Las mentiras del sanchismo son un diluvio estremecedor y corrosivo, capaz de destruir España
Internet y cierto periodismo ciudadano y amateur que florece en las redes nos permite impedir en parte el dominio absoluto de la mentira. Ya no son los medios de comunicación, muchos de ellos comprados y sometidos al poder, sino los ciudadanos en las redes los que denuncian y descubren la maldad y los escándalos. Internet nos permite conocer en parte el imponente aparato de corrupción del régimen, cuyo corazón es la mentira. Gracias a internet sabemos que los corruptos y mediocres dirigentes políticos se enriquecen sin explicación y, en lugar de la cárcel, acaban en el Consejo de Estado con unas pagas vitalicias por los servicios prestados, o en empresas previamente beneficiadas desde el gobierno. Los casi 500.000 políticos que padecemos y tenemos que enriquecer consumen demasiados recursos y apenas queda nada para la ciudadanía y los servicios fundamentales. Para sostener ese tinglado indecente, los ciudadanos son expoliados, hasta el punto de que sospechamos que en realidad trabajamos para ellos, para enriquecerlos.
No hace mucho me dijo una jueza que el gran escándalo de España, nunca tratado en serio por la prensa, es que hay miles y miles de políticos, desde monarcas a simples militantes, sin olvidar a jefes de gobierno, ministros, altos cargos, alcaldes, concejales y directivos públicos, con un patrimonio abultado, imposible de justificar con sus ingresos legales. Lógicamente, esa riqueza es fruto del robo corrupto, consentido y hasta estimulado en el corazón del sistema.
Si esto es una democracia representativa que venga Dios y lo vea. España es la víctima de un régimen corrupto hasta las trancas que debe ser desmontado con urgencia, antes de que nos destroce por completo.
Ese tremendo entramado corrupto sólo puede sostenerse con la mentira y el engaño. El gobierno y los partidos tienen que ocultar la verdad porque la verdad es espantosa. La mentira no está castigada en España y forma parte del comportamiento de los cargos públicos, que incluso permite que puedas mentir en tu defensa, como así lo reconoce nuestro ordenamiento jurídico. La mentira frena el progreso, pero nadie lo dice. Hobbes y Kant lo sabían y por eso dieron tanto valor a la verdad. Aseguraban que sin la verdad "estamos condenados al retroceso".
Todos estamos obligados a la verdad, pero la prensa de manera especial porque la democracia le encomienda que informe verazmente a los ciudadanos para que estos puedan discernir y elegir correctamente. La prensa, aunque no toda, se ha entregado a la mentira en España un daño inmenso transmitiendo manipulación, sectarismo, ocultación y mentira. Pero las mentiras tienen las patas muy corta y ya es imposible ocultar en España la orgía de falsedades, engaños y estafas que patrocinan los políticos, sobre todo el sanchismo que ha batido todos los records de suciedad y de odio a la verdad.
Dicen los especialistas que de las mentiras y la corrupción del poder apenas se conoce el diez por ciento del total. Imaginad lo que hay oculto si el diez por ciento que conocemos nos estremece.
El sistema está en descomposición y corresponde a los ciudadanos desmantelarlo, sacar toda la porquería para regenerar la vida de este país, ya que es ridículo e ingenuo esperar que sean los políticos, padres de la corrupción y la mentira, los que regeneren nuestra nación.
El sanchismo, emperador de la mentira, ha agregado el descaro a la basura del poder. Las hemerotecas demuestran que el poder miente y engaña con una frecuencia escalofriante, pero los políticos, con el corrompido Sánchez a la cabeza, ya ni disimulan. Dijeron que convocarían elecciones después de la moción de censura y no lo hicieron, que nunca pactarían con Podemos y lo hicieron, que jamás negociarían con los herederos de ETA y lo hicieron, que no otorgarían privilegios a los golpistas y lo hicieron, que sanearían la nación y la están destruyendo, que defenderían la igualdad y han elevado la desigualdad hasta los altares.
Si no saneamos con urgencia esta España podrida por los corruptos y saqueadores, lo más probable es que pronto desaparezcamos como pueblo.
Francisco Rubiales
No hace mucho me dijo una jueza que el gran escándalo de España, nunca tratado en serio por la prensa, es que hay miles y miles de políticos, desde monarcas a simples militantes, sin olvidar a jefes de gobierno, ministros, altos cargos, alcaldes, concejales y directivos públicos, con un patrimonio abultado, imposible de justificar con sus ingresos legales. Lógicamente, esa riqueza es fruto del robo corrupto, consentido y hasta estimulado en el corazón del sistema.
Si esto es una democracia representativa que venga Dios y lo vea. España es la víctima de un régimen corrupto hasta las trancas que debe ser desmontado con urgencia, antes de que nos destroce por completo.
Ese tremendo entramado corrupto sólo puede sostenerse con la mentira y el engaño. El gobierno y los partidos tienen que ocultar la verdad porque la verdad es espantosa. La mentira no está castigada en España y forma parte del comportamiento de los cargos públicos, que incluso permite que puedas mentir en tu defensa, como así lo reconoce nuestro ordenamiento jurídico. La mentira frena el progreso, pero nadie lo dice. Hobbes y Kant lo sabían y por eso dieron tanto valor a la verdad. Aseguraban que sin la verdad "estamos condenados al retroceso".
Todos estamos obligados a la verdad, pero la prensa de manera especial porque la democracia le encomienda que informe verazmente a los ciudadanos para que estos puedan discernir y elegir correctamente. La prensa, aunque no toda, se ha entregado a la mentira en España un daño inmenso transmitiendo manipulación, sectarismo, ocultación y mentira. Pero las mentiras tienen las patas muy corta y ya es imposible ocultar en España la orgía de falsedades, engaños y estafas que patrocinan los políticos, sobre todo el sanchismo que ha batido todos los records de suciedad y de odio a la verdad.
Dicen los especialistas que de las mentiras y la corrupción del poder apenas se conoce el diez por ciento del total. Imaginad lo que hay oculto si el diez por ciento que conocemos nos estremece.
El sistema está en descomposición y corresponde a los ciudadanos desmantelarlo, sacar toda la porquería para regenerar la vida de este país, ya que es ridículo e ingenuo esperar que sean los políticos, padres de la corrupción y la mentira, los que regeneren nuestra nación.
El sanchismo, emperador de la mentira, ha agregado el descaro a la basura del poder. Las hemerotecas demuestran que el poder miente y engaña con una frecuencia escalofriante, pero los políticos, con el corrompido Sánchez a la cabeza, ya ni disimulan. Dijeron que convocarían elecciones después de la moción de censura y no lo hicieron, que nunca pactarían con Podemos y lo hicieron, que jamás negociarían con los herederos de ETA y lo hicieron, que no otorgarían privilegios a los golpistas y lo hicieron, que sanearían la nación y la están destruyendo, que defenderían la igualdad y han elevado la desigualdad hasta los altares.
Si no saneamos con urgencia esta España podrida por los corruptos y saqueadores, lo más probable es que pronto desaparezcamos como pueblo.
Francisco Rubiales