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El gobierno de Pedro Sánchez es una eficaz y perversa fábrica de pobres



Consciente de que los pobres votan a la izquierda y los ricos a la derecha, el gobierno de Pedro Sánchez, lleno de ambición y sin escrúpulos ni respeto a España y a la democracia, se ha convertido en una inmensa, eficaz y asquerosa fábrica de pobres.

Cuando un gobierno fabrica pobreza es que está podrido y dominado por el mal. La nación que lo padece tiene que expulsarlo del poder, si quier sobrevivir. El gobierno de Sánchez, aunque parezca increíble, se siente feliz con la terrible crisis económica provocada por la pandemia y su pésima gestión del poder, que está llenando España de nuevos pobres y convirtiendo nuestra nación en un país del Tercer Mundo. África, por culpa de Pedro Sánchez, vuelve a empezar en los Pirineos.

Cuando la pobreza se consolide y España sea un país de desempleados subsidiados, despoblado de empresas y dependiente del Estado, entonces los socialistas y comunistas creen que ganarán siempre las elecciones y que la derecha sucumbirá.
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El diseño estratégico de Pedro Sánchez para controlar el poder en España "eternamente" consistía en empobrecer el país lo suficiente para que el Estado subsidiador fuera imprescindible y las masas de pobres votaran a la izquierda porque eso representaría una benéfica garantía de subsidios y ayudas públicas.

El coronavirus les ha ayudado porque ha acelerado dramáticamente el proceso de empobrecimiento de España, pero ha sido tan rápida y rotunda la caída de la economía que España se ha quedado sin dinero y el Estado no puede cumplir sus promesas de ayudas y subsidios masivos.

A principios del pasado mes de julio, la ONU alertaba sobre el avance de la pobreza en España, pero esperaba que el Ingreso Mínimo Vital paliara el enorme drama. Sim embargo, el gobierno, sin dinero, incumple su promesa y ese ingreso se otorga con cuentagotas y deja fuera a millones de necesitados.

Por ahora, Sánchez sobrevive gracias a un endeudamiento irresponsable y atroz, pero los mercados empiezan a preocuparse de que España no pueda devolver nunca tanto dinero y está cortando el grifo. Sánchez, agobiado porque necesita el dinero imperiosamente para comprar voluntades, medios de comunicación y votos, tiene puestas sus esperanzas en los 140.000 millones de euros que enviará Europa para salvar la economía española, unos fondos que el gobierno, sin la menor duda, empleará en salvarse a si mismo y en potenciar su poder a través del clientelismo.

Las voces más cuerdas en españa y Europa empiezan a alarmarse ante la mas que probable perspectiva de que el sátrapa que gobierna España utilice los fondos europeos de manera arbitraria y perversa, más en beneficio propio que de la nación y de sus ciudadanos.

Por eso, el control de ese dinero europeo se ha tornado crucial para el futuro de España. Si lo controla el dúo Sánchez-Iglesias, tendremos socialismo totalitario en el poder por muchas décadas, pero si se imponen la decencia y el espíritu democrático que queda en Europa, el nefasto "sanchismo" retrocederá y se abrirá paso la España próspera y decente que jamás vota a los tiranos y sinvergüenzas.

Como el presente de España es desolador y los problemas y fracasos se le acumulan al gobierno, Pedro Sánchez recurre de nuevo al odio y al pasado y saca de nuevo el fantasma de Franco, ul tipo al que el resto de los españoles han olvidado y del que sólo habla el gobierno porque le interesa enterrar sus miserias, carencias y fracasos del presente en el odio y la revancha que emergen de nuestra Guerra Civil.

La nueva Ley de Memoria Democrática, aprobada ayer en su primer paso, apela al revanchismo y al odio al pretender ilegalizar las asociaciones, ideas y pensamientos que recuerden a Franco, cuando no lo hacen con el comunismo, cien veces más asesino, ni con ETA, cuyos herederos son aliados del gobierno, también más asesina, fría y antidemocrática que el peor de los franquismos.

Con pocos diputados propios y necesitado de muchos aliados para poder gobernar, el gobierno de Sánchez se ha rodeado de la peor escoria antiespañola y de pequeños partidos que sueñan con destruir España, desde comunistas a separatistas y defensores del terrorismo, una verdadera chusma deplorable que está contaminando al PSOE y convirtiendo a ese partido en otra fuerza antiespañola.

Ese es el verdadero drama de España: un gobierno pervertido, una instituciones defensivas que no funcionan, desde la Monarquía a las Fuerzas Armadas, el Parlamento y la Justicia, y un pueblo cobarde, desorganizado, manipulado y envilecido por los políticos, incapaz de evitar el asesinato de la nación.

Francisco Rubiales

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Miércoles, 16 de Septiembre 2020
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