Consciente de que sus propuestas serían ampliamente rechazadas por la mayoría de los españoles, el gobierno Zapatero pretende imponer en España una legislación sobre el aborto que permite abortar a las adolescentes de 16 años sin el permiso de sus padres, que entra en colisión con el concepto de patria potestad y que no sólo lo despenaliza, sino que también convierte en impunes a los abortistas y a sus cómplices.
Amparada en un supuesto dictamen favorable de una comisión de expertos integradas casi en su plenitud por proabortistas socialistas, el ministerio de Igualdad que preside la joven Bibiana Aído, pretende imponer esa nueva ley que es mayoritariamente rechazada por la sociedad española. La obsesión del gobierno socialista por despenalizar el aborto es tan intensa que van a llevarnos hasta una legislación absorda y demencial que permite a las jóvenes de 16 años abortar sin permiso paterno, pero no comprar tabaco, hacerse un piercing o un tatuaje, para lo que se le exige permiso paterno.
El asunto, que amenaza con convertir a España, todavía más, en un enorme cementerio de internacional fetos, tiene la suficiente envergadura para que sea sometido a la sociedad en referendum, como suele hacerse en las democracias avanzadas cuando existe división en torno a un asunto de interés general, pero el gobierno Zapatero, desde su estilo de escaso respeto a la opinión ciudadana y su concepción leninista y arrogante del poder, evitará la consulta e impondrá su criterio a la mayoría.
Otro sucio ejemplo de lo que no debe hacerse en democracia.
Amparada en un supuesto dictamen favorable de una comisión de expertos integradas casi en su plenitud por proabortistas socialistas, el ministerio de Igualdad que preside la joven Bibiana Aído, pretende imponer esa nueva ley que es mayoritariamente rechazada por la sociedad española. La obsesión del gobierno socialista por despenalizar el aborto es tan intensa que van a llevarnos hasta una legislación absorda y demencial que permite a las jóvenes de 16 años abortar sin permiso paterno, pero no comprar tabaco, hacerse un piercing o un tatuaje, para lo que se le exige permiso paterno.
El asunto, que amenaza con convertir a España, todavía más, en un enorme cementerio de internacional fetos, tiene la suficiente envergadura para que sea sometido a la sociedad en referendum, como suele hacerse en las democracias avanzadas cuando existe división en torno a un asunto de interés general, pero el gobierno Zapatero, desde su estilo de escaso respeto a la opinión ciudadana y su concepción leninista y arrogante del poder, evitará la consulta e impondrá su criterio a la mayoría.
Otro sucio ejemplo de lo que no debe hacerse en democracia.
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