Bromas, simpatía y hasta caricias entre la comunista y el golpista delincuente. España vejada por representantes políticos sin ética ni respeto al pueblo y a la ley
La entrevista de la vicepresidenta del gobierno de España con el delincuente prófugo Puigdemont es uno de los capítulos más sucios y miserables de la política española junto con el terrorismo de Estado que patrocinó Felipe González y los sangrientos atentados de Atocha, aquellos que dieron el poder a Zapatero.
Por su significado en el ámbito de la democracia y en las relaciones internacionales, esa entrevista tiene más alcance y bajeza que el indulto de Pedro Sánchez a los golpistas, que la rebaja de penas y liberación de mas de mil violadores y pedófilos y que la supresión arbitraria y corrupta del delito de sedición, que deja las manos libres a golpistas y violadores de la Constitución española.
Es tan vergonzosa la entrevista, que Moncloa, que ha sido la que la ha planificado para facilitar la investidura de Sánchez, ha tenido que desmarcarse de ese encuentro, digno de aparecer en el álbum de las inmundicias políticas y morales de España.
A los delincuentes se les trata como tales y si no se hace, se cometen delitos como la complicidad y otros de índole moral. El blanqueo de un prófugo conspirador, que ha querido romper España, sólo porque al presidente del gobierno le interesan sus votos, es una inmundicia nauseabunda de tal envergadura que hasta avergonzaría a dictadores africanos.
Pero España ya es un país castrado, con su opinión pública atolondrada y su sociedad civil asesinada por los políticos, que han ocupado y controlan todos sus espacios y reductos: la universidad, las empresas, las asociaciones sin ánimo de lucro, los colegios profesionales, la banca, los medios de comunicación y un largo etcétera.
Hechos como la rendición ante Puigdemont, la amnistía en marcha y los referendos de autodeterminación que se están preparando demuestran que España no es una democracia, sino un contubernio de aprovechados y corruptos que controlan el Estado.
Desde el punto de vista del poder real, España tiene ya un Estado con más de dos tercios de comunismo puro.
Fuentes de Moncloa han asegurado que Yolanda Díaz va "en nombre de Sumar y que no representa al PSOE en ese viaje". Pero se trata de una mentira flagrante porque va en representación del gobierno, del que es vicepresidenta, y para trabajar en favor de Pedro Sánchez, líder del PSOE, que la utiliza para ganarse a Puigdemont y lograr los votos de su partido que necesita para ser investigo.
Los españoles tragan con todo y ya no reaccionan ante la bajeza, la suciedad y el delito. Esa es la gran tragedia de España, un país capado y cobarde como pocos en la Historia.
Francisco Rubiales
Por su significado en el ámbito de la democracia y en las relaciones internacionales, esa entrevista tiene más alcance y bajeza que el indulto de Pedro Sánchez a los golpistas, que la rebaja de penas y liberación de mas de mil violadores y pedófilos y que la supresión arbitraria y corrupta del delito de sedición, que deja las manos libres a golpistas y violadores de la Constitución española.
Es tan vergonzosa la entrevista, que Moncloa, que ha sido la que la ha planificado para facilitar la investidura de Sánchez, ha tenido que desmarcarse de ese encuentro, digno de aparecer en el álbum de las inmundicias políticas y morales de España.
A los delincuentes se les trata como tales y si no se hace, se cometen delitos como la complicidad y otros de índole moral. El blanqueo de un prófugo conspirador, que ha querido romper España, sólo porque al presidente del gobierno le interesan sus votos, es una inmundicia nauseabunda de tal envergadura que hasta avergonzaría a dictadores africanos.
Pero España ya es un país castrado, con su opinión pública atolondrada y su sociedad civil asesinada por los políticos, que han ocupado y controlan todos sus espacios y reductos: la universidad, las empresas, las asociaciones sin ánimo de lucro, los colegios profesionales, la banca, los medios de comunicación y un largo etcétera.
Hechos como la rendición ante Puigdemont, la amnistía en marcha y los referendos de autodeterminación que se están preparando demuestran que España no es una democracia, sino un contubernio de aprovechados y corruptos que controlan el Estado.
Desde el punto de vista del poder real, España tiene ya un Estado con más de dos tercios de comunismo puro.
Fuentes de Moncloa han asegurado que Yolanda Díaz va "en nombre de Sumar y que no representa al PSOE en ese viaje". Pero se trata de una mentira flagrante porque va en representación del gobierno, del que es vicepresidenta, y para trabajar en favor de Pedro Sánchez, líder del PSOE, que la utiliza para ganarse a Puigdemont y lograr los votos de su partido que necesita para ser investigo.
Los españoles tragan con todo y ya no reaccionan ante la bajeza, la suciedad y el delito. Esa es la gran tragedia de España, un país capado y cobarde como pocos en la Historia.
Francisco Rubiales