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El drama del Harbar podría acabar con la especie



Cuando se empezó a hablar del Harbar como enfermedad mental que se extiende por el planeta y que cada día afecta a más seres humanos, muchos creyeron que se trataba de una broma o de una exageración, pero cada día es más sólida la sospecha de que el Harbar existe, se expande y está destrozando al ser humano.

Los seres humanos a veces son capaces de cometer grandes atrocidades y actos horribles, prácticamente inconcebibles. ¿Por qué? Algunas investigaciones de ámbito universitario (Princeton entre ellas) sugieren que estos comportamientos podrían tener su origen en el fallo de una red neuronal implicada en la interacción social y que, una vez dañada, impide que reconozcamos a otras personas como “humanos” y nos impulsan a matarlas.

Una de esas acciones atroces puede leerse en la prensa de hoy: Un hombre de nacionalidad búlgara mata a su mujer de 29 años y a su hija de seis, en Móstoles, y luego intenta suicidarse.
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Fotograma de la película "Guerra Mundial Z"
El Harbar explica atrocidades que se dan en nuestro mundo, asesinatos de crueldad extrema, suicidios inexplicables, violencias enloquecidas y comportamientos políticos criminales llenos de un sadismo ilógico. Un investigador lo explica así: "Cuando nos encontramos con otra persona, normalmente deducimos algo sobre sus pensamientos. Pero, a veces, esta función cognitiva falla, lo que abre la posibilidad de que no percibamos al otro como completamente humano”.

En los últimos tiempos he escuchado decir a ucranianos refugiados en España que "los rusos no tienen alma" y que "no son humanos". Esas mismas personas me dicen que muchos de sus amigos se han enrolado en el ejercito ucraniano sólo "para matar rusos". Ucrania, de hecho, está inundada de voluntarios de distintos países cuyo único objetivo es "matar rusos".

En el bando ruso ocurre lo mismo. La crueldad con la que se comportan las tropas del Kremlin no es normal, ni asumible como propia de seres humanos. Las matanzas, las torturas, las violaciones y el sadismo están desatados.

En países, como Cuba, Irán, Nicaragua, Venezuela, entre otros, la crueldad que los gobiernos ejercen contra el pueblo y los disidentes no deja de sorprender y de reflejar locura y sadismo impropios de las civilizaciones y de la humanidad. El Harbar, si existiera, explicaría en parte esas conductas criminales.

Tanto odio no es normal y refleja algo enfermo y una ausencia de empatía que antes no era fácil observar a lo largo de la Historia.

Aseguran que el Harbar está producido por la contaminación, por los experimentos atómicos, por las ondas electromagnéticas o por cualquier elemento extraño que esta afectado las interconexiones cerebrales. Algunos llaman al Harbar "la peste neuronal".

Algunos científicos creen que si esa enfermedad neuronal sigue extendiéndose, la misma especie estaría en peligro.

Los resultados obtenidos en algunos experimentos son aterradores: la red neuronal clave para la interacción social de los estudiantes no se activó ante las imágenes de drogadictos, personas sin hogar, inmigrantes y otras personas pobres, a las que se identificaban como inhumanos nocivos. Los científicos descubrieron que otras regiones cerebrales influían en la tendencia a deshumanizar a cierto tipo de personas.

Algunos catastrofistas afirman que el 85 por ciento de la población mundial ya está enferma de Harbar y describen los efectos de esa enfermedad como un loco deseo de matar y de matarse.

Es como las pelicular de zombis, pero en la vida real y sin que el Harbar produzca efectos visibles en los enfermos, aunque sí un crueldad peligrosa y un odio supremo. La infección que describe la película "Guerra Mundial Z" es indicativa del Harbar.

En la política, los estragos del Harbar son dramáticos. Las sociedades cada día se destruyen con más saña y los asesinatos del Estado cada vez son más numerosos y sofisticados. Pero el Harbar no sólo produce crímenes porque suele comenzar engañando, mintiendo, manipulando, sembrando odio y división y procurando que la sociedad se enfrente en contiendas civiles.

Algunos piensan que el Harbar es sólo la ausencia de Dios en el mundo actual y que esa ausencia abre las puertas al mal. Otros muchos afirman que todo lo del Harbar es un invento de ciencia ficción y que el mal siempre ha estado presente en la Tierra, con más o menos intensidad, por ciclos. La único que ocurre en nuestros días, afirman, es que estamos en un pico de crueldad extrema, en el que el mal avanza. Pero hasta los más sensatos se sorprenden de los extremos a los que se está llegando en crueldad, sadismo, violencia y odio en un mundo, que ya carece de defensas morales y religiosas y en el que los poderosos han aprendido a ser impunes y a burlar la ley.

Francisco Rubiales

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Lunes, 7 de Noviembre 2022
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