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El drama de España es que sus instituciones no funcionan



Pedro Sánchez es un pésimo gobernante que está causando graves daños a España. Sus últimos movimientos son terribles: asalto al Tribunal Constitucional, toma del control de Indra, la empresa que procesa los votos en España, provocando sospechas de preparar un fraude electoral, y las decenas de muertos africanos entre los asaltantes de la frontera de Melilla. Sin embargo sigue en el poder y ahí seguirá por muy grande que sean los destrozos que cause.

Es una verdad que se intenta ignorar: el sanchismo no podría sobrevivir en ninguna democracia auténtica y existe en España porque el sistema español carece de mecanismos que defiendan a la nación de corruptos y depredadores.

El asunto es tan grave que si algún día tuviéramos la mala fortuna de que un asesino en serie se estableciera en la Moncloa, tendríamos que soportar sus crímenes porque nadie se atrevería a echar a la bestia.

La gran tragedia de España durante siglos ha sido premiar a los malvados y castigar a los buenos españoles. Hoy, esa maldición se está cumpliendo al pie de la letra y con notable perversión: el presidente del gobierno es mentiroso, falso, injusto, rencoroso y mala persona y muchos de los que se han rebelado y han plantado cara al mal están castigados y condenados.

Por culpa de su sistema y de sus dirigentes, España es un bodrio injusto y pestilente, un país que repele y despierta desconfianza.
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La inoperancia de las instituciones defensivas es el mayor problema del sistema político español, que carece de mecanismos que impidan que un depredador descontrolado asuma el poder.

Pedro Sánchez, por suerte para los españoles, no es un criminal en serie, pero si es un gobernante inepto, dañino, mentiroso y peligroso, cuya codicia fiscal, rencores y ansia de poder descontrolada están arruinando y destrozando la nación.

En España se castiga a los que valen y se premia a los ineptos y corruptos. Uno de los ejemplos más elocuentes es el del ex presidente Zapatero, un gran inútil dañino y con fama de gafe que después de haber casi arruinado a España está viviendo rodeado de dinero y lujo como premio. Vive en el barrio más pijo de Madrid, Somosaguas, y cobra 150.000 euros al año de las arcas públicas por haber sido un pésimo y dañino gobernante. La cantidad que cobra el inepto "bambi" es la suma de la pensión de Expresidente (70.000€) y como miembro del Consejo de Estado (80.000€), inmerecidas por un tipejo al que le faltó poco para dinamitar España.

España proyecta hoy la imagen del ocaso de un pueblo que hasta hace poco era envidiado por su amor a la democracia, su pujanza económica y su alegría de vivir. Tipos como Zapatero y Sánchez se han encargado de convertir a España en un gran vertedero, sin que oposición de derecha (PP) haya hecho nada importante por impedir ese asesinato de la patria.

Al inepto y dañino Pedro Sánchez, merecedor de un severo castigo por el daño causado a España, le espera, cuando se retire, una vida paradisiaca, como si hubiera beneficiado a la nación con su gobierno: pensión vitalicia de 70.000 euros anuales, oficina, secretaria, dos funcionarios -uno de ellos con rango de director general-, seguridad, coche oficial y trato de personalidad allá donde esté. Tendrá 80.000 euros más al año si decide integrarse en el Consejo de Estado, un derecho que asiste a todo ex presidente español.

Ningún otro país del mundo civilizado reserva tantos privilegios para sus ex presidentes y altos cargos. España gasta más dinero en pensiones de lujo y privilegios para ex políticos que cualquier otro país de Europa y también tiene más aforados, coches oficiales y ventajas para sus políticos que cualquier otro.

Son tantos los privilegios y ventajas de la clase política española al analizarlos da vértigo y asco.

Las instituciones españolas generadas por su sistema político no funcionan, ni son capaces de impedir que un delincuente se haga con el poder. España necesita con urgencia reformar su sistema para dotarse de mecanismos de seguridad y garantía que impidan en el futuro que malas personas, torpes y dañinas tomen en sus manos el timón de la nación y para que si un día tenemos la desgracia de que un miserable dañino controle el poder, sea expulsado de inmediato.

Los españoles decentes y demócratas deberían crear una asociación cívica que defienda la reforma del sistema para que los canallas no tengan acceso al poder, ni sean premiados cuando lo abandonen, dejando al país hecho trizas.

Francisco Rubiales

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Lunes, 27 de Junio 2022
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