La Audiencia Nacional admitió el jueves a trámite una querella contra siete ex responsables militares israelíes, entre ellos un antiguo ministro de Defensa, por un presunto delito contra la humanidad cometido durante un ataque ejecutado el 22 de julio de 2002, cuando un avión de combate israelí F16 lanzó una bomba de una tonelada contra la vivienda del jefe terrorista Salah Shehadeh, matando al facineroso y a otras 14 personas.
España está plagada de delincuentes, muchos de ellos de guante blanco y disfrutando casi de impunidad porque tienen poder, amigos poderosos o dinero en abundancia. La gente cada día sale menos de sus hogares porque tiene miedo. Las bandas armadas asaltan las viviendas y la industria que mejor funciona en estos tiempos de crisis es la de las puertas blindadas, rejas y alarmas. Muchos delincuentes extanjeros son repatriados sin ser juzgados porque las cárceles están repletas y no cabe ni un alfiler. Algunos expertos calculan que uno de cada tres ayuntamientos ha cometido irregularidades urbanístticas u otro tipo de corrupciones en la última década.
Pero la Justicia española, en lugar de limpiar la pocilga nacional, se dedica a perseguir al Estado de Israel porque dice que mata terroristas. El Estado español también mató terroristas en el pasado, en tiempos de los GAL, sin guerra declarada de por medio, a sangre fría.
La última extravagancia de la Audiencia Nacional ha sorprendido a las democracias occidentales y no ha sentado bien ni en Jerusalén ni en Washington. Los poderosos grupos de presión judios de todo el mundo van a crucificar a Zapatero y a su desquiciado régimen. Si las insensateces españolas continuan avanzando, es posible que Obama supere a Bush en su rechazo a España. Esta vez el "Justiciero" no ha sido el famoso juez Garzón, sino Fernando Andreu. El ministro de Defensa Israelí considera que "alguien que califica la liquidación de un terrorista como crimen contra la Humanidad vive en el mundo al revés".
¿Tiene España autoridad moral y solvencia democrática, jurídica y ética suficiente para juzgar presuntos delitos internacionales cuando su propia casa es una cochinera?
Si la Justicia española fuera al menos ejemplar, tal vez podría agradecerse un esfuerzo generoso y valiente en favor de la deficiente justicia mundial, pero no parece lógico hacerlo en un país donde la Justicia es lenta e ineficaz y hay millones de causas pendientes de juicio, cuando se comprueba en las encuestas que la Justicia española no es apreciada ni valorada por gran parte de los ciudadanos, cuando las leyes se aplican "según convenga a la jugada", como reconocío el actual ministro de Justicia, cuando la misma ley sirve tanto para aplastar al enemigo como para beneficiar al amigo del poder, cuando hay cientos de dirigentes políticos, algunos de ellos en las altas instancias del poder, que no pueden justificar con sus ingresos legales su rápido y espectacular enriquecimiento, cuando los políticos hace mucho que dejaron de ser ejemplares, cuando el país esta carcomido por la corrupción y cuando la Justicia está tan interferida por la política que los partidos, sin pudor y sin respeto a las leyes de la democracia, nombran magistrados y mangonean en los altos tribunales.
España está plagada de delincuentes, muchos de ellos de guante blanco y disfrutando casi de impunidad porque tienen poder, amigos poderosos o dinero en abundancia. La gente cada día sale menos de sus hogares porque tiene miedo. Las bandas armadas asaltan las viviendas y la industria que mejor funciona en estos tiempos de crisis es la de las puertas blindadas, rejas y alarmas. Muchos delincuentes extanjeros son repatriados sin ser juzgados porque las cárceles están repletas y no cabe ni un alfiler. Algunos expertos calculan que uno de cada tres ayuntamientos ha cometido irregularidades urbanístticas u otro tipo de corrupciones en la última década.
Pero la Justicia española, en lugar de limpiar la pocilga nacional, se dedica a perseguir al Estado de Israel porque dice que mata terroristas. El Estado español también mató terroristas en el pasado, en tiempos de los GAL, sin guerra declarada de por medio, a sangre fría.
La última extravagancia de la Audiencia Nacional ha sorprendido a las democracias occidentales y no ha sentado bien ni en Jerusalén ni en Washington. Los poderosos grupos de presión judios de todo el mundo van a crucificar a Zapatero y a su desquiciado régimen. Si las insensateces españolas continuan avanzando, es posible que Obama supere a Bush en su rechazo a España. Esta vez el "Justiciero" no ha sido el famoso juez Garzón, sino Fernando Andreu. El ministro de Defensa Israelí considera que "alguien que califica la liquidación de un terrorista como crimen contra la Humanidad vive en el mundo al revés".
¿Tiene España autoridad moral y solvencia democrática, jurídica y ética suficiente para juzgar presuntos delitos internacionales cuando su propia casa es una cochinera?
Si la Justicia española fuera al menos ejemplar, tal vez podría agradecerse un esfuerzo generoso y valiente en favor de la deficiente justicia mundial, pero no parece lógico hacerlo en un país donde la Justicia es lenta e ineficaz y hay millones de causas pendientes de juicio, cuando se comprueba en las encuestas que la Justicia española no es apreciada ni valorada por gran parte de los ciudadanos, cuando las leyes se aplican "según convenga a la jugada", como reconocío el actual ministro de Justicia, cuando la misma ley sirve tanto para aplastar al enemigo como para beneficiar al amigo del poder, cuando hay cientos de dirigentes políticos, algunos de ellos en las altas instancias del poder, que no pueden justificar con sus ingresos legales su rápido y espectacular enriquecimiento, cuando los políticos hace mucho que dejaron de ser ejemplares, cuando el país esta carcomido por la corrupción y cuando la Justicia está tan interferida por la política que los partidos, sin pudor y sin respeto a las leyes de la democracia, nombran magistrados y mangonean en los altos tribunales.