Conversando con Fidel, en la Habana
La rebeldía frente al poder político y las élites hegemónicas es un deber ineludible en España para cualquier persona decente. Quien no lo haga, en estas circunstancias dramáticas para la nación, cuando la ética, la democracia, la verdad, la limpieza, la justicia y el bien común están siendo asesinados, es autor o cómplice de esos asesinatos y de empujar a España hacia el precipicio.
No entiendes nada, estás sometido a tu partido y ni siquiera puedes valorar la lucha generosa y desinteresada de las personas decentes.
No soy militar, ni soy experto en armas de guerra o artes marciales, pero sí soy un combatiente. Cada cual lucha en el bando que quiere y con las armas que domina y mis armas son las ideas, la pluma y el dominio de la información. Durante mi vida me he entrenado concienzudamente para hacer ese trabajo. He sido corresponsal de prensa y he dirigido equipos de periodistas en una docena de países, como enviado especial y director de oficinas de la agencia EFE en el mundo. He cubierto guerras y conflictos y he visto morir a personas a pocos metros. He tenido que competir con los mejores periodistas del mundo, que son los anglosajones que trabajan en las agencias de noticias. He competido con los de Reuter, UPI, Asociated Press, AFP y otras agencias y muchas veces los he derrotado, llegando antes al mundo con una información o distribuyendo exclusivas de gran interés. Tuve que aprender a escribir una treintena de noticias y artículos al día y a redactarlos a velocidad de vértigo. He realizado entrevistas, me he infiltrado, me hecho pasar por otros, he pasado noches sin dormir, he sentido el estrés a borbotones y he estado en dos frente de batalla, sintiendo las balas demasiado cerca.
Gracias a esas experiencias y a posteriores puestos de responsabilidad como la dirección de informativos especiales de la Agencia EFE y la dirección de comunicación de la Exposición Universal de Sevilla 1992, he aprendido a descubrir la noticia, a interrogar al interlocutor, a deducir, a identificar la verdad y a escribir artículos complejos en una veintena de minutos.
Todo ese bagaje de conocimientos y habilidades lo he puesto al servicio de la verdad y de mi país., al que ayudo con mi inteligencia y con mi pluma a ser fuerte y decente, a sacudirse el dominio de los canallas, a desarmar a los desalmados con poder, a denunciar las suciedades y a contribuir, con mi esfuerzo y riesgo, a que se regenere y vuelva a ser grande, justo y decente.
Ese combate exige ser independiente, ferozmente independiente, y a criticar por igual a las derechas y a las izquierdas, a todo el que lo merezca, con especia énfasis, siempre, al partido que gobierna por ser el máximo responsable y por concentrar en sus manos casi todo el poder político y económico.
Al finalizar el pasado siglo y milenio, con 50 años recién cumplidos, decidí enrolarme en la resistencia y comencé mi labor de lucha. Me doctoré en periodismo, elaboré una tesis sobre el valor del debate, escribí y publiqué media docena de libros, di cursos de doctorado, impartí conferencias y publiqué al menos un artículo cada día. Calculo que desde el año 2001, he escrito y publicado más de 7.000 artículos. Abrí entonces el blog "Voto en Blanco", que sigue activo después de 20 años, y es ahí donde vierto mi cosecha diaria de artículos, análisis y disparos contra la corrupción, el abuso de poder y los crímenes contra la democracia, la Justicia y la decencia.
Cuando escribo soy consciente de que lo hago representando a cientos de miles de españoles que piensan como yo y que por haberse dedicado a otras actividades, no tienen mi entrenamiento periodístico. Escribo y lucho animado por ellos, dirigido y empujado por la gente limpia y decente de España, asqueada de tanta corrupción, abuso de poder y mal gobierno, indignada porque España está siendo llevada al matadero, cada día más pobre, mas insignificante, mas injusta y corrompida por una clase política a la que hay que poner cerco y combatir porque en ello nos va la vida, a nosotros y a nuestros hijos y nietos.
No pertenezco a ningún partido, ni puedo militar en ninguno porque sé que esas agrupaciones llevan la corrupción en el alma. No creo en otra cosa que en la libertad, que es el bien supremo y el gran regalo que mi Dios o los dioses de los demás han hecho al hombre. Ese amor a la libertad como bien supremo me lleva a sentir asco ante los tiranos y dictadores que mienten, manipulan y aplastan, un asco muy especial.
Estas son las claves de mi vida y la filosofía que me lleva al combate.
Francisco Rubiales
No entiendes nada, estás sometido a tu partido y ni siquiera puedes valorar la lucha generosa y desinteresada de las personas decentes.
No soy militar, ni soy experto en armas de guerra o artes marciales, pero sí soy un combatiente. Cada cual lucha en el bando que quiere y con las armas que domina y mis armas son las ideas, la pluma y el dominio de la información. Durante mi vida me he entrenado concienzudamente para hacer ese trabajo. He sido corresponsal de prensa y he dirigido equipos de periodistas en una docena de países, como enviado especial y director de oficinas de la agencia EFE en el mundo. He cubierto guerras y conflictos y he visto morir a personas a pocos metros. He tenido que competir con los mejores periodistas del mundo, que son los anglosajones que trabajan en las agencias de noticias. He competido con los de Reuter, UPI, Asociated Press, AFP y otras agencias y muchas veces los he derrotado, llegando antes al mundo con una información o distribuyendo exclusivas de gran interés. Tuve que aprender a escribir una treintena de noticias y artículos al día y a redactarlos a velocidad de vértigo. He realizado entrevistas, me he infiltrado, me hecho pasar por otros, he pasado noches sin dormir, he sentido el estrés a borbotones y he estado en dos frente de batalla, sintiendo las balas demasiado cerca.
Gracias a esas experiencias y a posteriores puestos de responsabilidad como la dirección de informativos especiales de la Agencia EFE y la dirección de comunicación de la Exposición Universal de Sevilla 1992, he aprendido a descubrir la noticia, a interrogar al interlocutor, a deducir, a identificar la verdad y a escribir artículos complejos en una veintena de minutos.
Todo ese bagaje de conocimientos y habilidades lo he puesto al servicio de la verdad y de mi país., al que ayudo con mi inteligencia y con mi pluma a ser fuerte y decente, a sacudirse el dominio de los canallas, a desarmar a los desalmados con poder, a denunciar las suciedades y a contribuir, con mi esfuerzo y riesgo, a que se regenere y vuelva a ser grande, justo y decente.
Ese combate exige ser independiente, ferozmente independiente, y a criticar por igual a las derechas y a las izquierdas, a todo el que lo merezca, con especia énfasis, siempre, al partido que gobierna por ser el máximo responsable y por concentrar en sus manos casi todo el poder político y económico.
Al finalizar el pasado siglo y milenio, con 50 años recién cumplidos, decidí enrolarme en la resistencia y comencé mi labor de lucha. Me doctoré en periodismo, elaboré una tesis sobre el valor del debate, escribí y publiqué media docena de libros, di cursos de doctorado, impartí conferencias y publiqué al menos un artículo cada día. Calculo que desde el año 2001, he escrito y publicado más de 7.000 artículos. Abrí entonces el blog "Voto en Blanco", que sigue activo después de 20 años, y es ahí donde vierto mi cosecha diaria de artículos, análisis y disparos contra la corrupción, el abuso de poder y los crímenes contra la democracia, la Justicia y la decencia.
Cuando escribo soy consciente de que lo hago representando a cientos de miles de españoles que piensan como yo y que por haberse dedicado a otras actividades, no tienen mi entrenamiento periodístico. Escribo y lucho animado por ellos, dirigido y empujado por la gente limpia y decente de España, asqueada de tanta corrupción, abuso de poder y mal gobierno, indignada porque España está siendo llevada al matadero, cada día más pobre, mas insignificante, mas injusta y corrompida por una clase política a la que hay que poner cerco y combatir porque en ello nos va la vida, a nosotros y a nuestros hijos y nietos.
No pertenezco a ningún partido, ni puedo militar en ninguno porque sé que esas agrupaciones llevan la corrupción en el alma. No creo en otra cosa que en la libertad, que es el bien supremo y el gran regalo que mi Dios o los dioses de los demás han hecho al hombre. Ese amor a la libertad como bien supremo me lleva a sentir asco ante los tiranos y dictadores que mienten, manipulan y aplastan, un asco muy especial.
Estas son las claves de mi vida y la filosofía que me lleva al combate.
Francisco Rubiales