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El rechazo a Sánchez sólo lo puede resistir un demente



Ninguna persona cuerda y decente puede resistir el rechazo del pueblo que Sánchez soporta. Pedro Sánchez, masivamente acusado de tirano en España, es el dirigente político más rechazado por su pueblo en toda Europa y quizás también en el mundo.

Es abucheado y pitado allá donde va. Las últimas pitadas, plagadas de insultos, en Alemania, cuando acudió al partido de fútbol entre España y Alemania, y posteriormente en Navalmoral (Cáceres), donde fue abucheado e insultado por los trabajadores de la central nuclear.

En las redes sociales ha sido ampliamente derrotado. A pesar de sus esfuerzos de propaganda y de que tiene comprados a cientos de medios y palmeros comunicadores, la imagen de Sánchez que domina en el ciberespacio es la de un loco peligroso, un dictador malvado y un corrupto que conduce a España hasta el abismo.

Se desplaza con más protección y boato que Putin y Biden, rodeado de agentes, guardaespaldas y coches de camuflaje y algunos de sus colaboradores cercanos han filtrado que tiene miedo a sufrir un atentado o una agresión popular. Quizás tema terminar como el matrimonio comunista rumano Ceaucescu, linchado por su pueblo, al que maltrataba.

Teme viajar en coche porque sabe que en las carreteras es más frágil. Tal vez recuerde que al también presidente Aznar le pusieron una bomba y que se salvó sólo porque su automóvil tenía un blindaje de tanque.

Sólo un demente, obsesionado con el poder e insensible, puede resistir semejante rechazo.
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La relación de Pedro Sánchez con su pueblo es un escándalo de alcance mundial. Ningún dirigente demócrata del mundo soportaría tanta oposición popular y rechazo. Utiliza el avión privado porque teme viajar por carretera y se desplaza con caravanas interminables de guardaespaldas y vehículos. Sólo los tiranos y autócratas más odiados se comportan de forma similar. En cualquier otro país de Europa, habría tenido que dimitir ante tanta oposición popular.

Los gritos de "Hijo de Puta" resuenan allá por donde va, incluso cuando sale al extranjero, como ocurrió hace días en Alemania, donde acudió para presenciar en el palco el encuentro de fútbol España-Alemania.

Sólo se atreve a acudir a actos en los que las barreras alejan decenas de metros al pueblo porque sabe que le abuchearán.

No es capaz de pasear libremente, ni de acudir a un centro comercial, a un espectáculo o a un restaurante. En apariencia, tiene más rechazo popular que cualquier tirano europeo en el último siglo.

Pero no sólo el pueblo le rechaza. En su partido, el grupo que le critica y quiere echarlo crece cada día. Los viejos socialistas socialdemócratas le odian y quieren echarlo del poder porque saben que después de Sánchez, el socialismo tardará décadas en recuperarse y tendrá que atravesar el desierto rodeado de desprecio y rechazo popular.

Dicen los que le conocen de cerca que lo que más le duele es cuando a él le abuchean y al rey le aplaudan.

Su personalidad, enferma de soberbia y alienada, le lleva a pensar que todo el que le rechaza es porque es un fascista. Ni siquiera puede imaginar que los pitos y gritos contra él se deben a que su gobierno es corruto y dañino para España. También opina que los abucheos y pitadas son el tributo que él debe pagar por hacer grande a España.

Francisco Rubiales


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Martes, 9 de Julio 2024
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