Los militantes socialistas reciben periódicamente un boletín, enviado por el partido, que contiene información, estrategias y argumentos que sirven para operar con éxito ante la opinión pública. En esos boletines se les dice lo que deben creer, lo que deben rechazar y lo que responder ante acusaciones y noticias concretas.
Algunos militantes socialistas con cargos en la administración me pasaban esos documentos, pero hace tiempo que les dije que no me interesaban. Dejé de leerlos porque mi salud intelectual y mi concepción sana de la democracia corrían peligro.
La existencia y circulación de esos boletines son un reflejo no sólo del culto a la propaganda y a la mentira que impera en la partitocracia española, sino también del espíritu esclavo y gregario que domina la vida partidaria, ajeno por completo al sentido responsable, libre y vigilante que caracteriza a la ciudadanía.
Cualquier ciudadano auténtico y demócrata se sentiría humillado y minusvalorado ante esos argumentos propagandísticos, escasamente vinculados a la verdad e ideados para mentes débiles y sin capacidad propia de discernir, que no tienen otro fin que ganar la batalla de la opinión pública y engañar a la ciudadanía, pero dentro de las filas socialistas, esos boletines no sólo no son cuestionados sino que gozan de prestigio y son recibidos con agradecimiento y como símbolos de distinción.
En uno de ellos se recomienda destacar "el trabajo" constante e intenso del gobierno. De ahí procede esa frase tan repetida por los ministros de "estamos trabajando", como si a ellos se les pagara por trabajar. En las sociedades avanzadas y competitivas, a todo directivo y responsable de instituciones y empresas, incluyendo a los ministros, no se les exige "trabajo", sino "acierto" y se les paga por "logros y "existos", no por "tiempo" y "dedicación".
Otra de las consignas distribuidas es culpar a la oposición sin descanso de todos los males que afecten a España. De ahí surge esa obsesión por culpar al PP de todos los dramas y males de España, incluyendo los errores del propio gobierno socialista. La última vez que se intentó culpar al PP de un drama socialista es reciente, cuando los socialistas dijeron en el Congreso que el culpable de la nueva subida de la luz del verano de 2010 es el PP.
Otras consignas y argumentos recomendados en esos boletines son los que culpan a los bancos de la crisis, la idea de hablar siempre de una crisis "internacional" que "afecta a todos" y la tesis de que los bancos están traicionando al país, creando paro y cerrando empresas por no proporcionar créditos a las empresas.
Nada dice ese boletín de las grandes verdades: que los bancos no dan créditos porque todo el dinero que tienen lo acapara el gobierno, cuya deuda no para de crecer, que la banca es el sector más regulado y controlado por la autoridad política de todo el país, que Zapatero es ya el gran obstáculo para salir de la crisis porque ha perdido toda la confianza de la sociedad, de los mercados y de sus socios en los principales gobiernos del mundo y que el de Zapatero es un gobierno agotado y constante generador de fracasos, errores y engaños.
Desde esos boletines no sólo se difunden consignas y argumentos fáciles, sino también se propagan grandes mentiras estratégicas, que los fanáticos y sometidos se creen a pie juntillas y difunden con tanta disciplina como estupidez. Entre ellas la de que el gobierno de Zapatero cuenta con el apoyo de la mayoría de los españoles y que hay mucha envidia con respecto a España en otros países.
Esos boletines son de una arbitrariedad hiriente, no sólo por lo que dicen sino por lo que silencian. Nada dicen de los privilegios de la casta política, del desprecio que las encuestas reflejan hacia los políticos, del despilfarro, del endeudamiento suicida, de la corrupción galopante, del amiguismo, del clientelismo y del nepotismo que han convertido al sector público español en una verdadera pocilga.
Si algunos de los lectores de Voto en Blanco tiene un amigo socialista con cierto nivel en la militancia, que le pidan uno de esos boletines y lo lean. Saldrán aterrorizados de la pobreza intelectual que contienen y de la insoportable carga de propaganda oficial y mentira que propagan.
Algunos militantes socialistas con cargos en la administración me pasaban esos documentos, pero hace tiempo que les dije que no me interesaban. Dejé de leerlos porque mi salud intelectual y mi concepción sana de la democracia corrían peligro.
La existencia y circulación de esos boletines son un reflejo no sólo del culto a la propaganda y a la mentira que impera en la partitocracia española, sino también del espíritu esclavo y gregario que domina la vida partidaria, ajeno por completo al sentido responsable, libre y vigilante que caracteriza a la ciudadanía.
Cualquier ciudadano auténtico y demócrata se sentiría humillado y minusvalorado ante esos argumentos propagandísticos, escasamente vinculados a la verdad e ideados para mentes débiles y sin capacidad propia de discernir, que no tienen otro fin que ganar la batalla de la opinión pública y engañar a la ciudadanía, pero dentro de las filas socialistas, esos boletines no sólo no son cuestionados sino que gozan de prestigio y son recibidos con agradecimiento y como símbolos de distinción.
En uno de ellos se recomienda destacar "el trabajo" constante e intenso del gobierno. De ahí procede esa frase tan repetida por los ministros de "estamos trabajando", como si a ellos se les pagara por trabajar. En las sociedades avanzadas y competitivas, a todo directivo y responsable de instituciones y empresas, incluyendo a los ministros, no se les exige "trabajo", sino "acierto" y se les paga por "logros y "existos", no por "tiempo" y "dedicación".
Otra de las consignas distribuidas es culpar a la oposición sin descanso de todos los males que afecten a España. De ahí surge esa obsesión por culpar al PP de todos los dramas y males de España, incluyendo los errores del propio gobierno socialista. La última vez que se intentó culpar al PP de un drama socialista es reciente, cuando los socialistas dijeron en el Congreso que el culpable de la nueva subida de la luz del verano de 2010 es el PP.
Otras consignas y argumentos recomendados en esos boletines son los que culpan a los bancos de la crisis, la idea de hablar siempre de una crisis "internacional" que "afecta a todos" y la tesis de que los bancos están traicionando al país, creando paro y cerrando empresas por no proporcionar créditos a las empresas.
Nada dice ese boletín de las grandes verdades: que los bancos no dan créditos porque todo el dinero que tienen lo acapara el gobierno, cuya deuda no para de crecer, que la banca es el sector más regulado y controlado por la autoridad política de todo el país, que Zapatero es ya el gran obstáculo para salir de la crisis porque ha perdido toda la confianza de la sociedad, de los mercados y de sus socios en los principales gobiernos del mundo y que el de Zapatero es un gobierno agotado y constante generador de fracasos, errores y engaños.
Desde esos boletines no sólo se difunden consignas y argumentos fáciles, sino también se propagan grandes mentiras estratégicas, que los fanáticos y sometidos se creen a pie juntillas y difunden con tanta disciplina como estupidez. Entre ellas la de que el gobierno de Zapatero cuenta con el apoyo de la mayoría de los españoles y que hay mucha envidia con respecto a España en otros países.
Esos boletines son de una arbitrariedad hiriente, no sólo por lo que dicen sino por lo que silencian. Nada dicen de los privilegios de la casta política, del desprecio que las encuestas reflejan hacia los políticos, del despilfarro, del endeudamiento suicida, de la corrupción galopante, del amiguismo, del clientelismo y del nepotismo que han convertido al sector público español en una verdadera pocilga.
Si algunos de los lectores de Voto en Blanco tiene un amigo socialista con cierto nivel en la militancia, que le pidan uno de esos boletines y lo lean. Saldrán aterrorizados de la pobreza intelectual que contienen y de la insoportable carga de propaganda oficial y mentira que propagan.