Información y Opinión

El desastre educativo español interesa al poder político



La sospecha de que el desatre educativo español no es consecuencia de errores de planificación sino el resultado de una política que interesa al poder cobra cada día más fuerza entre los observadores y analistas independientes.



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De todos los riesgos y peligros que sobrevuelan España, el mayor de todos es el fracaso de la educación y el bajo nivel de la formación de los jóvenes, una terrible carencia que hipoteca el futuro del país y, sobre todo, su prosperidad y permanencia en el grupo de las naciones desarrolladas del mundo.

El desastre sufrido por el sistema educativo público español es inexplicable y no puede entenderse como el resultado del fracaso de una política educativa. Sólo es racionalmente explicable si se lo contempla como un deseo expreso del poder político, más interesado en gobernar sobre masas incultas, semianalfabetas y fácilmente influenciables que sobre ciudadanos reflexivos, críticos y libres.

La baja calidad de la educación pública española no sólo facilita la concentración de la cultura en la élite gobernante, que es la que puede llevar a sus hijos a colegios y universidades privadas, sino que fortalece el poder del sistema sobre el individuo, incrementa el dominio de las "castas" políticas sobre la sociedad y facilita el dominio del Estado, de los partidos políticos y los políticos profesionales sobre los ciudadanos.

El desastre de la educación española es demasiado rotundo y se ha desarrollado ante la indiferencia no sólo del actual gobierno socialista presidido por Zapatero, sino también del anterior, presidido por Aznar. El sistema está minado por la indisciplina, la desmoralización de los cuerpos docentes, la falta de esfuerzo y la baja exigencia, de calidad. Desde el poder político se ha contemplado el desastre sin reaccionar durante más de dos décadas. En todo ese tiempo, el impulso mayor del poder ha sido presionar al sistema para que disminuya la exigencia y se otorguen aprobados casi generales para no contrariar a los padres y alumnos.

El drama sólo es explicable si se analiza como un diseño concreto planificado, no como un accidente o un simple error.

Parece evidente que al Estado no le interesa que los jóvenes sepan leer, conozcan la historia y aprendan a analizar críticamente la realidad que les rodea. Lo que parece interesar al Estado, a los partidos políticos y a los políticos profesionales es que exista una enorme masa semi-analfabeta y moldeable, sin capacidad crítica, que piense poco, que pague sus impuestos sin rechistar y que vote y compre lo que las grandes cadenas de televisión (controladas por el poder) digan qué hay que votar y comprar.



   
Miércoles, 2 de Enero 2008
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