La pelea del gorila con España, su imparable escalada verbal sólo se explica desde la necesidad que tiene el líder totalitario bolivariano de desviar la atención de sus "subditos" hacia problemas externos en momentos en que la pobreza, la violencia y el desorden están arruinando su poder.
El odio a España, país poderoso y dominante en el pasado venezolano y fuerte hoy por la pujanza de sus empresas, es el instrumento ideal para que Chavez consiga galvanizar a una población venezolana que ya se siente cansada de tanto gorileo torpe, insensato y totalitario.
La gran mayoría de los venezolanos se está dando cuenta ya de que el gobierno de Hugo Chávez es un desastre, una estafa, un gran fraude, que conduce directamente hacia el barranco del castro comunismo.
La defensa principal del chavismo en estos momentos son los escuadrones de la muerte que están organizando los agentes del G-2 cubano enviados por Fidel, desplegados por todo el país. Son grupos entrenados y dotados de armas de última tecnología, que se encargan de poner orden, a punta de plomo, en aquellas ciudades donde las manifestaciones estudiantiles no han cesado. Los grupos están formados por cubanos y jóvenes venezolanos que fueron seleccionados de entre los que viajan a la isla para su ideologización y adoctrinamiento.
Chavez no cuenta ya con el apoyo de los pobres, como hace nueve años. Por el contrario, los informes de la inteligencia resultan extremadamente preocupantes para un gobierno que se jacta de tener un apoyo popular importante. Esos informes reflejan la verdad: hay malestar, descontento y rabia, sobre todo en los sectores más humildes y más necesitados, es decir, en los barrios que hace nueve años apoyaron a Chávez. ¿La razón? En los barrios es donde más se siente la inseguridad que está matando diariamente a decenas de venezolanos. Es en los barrios donde más se siente la escasez de productos básicos como la leche, el azúcar, la harina precocida, el arroz y los huevos. Se han contabilizado cerca de 280 protestas de calle en las últimas seis semanas contra la inseguridad, la falta de agua potable, el pésimo servicio de energía eléctrica, las calles en mal estado, los hospitales inservibles, las casas prometidas y no entregadas...
Mientras Chávez regala casi 20.000 millones de dólares a sus amigos latinoamericanos (Fidel, Evo, Kirchner, Correa, Ortega y otros) contra la voluntad popular, los venezolanos sufren necesidades, viven rodeados de inseguridad y se resisten a aprobar una reforma constitucional que convertirá a Hugo Chavez en el presidente eterno del país, una reforma genuinamente totalitaria que, en algunos aspectos, es más radical que las vigentes en Cuba y en la vieja Unión Soviética y que incluye dominio del Estado sobre Internet, los teléfonos móviles, la educación de los hijos y hasta limitaciones drásticas al concepto de propiedad privada, con un Estado todopoderoso que obligará a los propietarios de más de una viviendas a entregarlas al poder público.
El rey Juan Carlos se ha convertido, sin pretenderlo, el mejor aliado de un Hugo Chavez acorralado que, para salvarse, está alimentando el odio de sus compatriotas contra una España que hace apenas unos días era aliada y a la que ahora se le atribuyen todo tipo de crímenes, corte de gargantas de los indígenas del pasado, empresas imperiolistas, complicidad en golpes de Estados, etc.
Es la cosecha que Zapatero merece recoger por alejarse de los demócratas y cultivar amistades tan peligrosas. El bisoño Zapatero debería aprender, de una vez por todas, que el gorila nunca puede ser un animal de compañía.
El odio a España, país poderoso y dominante en el pasado venezolano y fuerte hoy por la pujanza de sus empresas, es el instrumento ideal para que Chavez consiga galvanizar a una población venezolana que ya se siente cansada de tanto gorileo torpe, insensato y totalitario.
La gran mayoría de los venezolanos se está dando cuenta ya de que el gobierno de Hugo Chávez es un desastre, una estafa, un gran fraude, que conduce directamente hacia el barranco del castro comunismo.
La defensa principal del chavismo en estos momentos son los escuadrones de la muerte que están organizando los agentes del G-2 cubano enviados por Fidel, desplegados por todo el país. Son grupos entrenados y dotados de armas de última tecnología, que se encargan de poner orden, a punta de plomo, en aquellas ciudades donde las manifestaciones estudiantiles no han cesado. Los grupos están formados por cubanos y jóvenes venezolanos que fueron seleccionados de entre los que viajan a la isla para su ideologización y adoctrinamiento.
Chavez no cuenta ya con el apoyo de los pobres, como hace nueve años. Por el contrario, los informes de la inteligencia resultan extremadamente preocupantes para un gobierno que se jacta de tener un apoyo popular importante. Esos informes reflejan la verdad: hay malestar, descontento y rabia, sobre todo en los sectores más humildes y más necesitados, es decir, en los barrios que hace nueve años apoyaron a Chávez. ¿La razón? En los barrios es donde más se siente la inseguridad que está matando diariamente a decenas de venezolanos. Es en los barrios donde más se siente la escasez de productos básicos como la leche, el azúcar, la harina precocida, el arroz y los huevos. Se han contabilizado cerca de 280 protestas de calle en las últimas seis semanas contra la inseguridad, la falta de agua potable, el pésimo servicio de energía eléctrica, las calles en mal estado, los hospitales inservibles, las casas prometidas y no entregadas...
Mientras Chávez regala casi 20.000 millones de dólares a sus amigos latinoamericanos (Fidel, Evo, Kirchner, Correa, Ortega y otros) contra la voluntad popular, los venezolanos sufren necesidades, viven rodeados de inseguridad y se resisten a aprobar una reforma constitucional que convertirá a Hugo Chavez en el presidente eterno del país, una reforma genuinamente totalitaria que, en algunos aspectos, es más radical que las vigentes en Cuba y en la vieja Unión Soviética y que incluye dominio del Estado sobre Internet, los teléfonos móviles, la educación de los hijos y hasta limitaciones drásticas al concepto de propiedad privada, con un Estado todopoderoso que obligará a los propietarios de más de una viviendas a entregarlas al poder público.
El rey Juan Carlos se ha convertido, sin pretenderlo, el mejor aliado de un Hugo Chavez acorralado que, para salvarse, está alimentando el odio de sus compatriotas contra una España que hace apenas unos días era aliada y a la que ahora se le atribuyen todo tipo de crímenes, corte de gargantas de los indígenas del pasado, empresas imperiolistas, complicidad en golpes de Estados, etc.
Es la cosecha que Zapatero merece recoger por alejarse de los demócratas y cultivar amistades tan peligrosas. El bisoño Zapatero debería aprender, de una vez por todas, que el gorila nunca puede ser un animal de compañía.