Información y Opinión

El fascismo rojo irrumpe amenazante en la sociedad española



Al cumplirse 32 años de la muerte del caudillo Franco, España vuelve a llenarse de "fascistas", pero ahora los más virulentos y numerosos son los "fascistas de izquierda".

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Durante los últimos días, en vísperas de la fecha señalada del 20 de noviembre, muchas ciudades españolas se han convertido en un campo de batalla donde se enfrentan fuerzas juveniles de extrema izquierda y de extrema derecha.

La extrema derecha se moviliza porque el 20 de noviembre es para ellos una fecha clave: la muerte de Franco y el fusilamiento de José Antonio Primo de Rivera. Pero este año la sociedad española ha podido comprobar que también existen fascistas rojos y que éstos jóvenes violentos de izquierda son más tolerados y hasta protegidos por el poder político.

Fue la periodista italiana Oriana Fallaci la que hizo popular la sentencia de que “Hay dos clases de fascistas, los fascistas y los antifascistas”. La historia ha demostrado que ambos son igualmente peligrosos y antidemocráticos.

A pesar de la propaganda mediática, que desde hace años hincha en sus noticiarios la existencia de una extrema derecha agresiva y antisistema, la verdad es que en los últimos días lo que se ha visto en muchas ciudades españolas son manifestaciones bien nutridas de fascistas de izquierda: borrokas en todas sus versiones, red skin, sharp, okupa y otras basuras que sólo se distinguen de los neo nazis en el color rojo que contraponen al negro.

Pero el sistema enero, incluyendo el PP, siempre acomplejado ante el activismo callejero de los jóvenes, parece interesado en ocultar el fulgurante crecimiento del fascismo rojo en España. Todos han pedido la ilegalización de los partidos neonazis y nostálgicos del franquismo, pero ignaran el inquietante fenómeno del crecimiento de un fascismo de izquierda tan violento y armado como el de derechas.

Basta analizar lo ocurrido en Madrid para descubrir cosas tan inquietantes como que el poder parece proteger a los violentos de izquierda:

Según informa "elmundo.es", la policía, temerosa de que se produjeran enfentamientos entre las concentraciones de uno y otro color, blindaron la Puerta del Sol con numerosas fuerzas policiales. A las 18.15 horas, la Puerta del Sol empezaba a recuperar de nuevo la calma. Los antifascistas comenzaron a disolverse. Hasta las 18.00 horas, los agentes desplegados a la zona habían intervenido 62 armas blancas a los manifestantes de ultraizquierda. El portavoz de la Confederación Española de Policía, Rodrigo Gavilán, ha señalado que los jóvenes que llevaban navajas no han podido ser detenidos y sólo se enfrentarán a una sanción administrativa de unos 300 euros. Esto se debe, según Gavilán, a que la Delegación del Gobierno, a pesar de las previsiones de que se iban a producir estas concentraciones, no les había dado la orden de aplicar el Código Penal para que pudieran ser arrestado por tenencia ilícita de armas.

Para cualquier demócrata juicioso, resulta escandaloso que la aplicación o no del Código Penal dependa de la voluntad de la Delegación de Gobierno. La aplicación de la Justicia "a la carta", con más o menos rigor, según quien sea el delincuente, es una costumbre inaugurada por el actual gobierno socialista de Zapatero, que ya aplicó una justicia benevolente a ETA, mientras la banda negociaba, y rigurosa, cuando los terroristas vascos rompieron la tregua.

Menos mal que en Madrid no se produjeron enfrentamientos entre los fascistas rojos y los negros, porque, de haberse producido, seguro que toda la potencia mediática del sistema se hubiera esforzado en condenar únicamente la violencia de la ultraderecha, silenciando la del nuevo fascismo rojo en auge, que es por lo menos tan deleznable y antidemocrático como el neonazi.


   
Martes, 20 de Noviembre 2007
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