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El inquietante cónclave de de los poderosos



Los escándalos por corrupción y abuso no cesan. El Partido Popular valenciano en pleno ha sido imputado y la lista de ladrones del PSOE de Andalucía imputados o investigados es interminable. El matrimonio entre la clase política española y el delito es escalofriante y está en pleno idilio.
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Los líderes máximos llegan henchidos de poder, en coches de alta gama, oscuros y blindados, rodeados de guardaespaldas y contemplados con respeto por sus secuaces. Llegan para reunirse y decidir los destinos de la sociedad. Ellos saben que son los dueños de las calles y que tienen a su favor jueces, fiscales, policías y periodistas. Se les ve felices porque se saben poderosos y que el destino y hasta la vida de muchos dependen de sus caprichos.

Los grupos que ellos lideran suelen tener muchas cuentas pendientes con la ley por robo, corrupción, delitos fiscales, enriquecimiento ilícito, falsedad de documentos y otras fechorías. Casi ninguno de ellos puede explicar racionalmente sus abultados patrimonios. Hay grupos investigados por haber recibido dinero de potencias extranjeras y otros por haber comprado votos y apoyos con dinero del Estado. Entre ellos hay sospechosos de maltrato a sus parejas y demasiados con cuentas sin pagar en comercios y establecimientos varios. Son muchos los que cobran subvenciones y ayudas sin merecerlas y no pocos tienen un largo historial de delitos y faltas por entregar dinero del Estado a quienes no tenían derecho a recibirlo y por negárselo a los que lo merecían. Casi todos son encubridores de los delitos de sus amigos y colegas y entre ellos reinan la complicidad, la ley del silencio y la omertá.

A todos les gusta comer bien en restaurantes caros y disfrutar del lujo y de los placeres que sólo están al alcance de las élites. Si miras algunas de sus muñecas verás, bajo la chaqueta y la camisa, relojes de mas de 20.000 euros. Hablan como caballeros bien educados, pero no suelen comportarse como tales. Casi todos ellos tienen queridas y muchos de sus antiguos matrimonios quedaron rotos a causa del poder y del dinero.

La lista de fechorías es grande, pero la de sospechas es interminable: compra de jueces, de periodistas y de otros profesionales, financiación encubierta, filtraciones interesadas, tráfico de influencias, revelación de secretos, comisiones cobradas de todo tipo, urbanismo salvaje, colaboración encubierta con empresas amigas, contratación de familiares y amigos y hasta blanqueo de capitales.

Algunos de esos grupos quieren dinamitar el Estado y otros defienden con descaro a asesinos y terroristas. No son pocos los que incumplen las sentencias de los altos tribunales de Justicia y los que se burlan del fisco y acumulan delitos fiscales de distinto tipo. Algunos han sido acusados de cobrar sobres opacos desde hace años Ciertos grupos hasta tienen policías propias y otros son investigados por haber hecho desaparecer miles de millones de euros del dinero del pueblo.

La lista de "delitos" no tipificados, es casi infinita: cobro de comisiones indebidas, falsificación de curriculum, exhibición de méritos y títulos académicos inexistentes, utilización de prestanombres y testaferros, ocultación de dinero en paraísos fiscales, acoso sexual y un larguísimo etcétera que refleja concentración de osadía, abuso de poder y un bajísimo nivel ético.

En apariencia se llevan bien entre ellos, pero cuando discuten y se disputan poder y territorios se comportan como fieras, se increpan, insultan y amenazan como energúmenos.

¿Sebe usted de quienes estamos hablando? Usted creerá que se trata de una concentración de los capos de la mafia de Chicago en los años veinte del pasado siglo, con las bandas de Capone y otras presentes, pero en realidad se trata, aunque parezca increíble, de los miembros de un pleno del actual Congreso de los diputados de España.

Si ampliamos el análisis a los parlamentos autonómicos, allí podríamos encontrarnos, además, con verdaderos ladrones, pederastas y muchos diputados con antecedentes penales suficientes para no ser admitidos en cualquier empresa decente del país.


(Este artículo, redactado tras contemplar el pobre y degradante espectáculo de la investidura de Pedro Sánchez y el decepcionante comportamiento de los partidos, minados por el egoísmo y el deterioro moral, está dedicado con admiración a esos españoles incansables, todavía pocos pero en crecimiento, que creen que democracia equivale a limpieza y que siguen soñando con una política limpia y decente para nuestra España, a pesar de sus reiteradas frustraciones y decepciones).


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Miércoles, 16 de Marzo 2016
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