El cobro de impuestos es el capítulo que distingue hoy con más fuerza a la derecha y a la izquierda en España. La izquierda, que está en el gobierno, los sube y pretende subirlos todavía más, mientras que la derecha los baja y pretende reducirlos más cuando esté en el gobierno.
El cobro de impuestos se justifica para financiar servicios públicos y para ayudar a los pobres, pero en la España que construye la izquierda los servicios son de escasa calidad, cada día hay más pobres y lo único que se incrementa es el patrimonio personal de miles de políticos y el dinero que manejan los partidos. En España, el numero de políticos mantenidos por el Estado es mayor que los que tienen Francia, Alemania e Inglaterra juntos.
Madrid, donde el gobierno de Isabel Díaz Ayuso ha bajado sustancialmente los impuestos, se ha convertido en la región más próspera de España y en la que más crecen los empleos y la riqueza. Las empresas acuden a Madrid y abandonan anteriores emplazamientos por temor a los impuestos abusivos, entre otras razones.
En tiempos del emperador romano Trajano, los impuestos suponían el 5%. Le aconsejaron que los subiera otro 5% para costear sus campañas militares, pero el emperador se negó porque pensaba que era un abuso cobrar un 10% de impuestos. Hoy los falsos demócratas nos cobran más del 50%. Si Roma hubiera cobrado impuestos como los que hoy nos cobran el PSOE y sus hermanos comunistas, nunca habrían sido el gran imperio que fueron sino un país insignificante, y habrían terminado devorados por los macedonios, los persas o los cartagineses.
En general, la codicia de los estados en los tiempos actuales de presunta "democracia" es superior a la que existía en las viejas tiranías, el feudalismo y los absolutismos.
En 2015 España era el país número 19 de la lista de países que cobran más impuestos en el mundo, pero mientras los impuestos descienden hoy en muchos países para relanzar las economías, en España crecen. España estaba por detrás de Francia e Italia, pero hoy las ha adelantado, no sólo en cantidad sino también en la calidad de los impuestos, que es baja y abusiva.
La vigencia en España de impuestos que en otros países han desaparecido y se están extinguiendo por ser abusivos e inmorales, como los del Patrimonio y Sucesiones y la injusticia que representa en España el cobro de las plusvalías, claramente de doble imposición, confiscatorias y esquilmadoras, convierten al país en un ejemplo mundial de depredación y expoliación del ciudadano.
España es hoy el único país de Europa que cobra el impuesto del Patrimonio, un claro ejemplo de escarnio y robo legalizado, practicado por un gobierno de codicia irrefrenable. Pagar por el patrimonio que se tiene, por el que ya se han pagado los correspondientes impuestos, es una injusticia escandalosa, que ha tenido que desaparecer en prácticamente todo el planeta, menos en España.
El asunto de los impuestos en España no es superficial ni secundarios sino vital. El país está al borde de la ruina con un gobierno manirroto y lleno de codicia que renuncia a ser austero, que gasta con locura y que se endeuda de manera suicida, hipotecando el futuro de varias generaciones de españoles. La única vía conocida para reactivar la economía es reducir los impuestos, justo lo que el gobierno social comunista de Sánchez se niega a hacer, despertando la sospecha de que lo que los gobernantes buscan es la ruina de la nación.
Aunque no existen datos actualizados, España debe estar ya entre los tres primeros países de Europa que más impuestos cobra, ya que todos, incluso Francia e Italia, que antes estaban por encima, los han reducido para activar la economía.
Los impuestos, a lo largo de la Historia, los han cobrado las clases dominantes para financiar sus guerras, su protección y sus lujos. Los países actuales, salvo excepciones, son los que más impuestos cobran en toda la Historia, más que los señores feudales y que los antiguos emperadores de Egipto o Persia, con fama de expoliadores.
España, al estar en puestos de cabeza en la depredación fiscal mundial, además de financiar los lujos de la clase dominante, emplea grandes cantidades del dinero de los ciudadanos en comprar voluntades y medios de comunicación y en financiar el propio poder del gobierno, repartiendo oleadas de subvenciones (unos 130.000 millones de euros al año) entre sus empresas y chiringuitos amigos, muchos de ellos promotores del feminismo y la cultura marxista.
Francisco Rubiales
El cobro de impuestos se justifica para financiar servicios públicos y para ayudar a los pobres, pero en la España que construye la izquierda los servicios son de escasa calidad, cada día hay más pobres y lo único que se incrementa es el patrimonio personal de miles de políticos y el dinero que manejan los partidos. En España, el numero de políticos mantenidos por el Estado es mayor que los que tienen Francia, Alemania e Inglaterra juntos.
Madrid, donde el gobierno de Isabel Díaz Ayuso ha bajado sustancialmente los impuestos, se ha convertido en la región más próspera de España y en la que más crecen los empleos y la riqueza. Las empresas acuden a Madrid y abandonan anteriores emplazamientos por temor a los impuestos abusivos, entre otras razones.
En tiempos del emperador romano Trajano, los impuestos suponían el 5%. Le aconsejaron que los subiera otro 5% para costear sus campañas militares, pero el emperador se negó porque pensaba que era un abuso cobrar un 10% de impuestos. Hoy los falsos demócratas nos cobran más del 50%. Si Roma hubiera cobrado impuestos como los que hoy nos cobran el PSOE y sus hermanos comunistas, nunca habrían sido el gran imperio que fueron sino un país insignificante, y habrían terminado devorados por los macedonios, los persas o los cartagineses.
En general, la codicia de los estados en los tiempos actuales de presunta "democracia" es superior a la que existía en las viejas tiranías, el feudalismo y los absolutismos.
En 2015 España era el país número 19 de la lista de países que cobran más impuestos en el mundo, pero mientras los impuestos descienden hoy en muchos países para relanzar las economías, en España crecen. España estaba por detrás de Francia e Italia, pero hoy las ha adelantado, no sólo en cantidad sino también en la calidad de los impuestos, que es baja y abusiva.
La vigencia en España de impuestos que en otros países han desaparecido y se están extinguiendo por ser abusivos e inmorales, como los del Patrimonio y Sucesiones y la injusticia que representa en España el cobro de las plusvalías, claramente de doble imposición, confiscatorias y esquilmadoras, convierten al país en un ejemplo mundial de depredación y expoliación del ciudadano.
España es hoy el único país de Europa que cobra el impuesto del Patrimonio, un claro ejemplo de escarnio y robo legalizado, practicado por un gobierno de codicia irrefrenable. Pagar por el patrimonio que se tiene, por el que ya se han pagado los correspondientes impuestos, es una injusticia escandalosa, que ha tenido que desaparecer en prácticamente todo el planeta, menos en España.
El asunto de los impuestos en España no es superficial ni secundarios sino vital. El país está al borde de la ruina con un gobierno manirroto y lleno de codicia que renuncia a ser austero, que gasta con locura y que se endeuda de manera suicida, hipotecando el futuro de varias generaciones de españoles. La única vía conocida para reactivar la economía es reducir los impuestos, justo lo que el gobierno social comunista de Sánchez se niega a hacer, despertando la sospecha de que lo que los gobernantes buscan es la ruina de la nación.
Aunque no existen datos actualizados, España debe estar ya entre los tres primeros países de Europa que más impuestos cobra, ya que todos, incluso Francia e Italia, que antes estaban por encima, los han reducido para activar la economía.
Los impuestos, a lo largo de la Historia, los han cobrado las clases dominantes para financiar sus guerras, su protección y sus lujos. Los países actuales, salvo excepciones, son los que más impuestos cobran en toda la Historia, más que los señores feudales y que los antiguos emperadores de Egipto o Persia, con fama de expoliadores.
España, al estar en puestos de cabeza en la depredación fiscal mundial, además de financiar los lujos de la clase dominante, emplea grandes cantidades del dinero de los ciudadanos en comprar voluntades y medios de comunicación y en financiar el propio poder del gobierno, repartiendo oleadas de subvenciones (unos 130.000 millones de euros al año) entre sus empresas y chiringuitos amigos, muchos de ellos promotores del feminismo y la cultura marxista.
Francisco Rubiales