Los datos del último Barómetro de la organización Transparencia Internacional confirman las peores previsiones: los ciudadanos siguen separándose de la política e incrementan su rechazo y desprecio por los políticos y sus partidos, un sentimiento preocupante que cuestiona el liderazgo de la sociedad y sitúa en crisis a las llamadas democracias, las cuales, para ser auténticas y legítimas, necesitan de algo tan imprescindible como la confianza de los ciudadanos.
España es uno de los paises en los que el Barómetro detecta un mayor descrédito de los políticos y de sus instituciones, lo que significa que en España, el deterioro de la democracia y de sus instituciones es especialmente grave, si se tiene en cuenta que la democracia española es más joven que las demás de Occidente. Los datos significan también que el ritmo de la degradación de la democracia española es más rápido e intenso que en las demás democracias avanzadas.
Los expertos creen que si el sondeo practicado en España por Transparencia Internacional se hubiera realizado en este final del años 2005, después de que la sociedad haya tenido que digerir con repugnancia los tragos amargos del Estatuto catalán, el apoyo gubernamental a la OPA anti-ENDESA, el escándalo del crédito condonado a los socialistas catalanes y el más reciente de la línea represiva de la libertad de expresión iniciada por los gobiernos da Cataluña y España, entre otros, el deterioro detectado del sistema y el rechazo a los politicos habrían sido todavía más dramáticos y contundentes.
El recién publicado Barómetro Global 2005 de la Corrupción de Transparencia Internacional también revela que los ciudadanos creen que las instituciones están dominadas por la corrupción y que la situación general ha empeorado.
Por tercer año consecutivo, los ciudadanos de 45 de los 69 países encuestados, entre ellos España, reservan su peor nota para los partidos políticos. En 2004, los partidos eran considerados como las instituciones más corruptas en 36 de 62 países estudiados. En una escala de 1 -para las instituciones más limpias- y 5 -para las más corruptas-, los partidos obtienen un 4.
Los datos de Transparencia Internacional exigen cambios drásticos en la política, la democracia, el liderazgo y los conceptos de gobierno y de poder, que, año tras año, acumulan desprestigio y pierden la confianza de los ciudadanos, sin que se produzca, de hecho, reacción alguna por parte de los políticos y de sus partidos, ni siquiera el reconocimiento de su fracaso en la dirección de una sociedad que nos los valora.
España es uno de los paises en los que el Barómetro detecta un mayor descrédito de los políticos y de sus instituciones, lo que significa que en España, el deterioro de la democracia y de sus instituciones es especialmente grave, si se tiene en cuenta que la democracia española es más joven que las demás de Occidente. Los datos significan también que el ritmo de la degradación de la democracia española es más rápido e intenso que en las demás democracias avanzadas.
Los expertos creen que si el sondeo practicado en España por Transparencia Internacional se hubiera realizado en este final del años 2005, después de que la sociedad haya tenido que digerir con repugnancia los tragos amargos del Estatuto catalán, el apoyo gubernamental a la OPA anti-ENDESA, el escándalo del crédito condonado a los socialistas catalanes y el más reciente de la línea represiva de la libertad de expresión iniciada por los gobiernos da Cataluña y España, entre otros, el deterioro detectado del sistema y el rechazo a los politicos habrían sido todavía más dramáticos y contundentes.
El recién publicado Barómetro Global 2005 de la Corrupción de Transparencia Internacional también revela que los ciudadanos creen que las instituciones están dominadas por la corrupción y que la situación general ha empeorado.
Por tercer año consecutivo, los ciudadanos de 45 de los 69 países encuestados, entre ellos España, reservan su peor nota para los partidos políticos. En 2004, los partidos eran considerados como las instituciones más corruptas en 36 de 62 países estudiados. En una escala de 1 -para las instituciones más limpias- y 5 -para las más corruptas-, los partidos obtienen un 4.
Los datos de Transparencia Internacional exigen cambios drásticos en la política, la democracia, el liderazgo y los conceptos de gobierno y de poder, que, año tras año, acumulan desprestigio y pierden la confianza de los ciudadanos, sin que se produzca, de hecho, reacción alguna por parte de los políticos y de sus partidos, ni siquiera el reconocimiento de su fracaso en la dirección de una sociedad que nos los valora.