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El comunista teme más ser apartado del poder que ir a la cárcel





En los países del Este de Europa que sufrieron, durante décadas, el régimen comunista, afirman que “ el peor castigo para un comunista es apartarlo del poder... más que encarcelarlo ”, sentencia que refleja la apetencia de poder que han demostrado los viejos cuadros del comunismo, gran parte de los cuales siguen en el poder a pesar de que su doctrina fue derrotada y su régimen rechazado por el pueblo.

En Checoslovaquia estiman que el 60 por ciento de quienes hoy son los más importantes hombres de negocios en la República Checa eran miembros del Partido Comunista. En Rusia, la proporción es todavía mayor y casi la totalidad de las élites políticas y empresariales del país, empezando por el propio presidente Putin, fueron cuadros o militantes del PCUS.

Ocurre lo mismo en casi todos los países de la antigua Europa del Este, donde los comunistas se han reciclado y adaptado admirablemente a la democracia, pero sin creer en ella, manteniendo su fe en el Estado y despreciando a la sociedad civil.

La mayoría de los antiguos comunistas ha renunciado a militar en partidos comunistas, ni a crear otros partidos nuevos de esa misma orientación, prefiriendo insertarse en partidos clásicos de las democracias, especialmente en los socialdemócratas, donde son bien recibidos y encuentran condiciones muy favorables, quizás porque esos partidos, como los antiguos comunistas, siguen creyendo que la sociedad sólo puede cambiarse desde la cúspide, ocupando el Estado y ejerciendo el poder desde el gobierno.

Algunos pensadores están observando atentamente el fenómeno y comienzan a hablar de una verdadera “fusión” entre socialdemócratas y comunistas reciclados, de la que surgen unos partidos nuevos con menos ideología y más obsesión por ocupar el poder “a toda costa”.



Franky  
Viernes, 24 de Febrero 2006
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