Ir a Cuba para participar en las ceremonias fúnebres por la muerte de Fidel representa un compromiso para muchos gobiernos, que no saben qué hacer para quedar bien con Cuba, contentar a la izquierda y, al mismo tiempo, evitar demasiado calor y cercanía con uno de los regímenes más tiránicos del globo. Para colmo de males, hay que tener en cuenta el anticastrismo profundo de Donald Trump, el próximo presidente del Imperio, al que pocos quieren desairar.
España, al designar al rey emérito Juan Carlos para encabezar la delegación, ha solventado con bastante inteligencia y astucia el compromiso, otorgando a la delegación un alto nivel institucional, pero un discreto nivel político y gubernamental.
Las ceremonias fúnebres de Cuba van a servir para analizar la política mundial en la realidad, sin camuflajes y engaños. Los que acudan al máximo nivel demostrarán sus creencias, alianzas, ideas y lealtades y ocurrirá lo mismo que los que se ausenten.
Será interesante analizar el cortejo y descubrir en él donde anida la tiranía, aunque esté oculta, donde resisten las libertades y donde hay cobardes e hipócritas en las trincheras del poder.
Francisco Rubiales
España, al designar al rey emérito Juan Carlos para encabezar la delegación, ha solventado con bastante inteligencia y astucia el compromiso, otorgando a la delegación un alto nivel institucional, pero un discreto nivel político y gubernamental.
Las ceremonias fúnebres de Cuba van a servir para analizar la política mundial en la realidad, sin camuflajes y engaños. Los que acudan al máximo nivel demostrarán sus creencias, alianzas, ideas y lealtades y ocurrirá lo mismo que los que se ausenten.
Será interesante analizar el cortejo y descubrir en él donde anida la tiranía, aunque esté oculta, donde resisten las libertades y donde hay cobardes e hipócritas en las trincheras del poder.
Francisco Rubiales