Información y Opinión

El canon de la SGAE hace de España un pueblo de piratas



Cuando todo un gobierno que se dice democrático, como el de Zapatero, emplea su enorme poder en beneficiar a un colectivo mediocre e incapaz de ganarse la adhesión del mercado, asume una gran responsabilidad y envía a la sociedad un mensaje perverso: "No importa que seais mediocres y profesionalmente pobres; lo único importante es que apoyeis al poder". De este modo se conducen a los pueblos hacia la ruína.
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El odiado canon de la SGAE ya ha entrado en vigor porque el gobierno, amparando a sus amigos artistas, ha decidido imponerlo, enfrentándose incluso a una sociedad que rechaza masivamente ese impuesto preventivo e injusto que gravará no sólo a impresoras, grabadoras y cd’s, sino también a móviles, MP3 y memorias USB y que convierte a España en un pueblo de piratas.

Los artistas amigos del presidente Zapatero, muchos de ellos millonarios insaciables, quieren ahora que el gobierno también castigue de manera ejemplar la piratería que ellos mismos propician con el "canon" y solicitan, incluso, que se les corte el acceso a Internet a los que pirateen canciones y videos en la red.

Entre esos artistas de mentalidad autoritaria y un gobierno que le debe demasiados favores están llevando a la sociedad española, una vez más, hasta la confusión y la esquizofrenia. Por un lado nos obligan a pagar un canon que presupone que los consumidores serán piratas, pero, al mismo tiempo, quieren reprimir la piratería que ya han cobrado por anticipado. La única explicación a ese desaguisado indecente sólo puede encontrarse en las antiguas estructuras ideológicas de la desaparecida URSS de Stalin y Breznev, cuando el pueblo esclavo era sometido a la dictadura del contubernio del partido y de los intelectuales y artistas oficiales, sometidos y defensores del régimen.

Nadie, salvo los políticos, tiene en España peor imagen que la SGAE. Tal vez injustamente, la asociación que agrupa y defiende a los artistas es percibida por el ciudadano como una banda recaudadora insaciable, adicta a las subvenciones y artisticamente mediocre, incapaz siquiera de hacer competitivo al cine o a la música española, que alcanza sus objetivos gracias a su contubernio con el poder político de la izquierda.

Con la opinión pública en contra y en oposición hostil, la SGAE, por mucho apoyo del gobierno que consiga, está condenada a perder esta guerra, aunque ahora esté ganando batallas. Cuando Zapatero sea desplazado del poder o cuando la presión de los ciudadanos y de otros partidos lo haga necesario, los artistas millonarios serán abandonados por el poder y tendrán que competir libremente y sin ventajas en la sociedad, generando calidad, como los demás ciudadanos y empresas.



   
Domingo, 22 de Junio 2008
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