El feminismo radical es un peligro para la civilización y la raza humana
Hay un feminismo de inspiración liberal, diferente por completo al feminismo de género, que es de inspiración marxista, que busca la igualdad de derechos y de oportunidades para las mujeres, un propósito justo y encomiable que ya se ha alcanzado en las sociedades occidentales. Sin embargo, el feminismo de género, que es el que tenemos en España y empuja con odio y fuerza en muchos países, va mucho más allá y es altamente peligroso para la misma civilización y hasta para la raza humana.
Según el feminismo radical marxista, cada logro humano lleva el sello del patriarcado, ya sea la literatura, el lenguaje, la ciencia, la filosofía o la música. Afirman con los ojos inyectados de odio que no es suficiente con cambiar leyes o tradiciones. El sistema entero tiene que ser desmantelado.
Una de las fundadoras del feminismo de género, altamente influyente, la comunista canadiense Shulamith Firestone, expone en su libro “La dialéctica del sexo” (1970) que la destrucción de la familia se enmarca en algo aún mayor, en la destrucción completa de la familia biológica. En su libro puede leerse: “El fracaso de la Revolución Rusa puede atribuirse directamente al fracaso de sus intentos de eliminación de la familia y de la represión sexual. Como ya hemos visto, este fracaso fue causado a su vez por las limitaciones de un análisis revolucionario cuajado de prejuicios masculinos y basado tan sólo en las clases económicas, sin tener plenamente en cuenta a la familia, ni siquiera en sus funciones como unidad económica. De ahí que todas las revoluciones socialistas habidas hasta la fecha han sido o serán fracasos absolutos por distintas razones".
Las patadas de las feministas radicales españolas cuando, por ejemplo, luchan contra los militantes de VOX en las calles y plazas de España, mientras gritan "al macho machete" y otras bestialidades, son la plasmación de ese radicalismo enloquecido y peligroso, digno de ser combatido en democracia por el altísimo peligro que encierra.
Así que, a partir de ahora, cuando veáis a Pedro Sánchez y a sus secuaces del socialismo degradado (sanchismo) y a los podemitas, defendiendo el feminismo radical, que sepáis que están defendiendo la destrucción completa del mundo que conocemos, desde la familia a los valores fundamentales, desde la democracia a la libertad y derechos básicos.
El odio al hombre domina todo su pensamiento. Una famosa feminista inglesa pide encerrar a todos los hombres en campos de concentración.
Según estas energúmenas, muchas de ellas potenciales asesinas, el fracaso de revoluciones socialistas como la soviética, la cubana y otras se debe, principalmente, a que no destruyeron por completo la familia y no cambiaron las reglas de la sexualidad.
El colmo de la locura se da en la influyente Firestone, que propone nada menos que abolir la infancia y normalizar el incesto y la pedofilia.
Está orgia demente de las locas tiene que ser frenada por el bien de la humanidad y los partidos y gobiernos que las protegen y alientan creando leyes contra el varón, como ocurre en España, ya sea porque creen en sus tesis o porque buscan de votos, deben ser señalados como cómplices culposo de esas aberraciones y crímenes, que, por supuesto, son contrarias a la Constitución y a las declaraciones internacionales de derechos humanos.
Con el feminismo radical no se juega, ni debe producir risa o desprecio porque la única receta es cortar de raíz su peligrosa escalada hacia la destrucción de todo lo que conocemos como civilización, derechos conquistados y libertades ganadas con sangre y dolor.
Francisco Rubiales
Según el feminismo radical marxista, cada logro humano lleva el sello del patriarcado, ya sea la literatura, el lenguaje, la ciencia, la filosofía o la música. Afirman con los ojos inyectados de odio que no es suficiente con cambiar leyes o tradiciones. El sistema entero tiene que ser desmantelado.
Una de las fundadoras del feminismo de género, altamente influyente, la comunista canadiense Shulamith Firestone, expone en su libro “La dialéctica del sexo” (1970) que la destrucción de la familia se enmarca en algo aún mayor, en la destrucción completa de la familia biológica. En su libro puede leerse: “El fracaso de la Revolución Rusa puede atribuirse directamente al fracaso de sus intentos de eliminación de la familia y de la represión sexual. Como ya hemos visto, este fracaso fue causado a su vez por las limitaciones de un análisis revolucionario cuajado de prejuicios masculinos y basado tan sólo en las clases económicas, sin tener plenamente en cuenta a la familia, ni siquiera en sus funciones como unidad económica. De ahí que todas las revoluciones socialistas habidas hasta la fecha han sido o serán fracasos absolutos por distintas razones".
Las patadas de las feministas radicales españolas cuando, por ejemplo, luchan contra los militantes de VOX en las calles y plazas de España, mientras gritan "al macho machete" y otras bestialidades, son la plasmación de ese radicalismo enloquecido y peligroso, digno de ser combatido en democracia por el altísimo peligro que encierra.
Así que, a partir de ahora, cuando veáis a Pedro Sánchez y a sus secuaces del socialismo degradado (sanchismo) y a los podemitas, defendiendo el feminismo radical, que sepáis que están defendiendo la destrucción completa del mundo que conocemos, desde la familia a los valores fundamentales, desde la democracia a la libertad y derechos básicos.
El odio al hombre domina todo su pensamiento. Una famosa feminista inglesa pide encerrar a todos los hombres en campos de concentración.
Según estas energúmenas, muchas de ellas potenciales asesinas, el fracaso de revoluciones socialistas como la soviética, la cubana y otras se debe, principalmente, a que no destruyeron por completo la familia y no cambiaron las reglas de la sexualidad.
El colmo de la locura se da en la influyente Firestone, que propone nada menos que abolir la infancia y normalizar el incesto y la pedofilia.
Está orgia demente de las locas tiene que ser frenada por el bien de la humanidad y los partidos y gobiernos que las protegen y alientan creando leyes contra el varón, como ocurre en España, ya sea porque creen en sus tesis o porque buscan de votos, deben ser señalados como cómplices culposo de esas aberraciones y crímenes, que, por supuesto, son contrarias a la Constitución y a las declaraciones internacionales de derechos humanos.
Con el feminismo radical no se juega, ni debe producir risa o desprecio porque la única receta es cortar de raíz su peligrosa escalada hacia la destrucción de todo lo que conocemos como civilización, derechos conquistados y libertades ganadas con sangre y dolor.
Francisco Rubiales