Vuelve a ser cuestionado como hace cinco años, cuando fue expulsado de la alta dirección de su partido por intentar hacer trampas con una urna escondida.
Sánchez ya es un lastre para el socialismo español y para toda la izquierda. Quien no lo crea que se lo pregunte a Juan Espadas, que ha comprobado sobre el terreno que la presencia de Pedro Sánchez en su campaña andaluza le hacia perder votos y retroceder en las encuestas.
Para llenar los mítines donde actúa Pedro Sánchez, el sanchismo ha tenido que recurrir a pagar a los asistentes paella, cerveza y transporte gratis.
Para ganar unas elecciones en España basta ya con esgrimir que se lucha contra el sanchismo. La gente quiere librarse del energúmeno inepto que está causando a España más daños que ningún otro mandatario en los tres últimos siglos.
Es cierto que todavía hay españoles que le apoyan, pero ese apoyo cada vez está más circunscrito a grupos como los subvencionados que viven del Estado, los enchufados, los mediocres, los corruptos, los ilegales que reciben ayudas y los delincuentes.
La España trabajadora y decente abomina ya del sanchismo y no quiere seguir viviendo con ese tipo al frente de la nave España.
Sánchez ha perdido las elecciones en Madrid y en Castilla León y ahora las va a perder en Andalucía, el gran feudo histórico del socialismo. La clave es que Sánchez se ha pasado de la raya y ha maltratado demasiado a la ciudadanía.
A Sánchez, convertido en un cadáver ambulante, ya no lo quieren ni sus mentores globalistas, encabezados por Soros, que ha sido su gran protector. Ha provocado tanto rechazo y resistencia, que ya no les resulta rentable y le están buscando un cargo para que se retire con decoro, probablemente lejos de España, mientras dentro de España hay gente que ya se organiza para impedir que sea premiado con los privilegios reservados a los ex presidentes, que deberían servir para premiar los servicios a la nación, nunca los desmanes y destrozos como los que ha causado el sanchismo.
Le resistencia a Sánchez empieza a tomar cuerpo incluso dentro del socialismo, que está sorprendido ante un fenómeno único e insólito que reflejan las encuestas en Andalucía, el de votantes socialistas que se pasan al PP y a VOX.
La caída de Sánchez será todo un acontecimiento exultante, no sólo para España, que deja de padecer a uno de sus peores verdugos, sino también para Europa, la OTAN y los aliados de España en general, que contemplaban con creciente preocupación el deterioro y la decadencia española.
La caída de Sánchez será también un acontecimiento positivo para la resistencia contra el Nuevo Orden y los globalistas que quieren resetear el mundo, del que Sánchez era un peón fiel. El fracaso del sanchismo demuestra que los pueblos siguen vivos y con capacidad de resistir al mal que los invade.
Por muy cobarde que sea España, a los globalistas no les es posible sostener en el poder a un tipo como Sánchez, abucheado y pitado en cualquier rincón de España donde sea visto.
Francisco Rubiales
Para llenar los mítines donde actúa Pedro Sánchez, el sanchismo ha tenido que recurrir a pagar a los asistentes paella, cerveza y transporte gratis.
Para ganar unas elecciones en España basta ya con esgrimir que se lucha contra el sanchismo. La gente quiere librarse del energúmeno inepto que está causando a España más daños que ningún otro mandatario en los tres últimos siglos.
Es cierto que todavía hay españoles que le apoyan, pero ese apoyo cada vez está más circunscrito a grupos como los subvencionados que viven del Estado, los enchufados, los mediocres, los corruptos, los ilegales que reciben ayudas y los delincuentes.
La España trabajadora y decente abomina ya del sanchismo y no quiere seguir viviendo con ese tipo al frente de la nave España.
Sánchez ha perdido las elecciones en Madrid y en Castilla León y ahora las va a perder en Andalucía, el gran feudo histórico del socialismo. La clave es que Sánchez se ha pasado de la raya y ha maltratado demasiado a la ciudadanía.
A Sánchez, convertido en un cadáver ambulante, ya no lo quieren ni sus mentores globalistas, encabezados por Soros, que ha sido su gran protector. Ha provocado tanto rechazo y resistencia, que ya no les resulta rentable y le están buscando un cargo para que se retire con decoro, probablemente lejos de España, mientras dentro de España hay gente que ya se organiza para impedir que sea premiado con los privilegios reservados a los ex presidentes, que deberían servir para premiar los servicios a la nación, nunca los desmanes y destrozos como los que ha causado el sanchismo.
Le resistencia a Sánchez empieza a tomar cuerpo incluso dentro del socialismo, que está sorprendido ante un fenómeno único e insólito que reflejan las encuestas en Andalucía, el de votantes socialistas que se pasan al PP y a VOX.
La caída de Sánchez será todo un acontecimiento exultante, no sólo para España, que deja de padecer a uno de sus peores verdugos, sino también para Europa, la OTAN y los aliados de España en general, que contemplaban con creciente preocupación el deterioro y la decadencia española.
La caída de Sánchez será también un acontecimiento positivo para la resistencia contra el Nuevo Orden y los globalistas que quieren resetear el mundo, del que Sánchez era un peón fiel. El fracaso del sanchismo demuestra que los pueblos siguen vivos y con capacidad de resistir al mal que los invade.
Por muy cobarde que sea España, a los globalistas no les es posible sostener en el poder a un tipo como Sánchez, abucheado y pitado en cualquier rincón de España donde sea visto.
Francisco Rubiales