Información y Opinión

El fracaso absoluto del gobierno de Sánchez y su terrible responsabilidad



El fracaso del gobierno que preside Pedro Sánchez es tan evidente como la existencia del día y de la noche. Sólo los fanáticos pueden negarlo. El gobierno no sólo ha dejado abandonado a su pueblo, sino que ha propiciado la muerte masiva con sus errores e insensateces.

Nos hicieron contemplar hasta el vómito los muertos de los trenes de Atocha el 11M, los del Yak 42 lleno de militares y los del accidente del metro de Valencia, pero estos muertos, provocados por la letal negligencia y estupidez de socialistas y comunistas, nos los ocultan.

Los progres y militantes de la fracasada izquierda repiten que no es el momento de la crítica, sino de la unidad frente al coronavirus, pero eso no es cierto porque el totalitarismo y el crimen no merecen piedad ni tregua, sino lucha implacable. Transigir con el crimen nos convierte en criminales y con el totalitarismo no se transige ni se dialoga; sólo cabe el combate.
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Han querido ocultar los muertos, los errores fatales del gobierno y su inmensa responsabilidad en contagios y muertes. Se comportan como tiranos.
El gobierno, con sus malas artes y amplio dominio de la mentira, está procurando escurrir el bulto y disimular su rotundo fracaso, pero el pueblo español está obligado a grabar en su memoria y no olvidar jamás que ha sido abandonado y diezmado por los que nos gobiernan y disfrutan del poder y de los privilegios que les hemos otorgado para que nos defiendan y sean eficaces. Exigir castigo para los culpables de la tragedia es un deber democrático y una demanda de nuestros muertos. La memoria y la exigencia de castigo para los que han fallado son necesarias para la nuestra dignidad como pueblo y para la supervivencia de España.

De la enorme lista de errores cometidos por el gobierno, que van desde la adopción de medidas tarde a las represalias contra territorios gobernados por la oposición, sin descontar miles de muertes provocadas por incompetencia y negligencia, sobresalen dos que, según los expertos, conllevan responsabilidades criminales graves: el abandono de las residencias de ancianos, donde nuestros mayores han muerto en masa, abandonados y sin el trato sanitario que merecían, y el envío del personal sanitario al combate contra el coronvirus sin defensas y sin recursos. Son dos fallos criminales porque han provocado un indecente balance de muertes innecesarias, atribuibles por completo a la errónea acción del gobierno.

Por supuesto que existen, además del gobierno, otros implicados en el gran fracaso, entre ellos algunos gobiernos autonómicos, pero el gran responsable, por poseer el mando único que le otorga el estado de "Emergencia", no es otro que la autoridad gubernamental.

El fracaso ha sido tan estruendoso que, además de provocar muertes ha provocado también enormes daños a España y a su pueblo, por culpa de las mentiras, la compra de materiales sanitarios inservibles, la toma de decisiones equivocadas, la opacidad, la soberbia, el abuso de poder, el despilfarro y cientos de errores más, cuyo conjunto ha hecho de España el país del mundo con más muertes e infecciones por habitante y el que con más dureza padece y padecerá la consiguiente crisis económica. Los fallos, la arrogancia y el maltrato del gobierno a su pueblo también han generado en el resto del mundo rechazo democrático, escándalo, desprestigio y pérdida de peso a la marca España.

Hace apenas 24 horas, el presidente Sánchez era calificado de mentiroso por la gran cadena internacional CNN.

España, son la menor duda, ha tenido la peor suerte de su historia moderna al tener que hacer frente a la peor de las amenazas con el peor de los gobiernos posibles, un equipo inexperto, ineficaz, mentiroso, acomplejado, oscuro, antidemocratico, arbitrario y profundamente torpe, salvo en lo unico que manejan con pericia: la mentira y la propaganda.

Pero, por desgracia para ellos y para todos, el coronavirus no se derrota con mentiras, ni manipulando la información, ni ocultando la verdad, sino con eficacia y sensatez.

Dejar abandonados a miles de ancianos en sus residencias, convertidas en focos infectados, sin permitirles ser hospitalizados y sin proporcionarles el medicamento adecuado, salvo sedantes, es un crimen que clama al cielo y que la Justicia española tendrá que juzgar y castigar con todo rigor, como también ha sido un crimen execrable haber enviado a decenas de miles de sanitarios a luchar contra la pandemia sin practicarles tests y sin mascarillas, guantes y trajes de protección, cuyo resultado lógico ha sido decenas de miles de infectados, muchos muertos y haber convertido al colectivo sanitario español en el peor tratado del mundo por su gobierno.

A toda esta tragedia, agrandado por la torpeza y los errores de un gobierno oscuro, arrogante e insensato, hay que agregarle decenas de otros errores y fallos de enorme gravedad y hondo significado, como el de haber aprovechado el "Estado de Alarma" para gobernar dictatorialmente, aprobando medidas sin control parlamentario y burlando así la esencia de la democracia, o el de haber discriminado a las regiones de España, tratando mejor a las gobernadas por amigos que a las gobernadas por la oposición. Pero hay más locuras insensatas, como no haber sabido defender a las empresas, que son la fuente única de la riqueza y el empleo en todo país, provocando una masacre de autónomos y empresas sin parangón en toda Europa y en el mundo desarrollado.

Apelar a la unidad contra el coronavirus para silenciar la digna y necesaria protesta de un pueblo contra sus verdugos, como ahora pretende la izquierda, es intolerable porque hay crímenes de por medio que exigen rigor, condena y castigo inmediato.

Utilizar a los medios de comunicación sometidos al gobierno, muchos de ellos comprados con el dinero de los impuestos, para acallar las protestas, imponer la censura y crear un "escudo" que defienda al gobierno frente al castigo que merece no es más que otro rasgo del peor de los totalitarismos.

Francisco Rubiales

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Lunes, 11 de Mayo 2020
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