Destrucción en el centro de Barcelona
La España de hoy, con sus cárceles llenas de delincuentes y asesinos, sus autonomías gobernadas por mediocres, miserables y hasta golpistas, muchos de sus dirigentes políticos sentados en los tribunales de justicia, atiborrada de corrupción y con los ladrones tratados como héroes que salen a diario en los telediarios, está irreconocible y se parece muy poco a aquella de medio siglo atrás, que era honrada a carta cabal, educada, austera, decente y adoradora de valores como la honradez, el honor, la lealtad y el amor a la patria.
?Qué nos ha ocurrido para caer tan bajo?
Todo tiene explicación y es tan lógica como una suma: Los dos grandes partidos políticos que han gobernado el país y los partidos nacionalistas que les han apoyado con sus votos, catalanes y vascos, se han podrido tanto que han infectado de podredumbre y vicio toda la nación, contagiándole su corrupción, abuso de poder, impunidad y cientos de suciedades y canalladas, comportamientos que han asolado, política y moralmente España, fabricando verdaderas manadas de sinvergüenzas y pervertidos, casi siempre seguidoras de líderes desalmados y depravados.
La maldad irradiada por los políticos y sus partidos ha hecho posible que hoy sean reales cosas que hace apenas unas décadas eran inimaginables: estafas masivas, promesas electorales incumplidas, cajas de ahorros saqueadas, miles de políticos convertidos en millonarios sin que nadie se lo explique, abusos de poder, robos masivos de dinero público, impuestos confiscatorios, un Estado monstruoso e imposible de financiar, una democracia putrefacta y un profundo hundimiento de casi todos los valores.
La obra maestra de nuestros políticos ha sido, sin duda, pudrir España a velocidad de vértigo, una de cuyas muestras visibles es el actual gobierno, una coalición espantosa donde los socialistas, aquellos que no hace mucho se vanagloriaban de sus “cien años de honradez” y se proclamaban defensores de la Constitución, se han unido en alianza con la escoria de la nación: totalitarios, golpistas, nazis supremacistas y defensores del terrorismo, todos ellos empeñados en destruir la nación.
Un gobierno como el actual, integrado por ministros acusados de delinquir o bajo suspecha y aliado a fuerzas miserables, bajunas y anti españolas, habria sido inimaginable hace apenas tres décadas.
Campeones del fango, esos partidos españoles llevan décadas sin crear ilusión ni esperanza ni futuro, convirtiendo la política en basura, como si fuera un combate de lucha libre donde se destruye todo y no se construye nada.
Se han ganado a pulso el desprecio y el rechazo del pueblo olvidando que el fin último de la política es conseguir la felicidad de los ciudadanos. Cuando nos llegue el conflicto que ellos, con su irresponsabilidad y mal gobierno, alimentan cada día, o cuando llegue un Bolsonaro que los arroje al cubo de la basura, entonces se lamentarán y culparán a otros, quizás al mismo pueblo, del desastre que han provocado ellos, comportandose como gusanos pervertidos y sometiendo a España a una política de vertedero.
Francisco Rubiales
?Qué nos ha ocurrido para caer tan bajo?
Todo tiene explicación y es tan lógica como una suma: Los dos grandes partidos políticos que han gobernado el país y los partidos nacionalistas que les han apoyado con sus votos, catalanes y vascos, se han podrido tanto que han infectado de podredumbre y vicio toda la nación, contagiándole su corrupción, abuso de poder, impunidad y cientos de suciedades y canalladas, comportamientos que han asolado, política y moralmente España, fabricando verdaderas manadas de sinvergüenzas y pervertidos, casi siempre seguidoras de líderes desalmados y depravados.
La maldad irradiada por los políticos y sus partidos ha hecho posible que hoy sean reales cosas que hace apenas unas décadas eran inimaginables: estafas masivas, promesas electorales incumplidas, cajas de ahorros saqueadas, miles de políticos convertidos en millonarios sin que nadie se lo explique, abusos de poder, robos masivos de dinero público, impuestos confiscatorios, un Estado monstruoso e imposible de financiar, una democracia putrefacta y un profundo hundimiento de casi todos los valores.
La obra maestra de nuestros políticos ha sido, sin duda, pudrir España a velocidad de vértigo, una de cuyas muestras visibles es el actual gobierno, una coalición espantosa donde los socialistas, aquellos que no hace mucho se vanagloriaban de sus “cien años de honradez” y se proclamaban defensores de la Constitución, se han unido en alianza con la escoria de la nación: totalitarios, golpistas, nazis supremacistas y defensores del terrorismo, todos ellos empeñados en destruir la nación.
Un gobierno como el actual, integrado por ministros acusados de delinquir o bajo suspecha y aliado a fuerzas miserables, bajunas y anti españolas, habria sido inimaginable hace apenas tres décadas.
Campeones del fango, esos partidos españoles llevan décadas sin crear ilusión ni esperanza ni futuro, convirtiendo la política en basura, como si fuera un combate de lucha libre donde se destruye todo y no se construye nada.
Se han ganado a pulso el desprecio y el rechazo del pueblo olvidando que el fin último de la política es conseguir la felicidad de los ciudadanos. Cuando nos llegue el conflicto que ellos, con su irresponsabilidad y mal gobierno, alimentan cada día, o cuando llegue un Bolsonaro que los arroje al cubo de la basura, entonces se lamentarán y culparán a otros, quizás al mismo pueblo, del desastre que han provocado ellos, comportandose como gusanos pervertidos y sometiendo a España a una política de vertedero.
Francisco Rubiales