La España decente y demócrata vivió ayer una jornada de bochorno después de que una parte importante de las Cortes, compuesta sobre todo por diputados socialistas, abuchearan a Rosa Díez por atreverse a denunciar una verdad que hiere y averguenza a la falsa democracia española: que muchos ciudadanos, casi un tercio de la población, sufren marginación y tienen dificultades para expresarse en la lengua común española.
Obtener un abucheo cuando se defienden los derechos fundamentales de los españoles en un Congreso que debería ser el templo de la verdad y la decencia fue un espectáculo lamentable y descorazonador. Contemplar a decenas de diputados socialistas gritar y patear, ante el silencio cómplice de los diputados de la derecha, cuando hablaba la única diputada que está defendiendo la Constitución con brio y decencia es algo que pasará a los anales de la ignominia de este régimen deteriorado que algunos insisten todavía en llamar "democracia".
Lo que Rosa Díez y su partido UPyD denuncian es rigurosamente cierto y lo saben hasta los que, siguiendo consignas sectarias y sucias de sus respectivos partidos, la abuchearon ayer en el Congreso. Son ellos los que merecen el abucheo de España entera por anteponer los intereses y consignas de sus partidos políticos a los intereses de los ciudadanos que les eligieron, por no defender, como es su deber, los derechos constitucionales de los ciudadanos, violados sistematicamente en por lo menos cuatro comunidades (Pais Vasco, Cataluña, Galicia y Baleares), mientras que una cuarta, Valencia, gobernada por el PP, también realiza vergonzosas incursiones en el acoso a la lengua común del Estado.
La actitud valiente y limpia de Rosa Díez tendrá, sin duda, premio en las próximas elecciones.
Obtener un abucheo cuando se defienden los derechos fundamentales de los españoles en un Congreso que debería ser el templo de la verdad y la decencia fue un espectáculo lamentable y descorazonador. Contemplar a decenas de diputados socialistas gritar y patear, ante el silencio cómplice de los diputados de la derecha, cuando hablaba la única diputada que está defendiendo la Constitución con brio y decencia es algo que pasará a los anales de la ignominia de este régimen deteriorado que algunos insisten todavía en llamar "democracia".
Lo que Rosa Díez y su partido UPyD denuncian es rigurosamente cierto y lo saben hasta los que, siguiendo consignas sectarias y sucias de sus respectivos partidos, la abuchearon ayer en el Congreso. Son ellos los que merecen el abucheo de España entera por anteponer los intereses y consignas de sus partidos políticos a los intereses de los ciudadanos que les eligieron, por no defender, como es su deber, los derechos constitucionales de los ciudadanos, violados sistematicamente en por lo menos cuatro comunidades (Pais Vasco, Cataluña, Galicia y Baleares), mientras que una cuarta, Valencia, gobernada por el PP, también realiza vergonzosas incursiones en el acoso a la lengua común del Estado.
La actitud valiente y limpia de Rosa Díez tendrá, sin duda, premio en las próximas elecciones.
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