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El fracaso de los borbones en España



Un día como ayer, el 16 de noviembre de 1700, llegó a España el primer rey de la familia Borbón, sin saber una palabra del idioma español, lleno de torpeza y creando problemas que todavía persisten. Aquel Felipe de Anjou, que reinó con el nombre de Felipe V, fue el primer rey de la dinastía Borbón y puede que el actual Felipe VI sea el último de esa familia reinante, cuyo balance general está más cerca de la decepción y del fracaso que del éxito. Han sido tres largos siglos de monarquía lamentable, que quizás se ha salvado de ser expulsada del poder porque los políticos de España, durante ese tiempo, han sido todavía más nefastos y decepcionantes.

Desde Fernando VII, todos los reyes de España han fracasado. Los errores de los dos últimos, Juan Carlos I y Felipe VI están siendo aprovechados por los republicanos para arremeter contra la monarquía, poniendo en peligro la Corona, una institución que hace medio siglo, cuando la democracia despuntaba en España, gozaba de una salud espléndida.

Fernando VII fue un felón, traidor y cobarde, que frenó el progreso de España por más de un siglo; su hija, la reina Isabel, una ninfómana caprichosa y frívola que ni siquiera sabía quien era el padre de sus hijos; Alfonso XII nunca estuvo a la altura de su misión; Alfonso XIII fue un cobarde que huyó del país dejándolo cuando le caía encima una guerra civil; juan Carlos I, recibido con entusiasmo como rey de la nueva democracia española, fue un corrupto mujeriego que se hizo multimillonario; su hijo, el rey Felipe VI, está fracasando al no hacer nada por salvar España ante los embates totalitarios, destructivos y traiciones del dúo gobernante integrado por Pedro Sánchez y Pablo Iglesias.
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La Corona española está hoy en peligro, no tanto porque Pedro Sánchez y Pablo Iglesias la quieran sustituir por una república manejada por politicastros como ellos, sino porque los reyes de España no están dando la talla y el último de ellos, el actual rey Felipe, está cambiando, con velocidad de vértigo, su gran popularidad como rey preparado y moderno por un creciente rechazo de la ciudadanía que antes le apoyaba, la cual le reprocha ahora su silencio, su inactividad y su sumisión ante las atrocidades contra la nación que protagoniza el gobierno de Pedro Sánchez y la chusma separatista y llena de odio a España con la que se ha aliado.

Las encuestas reflejan un preocupante descenso de popularidad de la Corona española, que hace cuatro décadas era la más popular de Europa, porque millones de ciudadanos no entienden que el rey no haga nada para detener las agresiones a España de Pedro Sánchez y su gobierno, integrado por totalitarios y apoyado por los peores enemigos de España.

El rey Felipe se encontraba en un momento propicio para restablecer el crédito de la Corona y de su familia, después de los escándalos de su padre, pero su cobardía y pasividad ante las agresiones de Pedro Sánchez a España le están enterrando en reproches y desilusión popular.

Al rey no lo quieren las izquierdas porque desean sustituirlo por una República, pero ya también le abandonan las derechas y los demócratas, poco a poco, por su pasividad ante las agresiones que está sufriendo España desde la izquierda y el nacionalismo gobernantes. El rey, si quiere conservar la Corona, no sólo necesita tener de su parte a la Constitución, sino que el pueblo, que es su gran defensa, le ame y le valore.

La familia Borbón no ha dado la talla, ni ha sabido cumplir con su importante misión de liderazgo. En realidad, ni siquiera ha sabido defender el enorme privilegio que representa ostentar una corona hereditaria en Europa y en un país como España.

Es cierto que el rey tiene los poderes muy limitados por la Constitución, pero no es menos cierto que, como jefe del Estado y de las Fuerzas Armadas tiene un enorme poder de persuasión e influencia que en modo alguno parece estar empleado para defender España.

Francisco Rubiales

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Martes, 17 de Noviembre 2020
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