Hoy, Juanma Moreno es el activo más exitoso y brillante del PP, más eficaz y menos polémico, incluso, que la presidente de Madrid, la otra estrella ascendente del partido que oscurece al gris y apocado Pablo Casado
Juanma Moreno es ya, gracias a su gestión en Andalucía, una estrella ascendente en el PP. Antes de ser presidente de la Junta era un desconocido por el que nadie apostaba, pero hoy es ya un activo importante porque está demostrando cosas sorprendentes, entre ellas que Andalucía, sin los socialistas en el poder, funciona mejor y que cuando no se roba hay dinero para muchas cosas.
El secreto de su éxito es la humildad y la capacidad para proyectar bondad y calma. Funciona como una vacuna contra la crispación y el cainismo. Es generoso a la hora de agradecer el esfuerzo de los colectivos andaluces y de la sociedad en general y, sin estridencias, a ritmo de marcha se Semana Santa, está desacreditando al socialismo, sacando sus trapos sucios poco a poco, descubriendo sus miserias y corrupciones y, sobre todo, demostrando que, sin los socialistas, las cosas pueden ir mejor.
Andalucía, bajo el mandato de Juanma, es una de las regiones españolas que mas crecen y mejor enfrentan la crisis del coronavirus. Su gobierno demuestra cada día que bajando los impuestos y facilitando la labor de los emprendedores, la economía crece. Las inversiones de su gobierno, a pesar de la dura situación de la economía y de la persecución del gobierno de Sánchez, que le resta recursos y fondos sin dejar de colocar palos en las ruedas andaluzas, están siendo eficaces y lucidas.
La Andalucía de Juanma Moreno es ya, junto con Madrid, el gran activo del PP y el desafío que más temen los comunistas de Sánchez, a los que esas dos regiones demuestran que la libertad, los impuestos bajos y la verdad son más rentables y sanos que el autoritarismo, la codicia fiscal y la mentira.
Su último golpe de efecto ha sido recuperar el gran Hospital Militar de Sevilla, una instalación que la Junta socialista condenó a muerte y dejó abandonada, permitiendo, incluso, que los ladrones saquearan sus valiosas instalaciones.
Su gestión de la pandemia también es notable porque su gobierno ha contenido la infección, situándola en la parte más baja de las regiones españolas, muy por debajo de la media nacional, sin que los hospitales andaluces hayan estado nunca, ni siquiera en los peores momentos, agobiados por la invasión de enfermos.
Consciente de que el Canal Sur de radio y televisión es un poderoso instrumento de propaganda, lo ha reformado, lenta pero contundentemente, hasta convertirlo en un instrumento útil para su gobierno, colocando al frente de la programación a periodistas y presentadores afines y ajenos a la propaganda socialista que infectó esa cadena pública durante décadas.
Tiene mérito haber ganado para su causa a Ciudadanos y a VOX, los dos partidos que, junto con el PP, soportan su gobierno. No ha sido nada fácil mantener dentro del redil a los miembros de VOX, dolidos por los inmisericordes y erróneos ataques de Casado a Abascal en el Congreso de los Diputados. Mantener la armonía y la colaboración de esos tres partidos tiene un mérito importantísimo en la España de la envidia, el cainismo y las cuchilladas.
Otra de las cosas más importantes que ha logrado es desarmar la oposición socialista, que muchos pensábamos que seria implacable y muy intensa. La realidad es que Susana Díaz realiza hoy una oposición de risa, sin mordiente y sin alcance popular alguno. La clave es que el socialismo andaluz, sin dominar las instituciones, los fondos públicos y Canal Sur, no es más que una asociación de amigos que añoran los tiempos del reparto del botín del poder.
Su último gran acierto fue su discurso de fin de año, pronunciado en la noche del día 30, en el que utilizó un lenguaje de estadista nacional y parecía dirigirse no sólo a los andaluces sino a la totalidad de los españoles: «Abogo de nuevo por recuperar el espíritu de la Transición, el de los grandes acuerdos. España es una tierra plural unida por los valores de la Constitución y Andalucía, como tierra en la que vivimos más españoles, defenderá los principios de igualdad, solidaridad y unidad» que tantos logros han supuesto para nuestro país. En estas circunstancias de la pandemia es un tremendo error abrir debates que dividen a los españoles. Nada sólido puede construirse basado en la división y el enfrentamiento porque el futuro sólo puede edificarse desde la unidad y el consenso», afirmó el presidente de la Junta en su mensaje de Navidad de este año a punto de finalizar.
Francisco Rubiales
El secreto de su éxito es la humildad y la capacidad para proyectar bondad y calma. Funciona como una vacuna contra la crispación y el cainismo. Es generoso a la hora de agradecer el esfuerzo de los colectivos andaluces y de la sociedad en general y, sin estridencias, a ritmo de marcha se Semana Santa, está desacreditando al socialismo, sacando sus trapos sucios poco a poco, descubriendo sus miserias y corrupciones y, sobre todo, demostrando que, sin los socialistas, las cosas pueden ir mejor.
Andalucía, bajo el mandato de Juanma, es una de las regiones españolas que mas crecen y mejor enfrentan la crisis del coronavirus. Su gobierno demuestra cada día que bajando los impuestos y facilitando la labor de los emprendedores, la economía crece. Las inversiones de su gobierno, a pesar de la dura situación de la economía y de la persecución del gobierno de Sánchez, que le resta recursos y fondos sin dejar de colocar palos en las ruedas andaluzas, están siendo eficaces y lucidas.
La Andalucía de Juanma Moreno es ya, junto con Madrid, el gran activo del PP y el desafío que más temen los comunistas de Sánchez, a los que esas dos regiones demuestran que la libertad, los impuestos bajos y la verdad son más rentables y sanos que el autoritarismo, la codicia fiscal y la mentira.
Su último golpe de efecto ha sido recuperar el gran Hospital Militar de Sevilla, una instalación que la Junta socialista condenó a muerte y dejó abandonada, permitiendo, incluso, que los ladrones saquearan sus valiosas instalaciones.
Su gestión de la pandemia también es notable porque su gobierno ha contenido la infección, situándola en la parte más baja de las regiones españolas, muy por debajo de la media nacional, sin que los hospitales andaluces hayan estado nunca, ni siquiera en los peores momentos, agobiados por la invasión de enfermos.
Consciente de que el Canal Sur de radio y televisión es un poderoso instrumento de propaganda, lo ha reformado, lenta pero contundentemente, hasta convertirlo en un instrumento útil para su gobierno, colocando al frente de la programación a periodistas y presentadores afines y ajenos a la propaganda socialista que infectó esa cadena pública durante décadas.
Tiene mérito haber ganado para su causa a Ciudadanos y a VOX, los dos partidos que, junto con el PP, soportan su gobierno. No ha sido nada fácil mantener dentro del redil a los miembros de VOX, dolidos por los inmisericordes y erróneos ataques de Casado a Abascal en el Congreso de los Diputados. Mantener la armonía y la colaboración de esos tres partidos tiene un mérito importantísimo en la España de la envidia, el cainismo y las cuchilladas.
Otra de las cosas más importantes que ha logrado es desarmar la oposición socialista, que muchos pensábamos que seria implacable y muy intensa. La realidad es que Susana Díaz realiza hoy una oposición de risa, sin mordiente y sin alcance popular alguno. La clave es que el socialismo andaluz, sin dominar las instituciones, los fondos públicos y Canal Sur, no es más que una asociación de amigos que añoran los tiempos del reparto del botín del poder.
Su último gran acierto fue su discurso de fin de año, pronunciado en la noche del día 30, en el que utilizó un lenguaje de estadista nacional y parecía dirigirse no sólo a los andaluces sino a la totalidad de los españoles: «Abogo de nuevo por recuperar el espíritu de la Transición, el de los grandes acuerdos. España es una tierra plural unida por los valores de la Constitución y Andalucía, como tierra en la que vivimos más españoles, defenderá los principios de igualdad, solidaridad y unidad» que tantos logros han supuesto para nuestro país. En estas circunstancias de la pandemia es un tremendo error abrir debates que dividen a los españoles. Nada sólido puede construirse basado en la división y el enfrentamiento porque el futuro sólo puede edificarse desde la unidad y el consenso», afirmó el presidente de la Junta en su mensaje de Navidad de este año a punto de finalizar.
Francisco Rubiales