La única medida que propuso la había presentado el PP hace tres meses. Todos los partidos, menos el suyo le acusaron de no hacer nada frente a la crisis, de haber mentido, de carecer de ideas, de perder el tiempo y de empeñarse en gobernar España con incompetencia. La imagen de ZP en las Cortes fue patética y confirmó los peores pronósticos: tenemos un gobernente sin preparación suficiente, un peligroso incompetente que, para colmo de males, se cree listo y no admite consejos. ¡Pobre España!
Parecía preocupado sólo por evitar la huelga general que le amenaza y por no romper su alianza con los sindicatos éspañoles sometidos y comprados. No se sabe si por insensibilidad o torpeza, Zapatero ha dejado abandonadas a las pymes, a los autónomos y a todo aquel español que quiere reaccionar con brio frente al desastre. Zapatero fue ayer un peligroso conservador apalancado en el poder que ni siquiera supo ofrecer un programa de auteridad para ese Estado monstruoso, de casi cuatro millones de funcionarios, enchufados, baneficiados y parásitos, rodos ellos cobrando del erario público, cuyo tamaño, según los expertos, es tres veces mayor que el necesario y cuya financiación es completamente imposible en tiempos de crisis.
El peor drama de España no es ser gobernada por un boxeador sonado que sonrie mientras se va a la lona, sino que ese fantoche es adorado por grandes masas de "hooligans" que, incapaces de ver la tragedia, seguirán votando a quien es como una plaga.
Comparado con sus colegas de Europa y del mundo, todos combatiendo contra una crisis feroz al lado de sus pueblos, la imagen de Zapatero es más trágica que ridícula. A España le ha tocado la peor parte en el reparto de inteligencia y liderazgo. Tenemos a un pamplinas en el timón y lo peor de todo es que sigue apoyado por media España.
La única propuesta que presentó ante un Parlamento sediento de soluciones y esperanza fue ahorrar 1.500 millones de euros del gasto corriente del Estado para destinarlo a pagar prestaciones por desempleo. En medio de la marea de despilfarro del gobierno, esos 1.500 millones son el "chocolate del loro".
Definitivamente, Zapatero sólo sabe gobernar gastando e ignora que existen medidas para evitar la sangría de puestos de trabajo que padece España, para frenar el cierre de empresas o para estimular un tejido productivo que se cuartea cada día más, mientras que el incompetente sonriente vuelve la cara hacia otro lado y utiliza todos sus trucos para el cada día más pobre y desamparado pueblo español piense en otras cosas y desvíe la atención de su tragedia.
La imagen de ayer, en la que una nación comprueba que está en manos incompetentes y que no tiene recursos legales para librarse de esa plaga, demuestra con claridad meridiana que España necesita cambiar su Constitución y abrazar de una vez la democracia, dejando en la cuneta esta estúpida partitocracia oligarquica y blindada que nos han "vendido" durante años como una democracia ejemplar.
Aunque Zapatero no lo sepa, hay soluciones frente a la depresión, como demuestran cada día muchos paises de nuestro entorno que han sabido frenar la pérdida de puestos de trabajo y el hundimiento general. Pero si algo está meridianamente claro es que nuestro primer dirigente no está dispuesto a hacer otra cosa que endeudar a España hasta límites temerarios para que la clase política gobernante pueda gastar dinero en ineficaces medidas paliativas, precipitando cada día más al país en la miseria y la desesperación.
Así de duro y así de cierto:
Ante una España candente
Quedó claro y evidente
que nuestro gran presidente
es todo un incompetente
Parecía preocupado sólo por evitar la huelga general que le amenaza y por no romper su alianza con los sindicatos éspañoles sometidos y comprados. No se sabe si por insensibilidad o torpeza, Zapatero ha dejado abandonadas a las pymes, a los autónomos y a todo aquel español que quiere reaccionar con brio frente al desastre. Zapatero fue ayer un peligroso conservador apalancado en el poder que ni siquiera supo ofrecer un programa de auteridad para ese Estado monstruoso, de casi cuatro millones de funcionarios, enchufados, baneficiados y parásitos, rodos ellos cobrando del erario público, cuyo tamaño, según los expertos, es tres veces mayor que el necesario y cuya financiación es completamente imposible en tiempos de crisis.
El peor drama de España no es ser gobernada por un boxeador sonado que sonrie mientras se va a la lona, sino que ese fantoche es adorado por grandes masas de "hooligans" que, incapaces de ver la tragedia, seguirán votando a quien es como una plaga.
Comparado con sus colegas de Europa y del mundo, todos combatiendo contra una crisis feroz al lado de sus pueblos, la imagen de Zapatero es más trágica que ridícula. A España le ha tocado la peor parte en el reparto de inteligencia y liderazgo. Tenemos a un pamplinas en el timón y lo peor de todo es que sigue apoyado por media España.
La única propuesta que presentó ante un Parlamento sediento de soluciones y esperanza fue ahorrar 1.500 millones de euros del gasto corriente del Estado para destinarlo a pagar prestaciones por desempleo. En medio de la marea de despilfarro del gobierno, esos 1.500 millones son el "chocolate del loro".
Definitivamente, Zapatero sólo sabe gobernar gastando e ignora que existen medidas para evitar la sangría de puestos de trabajo que padece España, para frenar el cierre de empresas o para estimular un tejido productivo que se cuartea cada día más, mientras que el incompetente sonriente vuelve la cara hacia otro lado y utiliza todos sus trucos para el cada día más pobre y desamparado pueblo español piense en otras cosas y desvíe la atención de su tragedia.
La imagen de ayer, en la que una nación comprueba que está en manos incompetentes y que no tiene recursos legales para librarse de esa plaga, demuestra con claridad meridiana que España necesita cambiar su Constitución y abrazar de una vez la democracia, dejando en la cuneta esta estúpida partitocracia oligarquica y blindada que nos han "vendido" durante años como una democracia ejemplar.
Aunque Zapatero no lo sepa, hay soluciones frente a la depresión, como demuestran cada día muchos paises de nuestro entorno que han sabido frenar la pérdida de puestos de trabajo y el hundimiento general. Pero si algo está meridianamente claro es que nuestro primer dirigente no está dispuesto a hacer otra cosa que endeudar a España hasta límites temerarios para que la clase política gobernante pueda gastar dinero en ineficaces medidas paliativas, precipitando cada día más al país en la miseria y la desesperación.
Así de duro y así de cierto:
Ante una España candente
Quedó claro y evidente
que nuestro gran presidente
es todo un incompetente
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