Xi Jinping, el gran líder de China, fue el invitado especial del foro de Davos y el gran triunfador
"The Great Reset", también conocido como "Nuevo Orden Mundial" (NOM) era hasta hace poco un vaticinio de algunos analistas y periodistas investigadores, muchos de los cuales éramos tachados de "conspiranoicos", pero hoy es ya un proyecto real y palpable. Por mucho que quieran disfrazarlo como una transformación necesaria para adaptar el mundo al cambio climático, la alta contaminación, las posibles pandemias futuras y otras amenazas, de lo que se trata, en realidad, es de acabar con la democracia, adoptar un modelo político y económico parecido al vigente en China y anular el peso del pueblo y de la voluntad popular en la marcha y gobierno del mundo.
Si no se lo cree, visite la web del foro de Davos y verá allí como anuncia que "Ahora es el momento del Gran Reinicio".
¿Por que ese proyecto de cambio profundo mundial merece la oposición y el rechazo de todos los demócratas? Es sencillo: porque instaura la tiranía en lugar de la democracia, porque llega impuesto por las élites, sin contar con la opinión de los ciudadanos, y porque lo que pretende es anular libertades y derechos, creando un régimen donde el Estado será tan fuerte y estará tan blindado que será inatacable e indestructible. En la práctica, significa un retorno camuflado a los tiempos antiguos donde los monarcas y emperadores eran casi dioses.
Pero hay otras razones. Suprimir la democracia equivale a suprimir los controles al poder y las garantías de que el hombre puede participar en la construcción de su destino. Es como regresar al tiempo de los faraones o de los emperadores persas, donde no existía otro poder que el de las élites, quedando el pueblo reducido a la condición de esclavos.
Davos asegura que el Gran Reseteo será aceptado sin rechistar por los ciudadanos.
Pero ese vaticinio de aceptación mundial del gran cambio puede equivocarse porque hay ya grandes voces que alertan al mundo ante la gran conspiración totalitaria en marcha.
Una de esas voces es la del cardenal Gerhard Müller, prefecto emérito de la Congregación para la Doctrina de la Fe, quien alerta de que las élites buscan «el control absoluto del pensamiento, la palabra y la acción» de toda la población. El cardenal lanzó una seria advertencia de que ve una fusión de las organizaciones capitalistas occidentales con China, formando un nuevo «capital-socialismo unificado».
Müller explica la situación de este modo: «el capitalismo especulador, los gigantes de la gran tecnología de los países occidentales» y el «comunismo de la República Popular China»- están hoy «convergiendo y fusionándose en un capital-socialismo unificado», produciendo un «nuevo colonialismo».
El prelado coincide con miles de demócratas que se están organizando para resistir el "Gran Reseteo" (o Gran Reajuste) en que ese programa utiliza la crisis provocada por la pandemia como excusa para una remodelación fundamental de la forma en que los seres humanos convivimos.
La inmensa mayoría de los políticos del mundo ven con miedo la democracia y la rechazan porque limita sus poderes y otorga al pueblo la capacidad de decidir con su voto el rumbo del mundo. Ellos, abrazados a la tiranía, quieren acabar con esos limites y riesgos y están decididos a imponer un poder inatacable e indestructible, lo que equivale a instaurar una tiranía mundial que imite el poder vigente en China, donde un partido único, fuerte, blindado, dominador de todo y armado hasta los dientes, gobierna a rebaños domesticados de ciudadanos sin capacidad alguna de influir en el destino de su nación y de sus vidas.
Si desea más información reciente sobre este proyecto esclavizador, pulse AQUÍ o AQUÍ también.
Francisco Rubiales
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¿Por que ese proyecto de cambio profundo mundial merece la oposición y el rechazo de todos los demócratas? Es sencillo: porque instaura la tiranía en lugar de la democracia, porque llega impuesto por las élites, sin contar con la opinión de los ciudadanos, y porque lo que pretende es anular libertades y derechos, creando un régimen donde el Estado será tan fuerte y estará tan blindado que será inatacable e indestructible. En la práctica, significa un retorno camuflado a los tiempos antiguos donde los monarcas y emperadores eran casi dioses.
Pero hay otras razones. Suprimir la democracia equivale a suprimir los controles al poder y las garantías de que el hombre puede participar en la construcción de su destino. Es como regresar al tiempo de los faraones o de los emperadores persas, donde no existía otro poder que el de las élites, quedando el pueblo reducido a la condición de esclavos.
Davos asegura que el Gran Reseteo será aceptado sin rechistar por los ciudadanos.
Pero ese vaticinio de aceptación mundial del gran cambio puede equivocarse porque hay ya grandes voces que alertan al mundo ante la gran conspiración totalitaria en marcha.
Una de esas voces es la del cardenal Gerhard Müller, prefecto emérito de la Congregación para la Doctrina de la Fe, quien alerta de que las élites buscan «el control absoluto del pensamiento, la palabra y la acción» de toda la población. El cardenal lanzó una seria advertencia de que ve una fusión de las organizaciones capitalistas occidentales con China, formando un nuevo «capital-socialismo unificado».
Müller explica la situación de este modo: «el capitalismo especulador, los gigantes de la gran tecnología de los países occidentales» y el «comunismo de la República Popular China»- están hoy «convergiendo y fusionándose en un capital-socialismo unificado», produciendo un «nuevo colonialismo».
El prelado coincide con miles de demócratas que se están organizando para resistir el "Gran Reseteo" (o Gran Reajuste) en que ese programa utiliza la crisis provocada por la pandemia como excusa para una remodelación fundamental de la forma en que los seres humanos convivimos.
La inmensa mayoría de los políticos del mundo ven con miedo la democracia y la rechazan porque limita sus poderes y otorga al pueblo la capacidad de decidir con su voto el rumbo del mundo. Ellos, abrazados a la tiranía, quieren acabar con esos limites y riesgos y están decididos a imponer un poder inatacable e indestructible, lo que equivale a instaurar una tiranía mundial que imite el poder vigente en China, donde un partido único, fuerte, blindado, dominador de todo y armado hasta los dientes, gobierna a rebaños domesticados de ciudadanos sin capacidad alguna de influir en el destino de su nación y de sus vidas.
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Francisco Rubiales