Una de las miles de imágenes que inundan las redes denunciando el despilfarro español
La España de Sánchez tiene problemas de ética, de cohesión, de igualdad, de desempleo, de abuso de poder, de ineficacia y otros muchos, pero el peor de todos sus dramas y abusos es que el Estado que administra es insostenible e imposible de financiar salvo que se exprima al pueblo con impuestos abusivos y demenciales y que se recurra al endeudamiento externo de manera suicida y ruinosa.
La España de Sánchez avanza hacia la división, la ruptura, el desarme moral, el odio y la tiranía, pero lo peor de todo es que corre disparada hacia la ruina económica y el fin de una prosperidad cuyas bases se crearon durante el Franquismo y que después se convirtió en el "milagro español", un despegue económico que asombró al mundo, de un nivel semejante a los famosos milagros italiano y japonés.
Sanchez y su gobierno incompetente y estúpido están poniendo en peligro toda esa prosperidad y haciendo el papel de enterradores de España.
Se gasta dinero a chorros en mantener a los más de 300.000 políticos a sueldo que sobran y cobran del Estado, todos ellos innecesarios, en sostener el despilfarro autonómico, que es especialmente indignante en Cataluña y el País Vasco, dónde Sanchez tiene que pagar los apoyos que ha recibido con ríos de dinero y privilegios, en comprar a los medios de comunicación, un capítulo que con Sánchez se ha disparado, en corrupción pura, un drama que a pesar de las promesas del poder crece año tras año y sustrae de la economía real decenas de miles de millones de euros y en pagar los despilfarros, lujos y regalos del gobierno a los países "amigos" en el extranjero.
Se gasta también, de manera delictiva, trucando concursos públicos, repartiendo subvenciones a los amigos del poder y cobrando comisiones ilegales y desproporcionadas, encareciendo artificialmente las obras públicas y en mil corrupciones más, de las que apenas se conoce el 10 por ciento de la totalidad existente.
El gobierno justifica su expolio del ciudadano, vía impuestos, afirmando que no hay dinero para las pensiones y los servicios fundamentales, pero eso es mentira. Todo el gasto en la seguridad social del Estado Español representa el 3% del PIB, una cantidad que podría conseguirse si se eliminan los sueldos innecesarios de los políticos parásitos y se cierran los miles de chiringuitos inútiles creados por los políticos para reforzar su clientelismo y poderes.
Hay estudios que calculan que en España hay casi cien mil personas beneficiadas clandestinamente por el Estado, en su mayoría políticos corruptos y empresarios al servicio del poder, que son incapaces de justificar sus abultados patrimonios. La corrupción le cuesta a España más del 10 por ciento del PIB, lo que la convierte en la mayor partida real del Estado.
A todo esta locura se podrían agregar sospechas e indicios que inducen a pensar que hay dinero que los políticos controlan al margen de la contabilidad pública, dinero procedente de los impuestos indirectos que jamás se inyectan en el circuito de la economía y que sirve para enriquecer a los partidos y a los políticos, en pagar sobresueldos en dinero negro y en fechorías inconfesables.
No hace mucho que un miembro español destacado de Transparencia Internacional me dijo que si España eliminara la corrupción y organizara su Estado con criterios de eficacia y decencia "sería un país tan próspero o mas que Alemania".
El despilfarro autonómico le cuesta a España más del 10% del PIB. Recentralizar España representaría un ahorro de más de 60.000 millones de euros, además de representar avances en orden, igualdad y cohesión, además de la desactivación de la absurda competencia entre comunidades y de las fuerzas centrífugas desatadas, que ponen en peligro la unidad de la nación. Los políticos, tanto de derecha como de izquierda, que cedieron a las autonomías competencia como la educación, la sanidad, la policía y otras, además de romper la unidad, la igualdad y la cohesión, alimentaron la ineficacia y el despilfarro.
En España no hay más Estado de Bienestar que el que disfrutan los políticos, con impunidad, dinero abundante, pensiones vitalicias, sueldos opacos y sin controles democráticos suficientes. El mundo autonómico se ha convertido en un Paraiso Terrenal donde miles de políticos y saqueadores de lo publico viven a cuerpo de rey. Por eso saltan contra VOX, llenos de odio, cuando ese partido pone el dedo en la llaga afirmando con razón que las autonomías deben desaparecer. Las protestas de los políticos no se deben al amor a España, ni a la defensa de la democracia, sino porque la propuesta de VOX acabaría con el disfrute de muchos saqueadores y rufianes.
Las 17 autonomías gastando dinero a espuertas, cada una con su Parlamento y decenas de instituciones y chiringuitos inútiles, las diputaciones, las delegaciones, la financiación visible e invisible de los partidos y un largo etcétera convierte a la clase política española en una cueva de ladrones y al pueblo español en una manada de borregos estúpidos y sobre explotados.
Los fondos reservados que administra el gobierno, más opacos e incontrolados que en cualquier otra democracia avanzada, son otra fuente de despilfarro y gasto inútil. En teoría sirven para financiar las cloacas, comprar voluntades y pagar traiciones y operaciones de interés nacional, pero en la práctica cientos de millones terminan en los bolsillos de personas que se hacen ricas de manera ilícita, delictiva e impune.
Francisco Rubiales
("Pedro Sánchez. Un personaje de esa calaña no merece gobernar España".)
La España de Sánchez avanza hacia la división, la ruptura, el desarme moral, el odio y la tiranía, pero lo peor de todo es que corre disparada hacia la ruina económica y el fin de una prosperidad cuyas bases se crearon durante el Franquismo y que después se convirtió en el "milagro español", un despegue económico que asombró al mundo, de un nivel semejante a los famosos milagros italiano y japonés.
Sanchez y su gobierno incompetente y estúpido están poniendo en peligro toda esa prosperidad y haciendo el papel de enterradores de España.
Se gasta dinero a chorros en mantener a los más de 300.000 políticos a sueldo que sobran y cobran del Estado, todos ellos innecesarios, en sostener el despilfarro autonómico, que es especialmente indignante en Cataluña y el País Vasco, dónde Sanchez tiene que pagar los apoyos que ha recibido con ríos de dinero y privilegios, en comprar a los medios de comunicación, un capítulo que con Sánchez se ha disparado, en corrupción pura, un drama que a pesar de las promesas del poder crece año tras año y sustrae de la economía real decenas de miles de millones de euros y en pagar los despilfarros, lujos y regalos del gobierno a los países "amigos" en el extranjero.
Se gasta también, de manera delictiva, trucando concursos públicos, repartiendo subvenciones a los amigos del poder y cobrando comisiones ilegales y desproporcionadas, encareciendo artificialmente las obras públicas y en mil corrupciones más, de las que apenas se conoce el 10 por ciento de la totalidad existente.
El gobierno justifica su expolio del ciudadano, vía impuestos, afirmando que no hay dinero para las pensiones y los servicios fundamentales, pero eso es mentira. Todo el gasto en la seguridad social del Estado Español representa el 3% del PIB, una cantidad que podría conseguirse si se eliminan los sueldos innecesarios de los políticos parásitos y se cierran los miles de chiringuitos inútiles creados por los políticos para reforzar su clientelismo y poderes.
Hay estudios que calculan que en España hay casi cien mil personas beneficiadas clandestinamente por el Estado, en su mayoría políticos corruptos y empresarios al servicio del poder, que son incapaces de justificar sus abultados patrimonios. La corrupción le cuesta a España más del 10 por ciento del PIB, lo que la convierte en la mayor partida real del Estado.
A todo esta locura se podrían agregar sospechas e indicios que inducen a pensar que hay dinero que los políticos controlan al margen de la contabilidad pública, dinero procedente de los impuestos indirectos que jamás se inyectan en el circuito de la economía y que sirve para enriquecer a los partidos y a los políticos, en pagar sobresueldos en dinero negro y en fechorías inconfesables.
No hace mucho que un miembro español destacado de Transparencia Internacional me dijo que si España eliminara la corrupción y organizara su Estado con criterios de eficacia y decencia "sería un país tan próspero o mas que Alemania".
El despilfarro autonómico le cuesta a España más del 10% del PIB. Recentralizar España representaría un ahorro de más de 60.000 millones de euros, además de representar avances en orden, igualdad y cohesión, además de la desactivación de la absurda competencia entre comunidades y de las fuerzas centrífugas desatadas, que ponen en peligro la unidad de la nación. Los políticos, tanto de derecha como de izquierda, que cedieron a las autonomías competencia como la educación, la sanidad, la policía y otras, además de romper la unidad, la igualdad y la cohesión, alimentaron la ineficacia y el despilfarro.
En España no hay más Estado de Bienestar que el que disfrutan los políticos, con impunidad, dinero abundante, pensiones vitalicias, sueldos opacos y sin controles democráticos suficientes. El mundo autonómico se ha convertido en un Paraiso Terrenal donde miles de políticos y saqueadores de lo publico viven a cuerpo de rey. Por eso saltan contra VOX, llenos de odio, cuando ese partido pone el dedo en la llaga afirmando con razón que las autonomías deben desaparecer. Las protestas de los políticos no se deben al amor a España, ni a la defensa de la democracia, sino porque la propuesta de VOX acabaría con el disfrute de muchos saqueadores y rufianes.
Las 17 autonomías gastando dinero a espuertas, cada una con su Parlamento y decenas de instituciones y chiringuitos inútiles, las diputaciones, las delegaciones, la financiación visible e invisible de los partidos y un largo etcétera convierte a la clase política española en una cueva de ladrones y al pueblo español en una manada de borregos estúpidos y sobre explotados.
Los fondos reservados que administra el gobierno, más opacos e incontrolados que en cualquier otra democracia avanzada, son otra fuente de despilfarro y gasto inútil. En teoría sirven para financiar las cloacas, comprar voluntades y pagar traiciones y operaciones de interés nacional, pero en la práctica cientos de millones terminan en los bolsillos de personas que se hacen ricas de manera ilícita, delictiva e impune.
Francisco Rubiales
("Pedro Sánchez. Un personaje de esa calaña no merece gobernar España".)