequeño comercio no lo puedes votar, como tampoco lo votarías si alguno de tus seres queridos ha muerto víctima de la pandemia, porque Sánchez es culpable de esas muertes por negligente y estúpido. Si eres personal sanitario es imposible que lo votes porque os ha lanzado a la batalla sin defensas y sin protección, consiguiendo que casi cien mil de los vuestros sean infectados. Es imposible que lo votes si crees que pagas más impuestos de los justos y si consideras que el gobierno de Sánchez es despilfarrador. Te entran ganas de echarlo del poder y no lo votarías cuando ves las calles llenas de colas de hambre, mendigos y gente sin hogar. Cuando reflexionas y ves el endeudamiento brutal de España, uno de los mas elevados del mundo, decides no votar a esos derrochadores sin escrúpulos. Si amas los viejos valores que ellos han masacrado, como la decencia, la honradez, la franqueza, la sinceridad y otros muchos, no puedes votar a esos viciosos. Tampoco puedes votarlos si odias la mentira y el engaño. Si eres patriota, sentirás dolor por lo que hoy es España y nunca podrás votar a los que la han vejado y degradado. Si rechazas el nacionalismo radical, el independentismo y el odio como motor de la política y la Historia, entonces no puedes votar a Sánchez, aliado y promotor de nacionalistas, proetarras, independentista y demás chusma antiespañola. Si deseas una España igualada en libertades y derechos, rechazarás a Pedro Sánchez, por beneficiar a las autonomías independentistas y a los partidos antiespañoles que le sostienen en el poder. Tampoco pueden votarlos los demócratas, los intelectuales auténticos, los librepensadores, los creativos, los emprendedores, los que desean una juventud bien formada y preparada, los que aman la igualdad y los que desean un mundo donde todos tengan las mismas oportunidades. Los que sueñan con la libertad informativa no pueden entregar su voto a los que compran medios de comunicación, controlan las televisiones, manipulan y esconden las verdades. Si eres médico, abogado, periodista o policía no puedes votar a los que, ante tus ojos, están arruinando el país. Si odias la ostentación y el mal ejemplo no puedes votar a los que exhiben a diario su poder en los telediarios y son incapaces de tener un gesto solidario, como bajarse el sueldo o renunciar a privilegios. Tampoco puedes votar a la chusma si eres monárquico o si admiras la vida militar. Ni siquiera los que se sienten miembros de la raza humana o hijos del mismo Dios pueden entregar su voto a esa pandilla de transgresores de todo lo que es bueno.

Es imposible que votes a miserables y corruptos codiciosos si tienes hijos y deseas dejarle en herencia los bienes que has ahorrado porque el Estado que ellos controlan se los arrebatará con un Impuesto de Sucesiones indecente e injusto. Cualquier padre español no puede votar a los actuales gobernantes porque ellos garantizan a tus hijos un futuro de desempleo y pobreza. Tampoco les votarás si temes que los inmigrantes delincuentes que llegan sin control te asalten o asesinen o si tienes miedo a perder tu pensión, de la que dependes para vivir, porque el gobierno derrochará y arruinará el país hasta dejarlo en la pobreza y sin capacidad de seguir pidiendo créditos.

¿Quién vota, entonces, a esa chusma sin valores ni méritos?

Pocos, aunque en el recuento de las urnas figuren muchos votos. Las matemáticas y el análisis razonable dicen que no pueden cosechar más de un 25 por ciento de votos, aunque en el recuento figuren muchos más. Es metafísicamente imposible ganar unas elecciones con todos los colectivas afectados en contra y siendo enemigos de la libertad, de la decencia, de la democracia y de la misma España, a la que humillan y aplastan. Por eliminación, sólo pueden votarle los militantes de sus partidos, entre los que se reparten el botín del poder y reciben regalos injustos y mafiosos, como puestos públicos bien remunerados, contratos amañados o subvenciones trucadas. Les votan también los colectivos que reciben subvenciones en masa, como los gays, lesbianas, transexuales, etc. Los corruptos también les votan, como los sinvergüenzas, los que ganan contratos a dedo y los que son mantenidos sin trabajar, entre los que abundan los inmigrantes. Los chorizos y criminales les votan porque nunca esa chusma se sintió tan impune.

Resumiendo, al actual gobierno le vota el basurero y le rechaza el resto de España, sobre todo lo que podríamos llamar la "España digna y decente", que, por fortuna y milagrosamente, todavía es mayoritaria.

Si después de leer este artículo y de analizar imparcialmente el panorama resulta que el actual gobierno gana las elecciones, la razón y la lógica te dirán que es, seguramente, porque ha habido fraude.

El panorama descrito en estas líneas es la verdad cruda, con toda su dureza, una verdad que el gobierno se esfuerza con ocultar y disfrazar gastando, para lograrlo, cientos de millones de euros en propaganda, mentiras subvencionadas y compra de trolls, influencers, periodistas sometidos y medios corrompidos.

Francisco Rubiales

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Domingo, 22 de Noviembre 2020
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