Mi editorial, "Almuzara", me había preparado una entrevista en el programa "La noche menos pensada", de Radio Nacional de España, conducido por Manolo HH, para hablar de mi libro "Políticos, los nuevos amos". Me desplacé a Madrid y estaba en el hotel cuando me llamaron de la emisora: "el coche ya sale para recogerle. Esté preparado en el hotel porque llegará en media hora". Eran poco más de las doce de la noche. Tres minutos después me llama el propio Manolo HH. Compungido, me contó un "cuento": el hermano de mi mujer ha sufrido un infarto y tengo que marcharme de la emisora. No puedo entrevistarle. Le ruego me disculpe. Esta noche emitiremos entrevistas grabadas.
Los olores de la mentira y del miedo son inconfundibles y los periodistas viejos y curtidos en muchas batallas los percibimos con asombrosa facilidad, incluso a través de la línea telefónica.
Investigué y por fin he conseguido la certeza: sufrí un veto político. Manolo HH se justifica porque dice que recibió una llamada "del poder" que vetaba mi libro. Todo un acontecimiento: un veto político en democracia, en la radio pública.
Al poder no le gusta la crítica y hay periodistas que se prestan al sometimiento, que, lamentablemente, han renunciado a la independencia y a la verdad, quizás en espera de ser recompensados. Es una lástima y una lacra para la profesión.
Durante mi vida como periodista de la Agencia EFE he compartido tareas con muchos corresponsales de RNE, con Asunción Valdes, Joaquín Tagar, con Eduardo Sotillos, Rafael Ortega y otros muchos, cubriendo noticias en América y Europa. Siempre he visto en ellos a compañeros que, con independencia de las propias ideas, respetaban la verdad y ejercían como profesionales dignos y libres.
La experiencia con Manolo HH es mi primer encontronazo con la censura y la vileza en democracia, desde la muerte del dictador.
"Políticos, los nuevos amos" no es un libro censurable, sino un libro respetable. Tiene más de trescientas citas y soportes científicos en sus páginas, está prologado por un ex ministro del Reino de España (Manuel Pimentel) y ha sido publicado en una colección donde también publican B. Barber, W. Kristol, R. Kagan, C. Alarcón, R. Soriano y otras firmas de indiscutible prestigio. Su autor es doctor en periodismo, profesor universitario y posee una experiencia muy rica en periodismo de trincheras. Censurarlo es, además de un atentado contra la libertad, una horterada cateta.
He sido entrevistado sobre mi libro "Políticos, los nuevos amos" por casi una veintena de medios y sólo en uno, en RNE, he detectado la censura. Es duro y frustrante comprobar que el general sigue vivo en la radio pública española y que, después de aquel largo camino que tantos cubrimos de resistencias. carreras ante los "grises", hojas lanzadas en "vietnamitas", luchas por la libertad e ilusiones, tres décadas después de haber conquistado la democracia, la censura sigue actuando, impulsada por un gobierno presuntamente democrático o, lo que quizás sería peor, alentada por periodistas sometidos que sólo pretender hacer méritos ante el poder, en espera de ser recompensados.
Como ciudadano, sólo me queda una reacción digna ante el atropello: contarlo y borrar a RNE del dial de mi receptor. El boicot y la protesta rebelde e indignada es la única arma que le resta al ciudadano frente al totalitarismo. Lo contaré en mi blog, lo contaré en mis conferencias, se lo contaré muchas veces a mis alumnos de la universidad, se lo contaré a quien prologa mi libro, le pediré a mis amigos que me ayuden a difundirlo, lo mencionaré en mis conversaciones y hasta escribiré algunas cartas a algunos amigos con responsabilidades políticas para que sepan que el denostado general no sólo "habita" en su tumba del Valle de los Caídos, sino que está también vivo en la radio pública española.
A todos les pediré que borren a RNE del dial.
Los olores de la mentira y del miedo son inconfundibles y los periodistas viejos y curtidos en muchas batallas los percibimos con asombrosa facilidad, incluso a través de la línea telefónica.
Investigué y por fin he conseguido la certeza: sufrí un veto político. Manolo HH se justifica porque dice que recibió una llamada "del poder" que vetaba mi libro. Todo un acontecimiento: un veto político en democracia, en la radio pública.
Al poder no le gusta la crítica y hay periodistas que se prestan al sometimiento, que, lamentablemente, han renunciado a la independencia y a la verdad, quizás en espera de ser recompensados. Es una lástima y una lacra para la profesión.
Durante mi vida como periodista de la Agencia EFE he compartido tareas con muchos corresponsales de RNE, con Asunción Valdes, Joaquín Tagar, con Eduardo Sotillos, Rafael Ortega y otros muchos, cubriendo noticias en América y Europa. Siempre he visto en ellos a compañeros que, con independencia de las propias ideas, respetaban la verdad y ejercían como profesionales dignos y libres.
La experiencia con Manolo HH es mi primer encontronazo con la censura y la vileza en democracia, desde la muerte del dictador.
"Políticos, los nuevos amos" no es un libro censurable, sino un libro respetable. Tiene más de trescientas citas y soportes científicos en sus páginas, está prologado por un ex ministro del Reino de España (Manuel Pimentel) y ha sido publicado en una colección donde también publican B. Barber, W. Kristol, R. Kagan, C. Alarcón, R. Soriano y otras firmas de indiscutible prestigio. Su autor es doctor en periodismo, profesor universitario y posee una experiencia muy rica en periodismo de trincheras. Censurarlo es, además de un atentado contra la libertad, una horterada cateta.
He sido entrevistado sobre mi libro "Políticos, los nuevos amos" por casi una veintena de medios y sólo en uno, en RNE, he detectado la censura. Es duro y frustrante comprobar que el general sigue vivo en la radio pública española y que, después de aquel largo camino que tantos cubrimos de resistencias. carreras ante los "grises", hojas lanzadas en "vietnamitas", luchas por la libertad e ilusiones, tres décadas después de haber conquistado la democracia, la censura sigue actuando, impulsada por un gobierno presuntamente democrático o, lo que quizás sería peor, alentada por periodistas sometidos que sólo pretender hacer méritos ante el poder, en espera de ser recompensados.
Como ciudadano, sólo me queda una reacción digna ante el atropello: contarlo y borrar a RNE del dial de mi receptor. El boicot y la protesta rebelde e indignada es la única arma que le resta al ciudadano frente al totalitarismo. Lo contaré en mi blog, lo contaré en mis conferencias, se lo contaré muchas veces a mis alumnos de la universidad, se lo contaré a quien prologa mi libro, le pediré a mis amigos que me ayuden a difundirlo, lo mencionaré en mis conversaciones y hasta escribiré algunas cartas a algunos amigos con responsabilidades políticas para que sepan que el denostado general no sólo "habita" en su tumba del Valle de los Caídos, sino que está también vivo en la radio pública española.
A todos les pediré que borren a RNE del dial.