Información y Opinión

El poder político está destrozando la prensa libre en España



Una parte importante de la sociedad española teme y sospecha que en las elecciones generales del 28 de abril se hayan producido irregularidades que alteran los resultados y otros muchos creen abiertamente que el socialismo de Sánchez impuso un "pucherazo" que le benefició en el recuento de votos, del que hay algunos indicios reales como papeletas marcadas para que resultaran nulas, actas alteradas y recuentos inflados, pero esas sospechas y dudas no han tenido reflejo alguno en los grandes medios de comunicación del país, que lo han silenciado, cuando su deber democrático era reflejarlo y al menos debatirlo porque en democracia tan importante es lo que ocurre como lo que los ciudadanos creen que ocurre.

Lo ocurrido en España demuestra que "El poder político tiene malas intenciones con la democracia", como lo advirtió en 2005 el entonces director de "Le Monde", Jean-Marie Colombiani, que también opina que "la prensa mundial está en crisis porque hay poderes políticos que intentan controlarla". Su advertencia fue acertada y real porque hoy, 14 años después de su adertencia, la prensa libre está siendo asaltada y casi destrozada por el poder político.
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Puede que las alteraciones detectadas en el recuento de votos no lleguen a ser decisivas para cambiar el resultado, pero eso no justifica que los medios, sobre todo la influyente televisión, hayan silenciado un problema que afecta directamente al corazón de la democracia, un sistema que se basa en la confianza de los administrados en sus administradores y que salta por los aires cuando los ciudadanos creen que su voto ha sido prostituido.

Colombiani parecía un profeta cuando dijo: "Cuando un diario se pone de rodillas pierde su credibilidad". Y eso es lo que ha ocurrido en el mundo después de que muchos diarios, emisoras y canales de televisión se han puesto de rodillas ante un poder político que controlaba el dinero de las ayudas y de la publicidad. La prostitución ha provocado la muerte de la libertad de prensa y el asesinato del derecho fundamental del ciudadano a ser informado con veracidad e independencia.

La advertencia siempre adquiere valor cuando viene del director de uno de los grandes rotativos mundiales. El máximo responsable de Le Monde, en declaraciones periodico "La Nación", tocó el tema de la periodista norteamericana Judith Miller, encarcelada por no revelar sus fuentes de información, y sostiene que, a pesar de ese encarcelamiento, Estados Unidos es y sigue siendo un Estado de Derecho.

Lo que no dijo el director de Le Monde es que los editores y los periodistas tienen mucha culpa en el naufragio de los medios libres, los primeros por haber sucumbido con placer a los encantos del poder, que les ha comprado con privilegios y dinero, mientras que los periodistas por no haber defendido sus derechos y privilegios como informadores en democracia y haberse sometido, sin
apenas luchar, al poder corrupto.

La advertencia de Colombiani fue pionera, pero hoy sería considerada suave, tímida y hasta cobarde entre las muchas voces que se alzan en el planeta mediático para avisar de los grandes peligros que amenazan a unos medios, cuya influencia en libertad le resulta insoportable al poder político, desbocado en sus ansias de poder y en su obsesión por el dominio y decidido a controlar todos los recursos y resortes de la sociedad.

En las reciente elecciones generales de España, país en el que el deterioro del sistema y de los medios libres e independientes ha alcanzado niveles de nausea, ha quedado demostrado que los medios libres y responsables son muy pocos y que la mayoría de ellos se han sometido vergonzosamente al poder político silenciando las intensas sospechas de fraude electoral y aceptando el boicot informativo a VOX, un partido al que las izquierdas han acosado y negado su derecho a comunicarse con la opinión pública a través de los medios.

El auge del terrorismo proporciona a los gobiernos una excusa de gran valor para conseguir ese objetivo de controlarlo todo. El auge del nacionalismo es otra excusa y el divorcio entre políticos y ciudadanos genera más crispación entre los políticos que frustración y arrepentimiento y lo han intentado frenar tomando la libertad de prensa por asalto.

Las redacciones y empresas periodísticas sienten cada día más intensamente la presión de los gobiernos, que quieren controlar la información, la creación de opinión, el sentido de la crítica y hasta la relación con las fuentes informativas.

Lo grave de la situación no es que la prensa libre esté en peligro, sino que lo que está en peligro es la democracia.

Francisco Rubiales


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Sábado, 18 de Mayo 2019
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