Los ingleses, que siempre han mirado con envidia al Real Madrid, el club de fútbol más famoso y con mejor historial del mundo, rien ahora a carcajadas, con Ferguson al frente, ante el hundimiento moral y deportivo del equipo de la capital de España, convertido en un nido de sospechas sobre mafias, sobreprecios, dinero negro, amaños y hasta asambleas trucadas.
El diario deportivo Marca afirma que personas y socios no compromisarios acudieron a la última Asamblea para votar a favor de las cuentas del presidente Calderón, cuando estas citas son exclusivas para socios compromisarios. El diario El Mundo habla de "una larga lista de agujeros negros" en la gestión de Ramón Calderón, desde que lo eligieron presidente, en julio de 2006. Esas acusaciones se unen a las que, desde la cadena COPE, se vienen lanzando en los últimos meses contra el comportamiento y la falta de ética de la actual directiva, ya desprestigiada y en caida libre.
Pero que nadie se extrañe porque lo que está ocurriendo en el Real Madrid, la marca española más conocida en el mundo, es el puro reflejo fiel de lo que ocurre en España, un país que, bajo la batuta socialista de Zapatero, pierde a chorros su prestigio internacional, es víctima del mal gobierno, sufre un terrible deterioro moral en su liderazgo, abandona los valores del pasado, destruye su unidad como nación, padece una rotura generalizada de los reglas de convivencia y se hunde en la indecencia.
El mal, esta vez, proviene de la cúspide y se ha ido extendiendo como un virus hacia la base de la pirámide social. Cuando los ciudadanos contemplan cómo los políticos despilfarran y, en tiempos de crisis, adquieren coches de lujo, se suben los sueldos y son muchos los que se enriquecen sin poder justificarlo, tiende a hacer lo mismo porque el poder, al reflejar su fuerza y resplandor a diario a través de la televisión y otros medios, se convierte en el gran prescriptor y en el modelo a seguir por buena parte de la ciudadanía.
El envilecimiento de España no es una teoría sino un drama que se percibe a diario en las calles y que se digiere cada día al leer la prensa o ver un telediario. Las bandas asaltan los hogares y asesinan en las calles; entrar en una discoteca en la noche empieza a poner en riesgo la vida; los delincuentes se organizan, se arman con material militar y pierden el respeto a la policía, mientras que el ciudadano cada día sale menos a pasear y tiende a encerrarse en su hogar, detrás de rejas y puertas blindadas.
Nuestros "records" avalan la tesis del envilecimiento: primer puesto europeo en consumo de drogas, prostitución, fracaso escolar y borracheras.
La gente ha descubierto en España que la mejor opción para ser rico es ser amigo de un político y los jóvenes saben que les conviene más ser un chivato o macarra famoso, de los que salen en la "tele", que estudiar una carrera, mientras las chicas descubren que la mejor carrera es ser la novia de un fútbolista o la amante de un famoso de la tele.
Con la justicia desprestigiada, los políticos rechazados por los ciudadanos en las encuestas y con el Estado de Derecho resquebrajado, la España de Zapatero no sólo es una ruina económica, con más de tres millones de desempleados y masas de ciudadanos que cada día engrosan las filas de la pobreza, mendigan en las calles y suplican un sitio en los comedores de Cáritas, sino que tiene que hacer frente también a una ruina ética de impresionante alcance y trascendencia, más peligrosa y capaz de destruir al país que la recesión de la economía.
Considerada no hace mucho como la "reserva espiritual de Occidente", España es hoy una auténtica cochambre.
El diario deportivo Marca afirma que personas y socios no compromisarios acudieron a la última Asamblea para votar a favor de las cuentas del presidente Calderón, cuando estas citas son exclusivas para socios compromisarios. El diario El Mundo habla de "una larga lista de agujeros negros" en la gestión de Ramón Calderón, desde que lo eligieron presidente, en julio de 2006. Esas acusaciones se unen a las que, desde la cadena COPE, se vienen lanzando en los últimos meses contra el comportamiento y la falta de ética de la actual directiva, ya desprestigiada y en caida libre.
Pero que nadie se extrañe porque lo que está ocurriendo en el Real Madrid, la marca española más conocida en el mundo, es el puro reflejo fiel de lo que ocurre en España, un país que, bajo la batuta socialista de Zapatero, pierde a chorros su prestigio internacional, es víctima del mal gobierno, sufre un terrible deterioro moral en su liderazgo, abandona los valores del pasado, destruye su unidad como nación, padece una rotura generalizada de los reglas de convivencia y se hunde en la indecencia.
El mal, esta vez, proviene de la cúspide y se ha ido extendiendo como un virus hacia la base de la pirámide social. Cuando los ciudadanos contemplan cómo los políticos despilfarran y, en tiempos de crisis, adquieren coches de lujo, se suben los sueldos y son muchos los que se enriquecen sin poder justificarlo, tiende a hacer lo mismo porque el poder, al reflejar su fuerza y resplandor a diario a través de la televisión y otros medios, se convierte en el gran prescriptor y en el modelo a seguir por buena parte de la ciudadanía.
El envilecimiento de España no es una teoría sino un drama que se percibe a diario en las calles y que se digiere cada día al leer la prensa o ver un telediario. Las bandas asaltan los hogares y asesinan en las calles; entrar en una discoteca en la noche empieza a poner en riesgo la vida; los delincuentes se organizan, se arman con material militar y pierden el respeto a la policía, mientras que el ciudadano cada día sale menos a pasear y tiende a encerrarse en su hogar, detrás de rejas y puertas blindadas.
Nuestros "records" avalan la tesis del envilecimiento: primer puesto europeo en consumo de drogas, prostitución, fracaso escolar y borracheras.
La gente ha descubierto en España que la mejor opción para ser rico es ser amigo de un político y los jóvenes saben que les conviene más ser un chivato o macarra famoso, de los que salen en la "tele", que estudiar una carrera, mientras las chicas descubren que la mejor carrera es ser la novia de un fútbolista o la amante de un famoso de la tele.
Con la justicia desprestigiada, los políticos rechazados por los ciudadanos en las encuestas y con el Estado de Derecho resquebrajado, la España de Zapatero no sólo es una ruina económica, con más de tres millones de desempleados y masas de ciudadanos que cada día engrosan las filas de la pobreza, mendigan en las calles y suplican un sitio en los comedores de Cáritas, sino que tiene que hacer frente también a una ruina ética de impresionante alcance y trascendencia, más peligrosa y capaz de destruir al país que la recesión de la economía.
Considerada no hace mucho como la "reserva espiritual de Occidente", España es hoy una auténtica cochambre.