La prensa destaca que un fontanero gallego acusa a Sánchez de estafa y pone en peligro la investidura del dirigente socialista, que podría ser inhabilitado por engañar y estafar a sus votantes, a los que aseguró que no haría lo que ahora ha hecho: pactar una alianza de gobierno con Unidas Podemos y negociar el apoyo de los rebeldes independentistas catalanes a cambio de concesiones que prometió no ceder jamás.
La denuncia del fontanero de Pontevedra se ha vuelto viral en las redes sociales al poner de manifiesto la bajeza democrática del líder socialista y la falta de empuje y acierto de una oposición que ni siquiera es capaz de defender una regla tan básica en democracia como la prohibición del engaño y la estafa a los votantes.
Lo que denuncia el fontanero gallego es tan vital en democracia que sorprende que el sistema vigente en España no prohíba y castigue estafas y engaños tan mayúsculos como el de Pedro Sánchez al electorado. Los que le votaron, como afirma el gallego, tienen derecho a sentirse estafados y a rebelarse contra la ignominia que representa un estafador al frente de la nación.
Si este gran fontanero gallego lograra sentar al estafador Sánchez en el banquillo y hacer que la somnolienta y parcial Justicia española despierte y castigue a los que se mofan de su pueblo, no solo se convertiría en un auténtico héroe sino que también se habrá convertido en ejemplo y dado una sonora lección a la turba de políticos, jueces, periodistas y ciudadanos que, acobardados y sin alma, soportan todo tipo de desvergüenzas y bajezas a los que, sin ejemplaridad alguna y sin respeto a la decencia, han gobernado España como sátrapas indignos.
Esta es una de las muchas noticias sobre el fontanero gallego que circulan por Internet, haciéndose viral y despertando la admiración y el respeto de millones de españoles:
"Juan Carlos Pérez es un fontanero pontevedrés que, como tantos otros autónomos, se levanta cada mañana para abrir la persiana de su negocio. Representa a esa España obrera que durante muchos años representó también el PSOE. Ya no.
El 10 de noviembre Pérez votó a Pedro Sánchez y ahora dice sentirse estafado o «doblemente estafado». Ha empezado una campaña, a la que ya se han sumado decenas de personas, para sentar a Sánchez ante un juez por haber engañado a los españoles a cambio de conseguir un mejor resultado electoral.
Tal y como relata Okdiario, este fontanero, que quiere reproducir la historia de David contra Goliat, critica que el líder del PSOE «ha incumplido un contrato verbal repetido hasta la saciedad». Recuerda que repitió mil veces «que no iba a pactar ni con los separatistas ni con Podemos» y que «le faltó tiempo para hacerlo». Admite que «de saber que iba a ser así, muchos no le hubiéramos votado».
Todo empezó la semana posterior al 10 de noviembre, tras una conversación con su hijo de 16 años. El pequeño de la casa criticó que los políticos hagan lo que quieran y no deban rendir cuentas por ello. Asegura este fontanero que su hijo llegó a decir que la actitud de los políticos justificaba que los jóvenes salieran a las calles a quemar cosas. Le intentó convencer de que no, pero fue al revés.
A partir de esa conversación se empezó a leer sentencias judiciales y artículos del código penal y ahora tiene claro que debe sentar al presidente del Gobierno en funciones ante el juez. Le acusa «de engaño» y quiere «que le inhabiliten porque se ha pasado de listo». Lamenta además que Sánchez utilizase el Palacio de La Moncloa, sede del Gobierno, para mentir «con la única intención de ganar votos» y cree que su actitud pone en entredicho a todos aquellos que se sienten en la silla presidencial, ya que «no te puedes fiar de un señor que lleva mintiendo desde hace meses descaradamente».
No está solo. Dos vecinas le ayudan con la cuestión económica y la búsqueda de más apoyos, junto al equipo de abogados. Presentar la demanda contra Sánchez tiene un coste elevado, ya que es aforado y eso complica más la cuestión, por lo que ha empezado una campaña de crowfounding. Explica, como anécdota, que incluso una señora mayor llegó a aportar parte de sus ahorros para la Navidad «para una causa justa».
Si consigue ganar la demanda empleará la posible indemnización por daños y perjuicios, que todos los abogados consultados coinciden que le toca, para devolver las aportaciones para interponer la demanda."
Pero lo importante de su denuncia es que despierta a los españoles, hace retroceder la cobardía que nos paraliza y nos ha hecho soportar de los políticos abusos, arbitrariedades, estafas, robos y todo tipo de agresiones contra la dignidad de nuestra nación y nuestros derechos y libertades. Esos petimetres con sede en la Moncloa y en los ministerios que nos han conducido al enfrentamiento, que han alimentado el nacionalismo catalán, que han convivido con la corrupción y que han permitido y alentado injusticias y abusos de poder en todos los ámbitos de nuestras vidas no merecen otra cosa que la rebeldía de los ciudadanos y una lluvia de denuncias como la que ha interpuesto el fontanero gallego.
Prometer algo en campaña y después incumplirlo es una estafa en la inmensa mayoría de las democracias del mundo, como lo es también afirmar que no pactará con un partido concreto para después hacerlo. Esas prácticas, prohibidas y consideradas delitos en otros países, son una lacra vergonzante para España y los españoles y un rasgo de nuestro sistema político que deberíamos eliminar con urgencia, posible únicamente por dos razones: la primera porque España no es ni ha sido nunca una democracia, sino un fraude que oculta una tiranía de partidos políticos y de sus amos; la segunda es porque esos políticos se han blindado y al legislado para que puedan hacer todo tipo de tropelías y maldades sin rendir cuenta a nadie y sin pagar por ello, toda una barbaridad que no deberíamos tolerar los españoles ni un instante más.
Francisco Rubiales
La denuncia del fontanero de Pontevedra se ha vuelto viral en las redes sociales al poner de manifiesto la bajeza democrática del líder socialista y la falta de empuje y acierto de una oposición que ni siquiera es capaz de defender una regla tan básica en democracia como la prohibición del engaño y la estafa a los votantes.
Lo que denuncia el fontanero gallego es tan vital en democracia que sorprende que el sistema vigente en España no prohíba y castigue estafas y engaños tan mayúsculos como el de Pedro Sánchez al electorado. Los que le votaron, como afirma el gallego, tienen derecho a sentirse estafados y a rebelarse contra la ignominia que representa un estafador al frente de la nación.
Si este gran fontanero gallego lograra sentar al estafador Sánchez en el banquillo y hacer que la somnolienta y parcial Justicia española despierte y castigue a los que se mofan de su pueblo, no solo se convertiría en un auténtico héroe sino que también se habrá convertido en ejemplo y dado una sonora lección a la turba de políticos, jueces, periodistas y ciudadanos que, acobardados y sin alma, soportan todo tipo de desvergüenzas y bajezas a los que, sin ejemplaridad alguna y sin respeto a la decencia, han gobernado España como sátrapas indignos.
Esta es una de las muchas noticias sobre el fontanero gallego que circulan por Internet, haciéndose viral y despertando la admiración y el respeto de millones de españoles:
"Juan Carlos Pérez es un fontanero pontevedrés que, como tantos otros autónomos, se levanta cada mañana para abrir la persiana de su negocio. Representa a esa España obrera que durante muchos años representó también el PSOE. Ya no.
El 10 de noviembre Pérez votó a Pedro Sánchez y ahora dice sentirse estafado o «doblemente estafado». Ha empezado una campaña, a la que ya se han sumado decenas de personas, para sentar a Sánchez ante un juez por haber engañado a los españoles a cambio de conseguir un mejor resultado electoral.
Tal y como relata Okdiario, este fontanero, que quiere reproducir la historia de David contra Goliat, critica que el líder del PSOE «ha incumplido un contrato verbal repetido hasta la saciedad». Recuerda que repitió mil veces «que no iba a pactar ni con los separatistas ni con Podemos» y que «le faltó tiempo para hacerlo». Admite que «de saber que iba a ser así, muchos no le hubiéramos votado».
Todo empezó la semana posterior al 10 de noviembre, tras una conversación con su hijo de 16 años. El pequeño de la casa criticó que los políticos hagan lo que quieran y no deban rendir cuentas por ello. Asegura este fontanero que su hijo llegó a decir que la actitud de los políticos justificaba que los jóvenes salieran a las calles a quemar cosas. Le intentó convencer de que no, pero fue al revés.
A partir de esa conversación se empezó a leer sentencias judiciales y artículos del código penal y ahora tiene claro que debe sentar al presidente del Gobierno en funciones ante el juez. Le acusa «de engaño» y quiere «que le inhabiliten porque se ha pasado de listo». Lamenta además que Sánchez utilizase el Palacio de La Moncloa, sede del Gobierno, para mentir «con la única intención de ganar votos» y cree que su actitud pone en entredicho a todos aquellos que se sienten en la silla presidencial, ya que «no te puedes fiar de un señor que lleva mintiendo desde hace meses descaradamente».
No está solo. Dos vecinas le ayudan con la cuestión económica y la búsqueda de más apoyos, junto al equipo de abogados. Presentar la demanda contra Sánchez tiene un coste elevado, ya que es aforado y eso complica más la cuestión, por lo que ha empezado una campaña de crowfounding. Explica, como anécdota, que incluso una señora mayor llegó a aportar parte de sus ahorros para la Navidad «para una causa justa».
Si consigue ganar la demanda empleará la posible indemnización por daños y perjuicios, que todos los abogados consultados coinciden que le toca, para devolver las aportaciones para interponer la demanda."
Pero lo importante de su denuncia es que despierta a los españoles, hace retroceder la cobardía que nos paraliza y nos ha hecho soportar de los políticos abusos, arbitrariedades, estafas, robos y todo tipo de agresiones contra la dignidad de nuestra nación y nuestros derechos y libertades. Esos petimetres con sede en la Moncloa y en los ministerios que nos han conducido al enfrentamiento, que han alimentado el nacionalismo catalán, que han convivido con la corrupción y que han permitido y alentado injusticias y abusos de poder en todos los ámbitos de nuestras vidas no merecen otra cosa que la rebeldía de los ciudadanos y una lluvia de denuncias como la que ha interpuesto el fontanero gallego.
Prometer algo en campaña y después incumplirlo es una estafa en la inmensa mayoría de las democracias del mundo, como lo es también afirmar que no pactará con un partido concreto para después hacerlo. Esas prácticas, prohibidas y consideradas delitos en otros países, son una lacra vergonzante para España y los españoles y un rasgo de nuestro sistema político que deberíamos eliminar con urgencia, posible únicamente por dos razones: la primera porque España no es ni ha sido nunca una democracia, sino un fraude que oculta una tiranía de partidos políticos y de sus amos; la segunda es porque esos políticos se han blindado y al legislado para que puedan hacer todo tipo de tropelías y maldades sin rendir cuenta a nadie y sin pagar por ello, toda una barbaridad que no deberíamos tolerar los españoles ni un instante más.
Francisco Rubiales