La reacción del gobierno de Sánchez ante e incremento de asesinatos de mujeres por sus parejas ha sido aumentar la represión y el castigo del macho, un camino equivocado que ya ha demostrado que no sirve para atajar ese drama.
La crisis en el ministerio de Irene Montero tras constatarse que el mes de diciembre de 2022 ha sido el de más asesinatos de mujeres de los últimos siete años, está más que justificada. De hecho, ha provocado la convocatoria, por primera vez en su historia, del Comité de Crisis de Igualdad, con participantes de los ministerios de Igualdad, Interior y Justicia, además de la Fiscalía de Violencia sobre la Mujer y representantes de las comunidades autónomas donde se han producido los asesinatos.
Diciembre de 2022, con 11 mujeres víctimas de la violencia machista, es el peor diciembre de los últimos siete años. Pero además, Irene Montero sabe que es el tercer diciembre con mayor número de mujeres asesinadas de toda la serie histórica.
Diciembre de 2022 ha sido uno de los peores y más letales meses en la historia reciente de la violencia de género, y demuestra que el ministerio de Igualdad de Irene Montero no consigue frenar la terrorífica cifra de feminicidios que cada año sufren las mujeres en España. Las cifras totales del año tampoco son para mostrar mucha esperanza, cuando quedan pocas horas para cerrar 2022 el número total de víctimas mortales de la violencia de género alcanza la vergonzante cifra de 49 mujeres asesinadas, superando las 44 muertes machista de 2021 y las 46 de 2020.
De nada han servido las nuevas leyes, la marginación del hombre, condenado previamente como agresor, la exaltación del feminismo y la promoción del odio al varón. Han sido caminos equivocados porque han eliminado la empatía entre sexos, la colaboración y la promoción del amor. Estas feministas progres y socialistas solo saben odiar y reprimir al macho, una ruta que, además de injusta y anticonstitucional, promueve el delito desesperado y el rencor.
El "rencor de género" no es la solución del problema y a veces funciona como estímulo de algunos asesinos desesperados. No se trata de aumentar las penas o de formar a policías y jueces en la lucha contra el macho asesino, sino de apostar por el amor, la convivencia, la familia, la igualdad y la justicia.
Francisco Rubiales
La crisis en el ministerio de Irene Montero tras constatarse que el mes de diciembre de 2022 ha sido el de más asesinatos de mujeres de los últimos siete años, está más que justificada. De hecho, ha provocado la convocatoria, por primera vez en su historia, del Comité de Crisis de Igualdad, con participantes de los ministerios de Igualdad, Interior y Justicia, además de la Fiscalía de Violencia sobre la Mujer y representantes de las comunidades autónomas donde se han producido los asesinatos.
Diciembre de 2022, con 11 mujeres víctimas de la violencia machista, es el peor diciembre de los últimos siete años. Pero además, Irene Montero sabe que es el tercer diciembre con mayor número de mujeres asesinadas de toda la serie histórica.
Diciembre de 2022 ha sido uno de los peores y más letales meses en la historia reciente de la violencia de género, y demuestra que el ministerio de Igualdad de Irene Montero no consigue frenar la terrorífica cifra de feminicidios que cada año sufren las mujeres en España. Las cifras totales del año tampoco son para mostrar mucha esperanza, cuando quedan pocas horas para cerrar 2022 el número total de víctimas mortales de la violencia de género alcanza la vergonzante cifra de 49 mujeres asesinadas, superando las 44 muertes machista de 2021 y las 46 de 2020.
De nada han servido las nuevas leyes, la marginación del hombre, condenado previamente como agresor, la exaltación del feminismo y la promoción del odio al varón. Han sido caminos equivocados porque han eliminado la empatía entre sexos, la colaboración y la promoción del amor. Estas feministas progres y socialistas solo saben odiar y reprimir al macho, una ruta que, además de injusta y anticonstitucional, promueve el delito desesperado y el rencor.
El "rencor de género" no es la solución del problema y a veces funciona como estímulo de algunos asesinos desesperados. No se trata de aumentar las penas o de formar a policías y jueces en la lucha contra el macho asesino, sino de apostar por el amor, la convivencia, la familia, la igualdad y la justicia.
Francisco Rubiales