Si pactar para formar gobierno con la chusma que odia a España, propaga el odio, adoctrina a los niños y jóvenes en la mentira y la falsedad, margina a los que se sienten españoles en Cataluña y el País Vasco y quiere despedazar la nación es progreso, que venga Dios y lo vea. Si abrazar políticamente a los herederos de los asesinos etarras y aliarse con ellos es progreso", entonces todo es falsedad. Tampoco puede considerarse progreso el socialismo que ha robado miles de millones de euros, muchos de ellos en Andalucía, mientras gobernaba tan mal que instauro el clientelismo, la desigualdad y el atraso crónicos en una región andaluza que figuraba como la más corrupta de Europa y una de las primeras en desempleo, corrupción y expolio fiscal. El abogado de Podemos denuncia haber sido despedido por detectar el cobro de sobresueldos. La progresista Irene Montero, quien ya suena como futura ministra de la coalición PSOE-Unidas Podemos es denunciada por su seguridad por explotación laboral. El también progresista y miembro de Unidos Podemos Pablo Echenique es condenado por no pagar la Seguridad Social de su ayudante...
La lista de irregularidades, abusos y miserias es tan larga y despreciable que ante tanta desvergüenza y exhibición de bajeza y delito es necesario preguntarse ¿Estos son el "progreso" o la basura?
Los verdaderos progresistas, en lugar de robarle el dinero a los parados, de ser campeones de Europa en corrupción y tener a tantos sospechosos, acusados, imputados y condenados en los tribunales que pueden ser considerados una auténtica asociación de malhechores, deberían proyectar una imagen de ejemplaridad y ser percibidos por los ciudadanos como verdaderos defensores del adelanto de la sociedad en cultura, técnica, valores y principios, justo lo contrario de lo que están exhibiendo, todo un cúmulo de fechorías y abusos sin pudor y sin pedir perdón.
Los delincuentes y los marcados por la corrupción y el abuso no pueden ser "progreso" sino retroceso y vergüenza. El "progresismo", en España, es una estafa.
Ellos, con sus estrategias para ganar votos, quieren hacer creer, con evidente voluntad de engaño, que ser "progresista" equivale a ser "de izquierdas", pero eso es falso porque hay partidos de izquierda que han sido y son profundamente reaccionarios, como el comunismo de Stalin y sus sucesores, en la URSS, o el castrismo represor de cuba, que acosa a los gays y encierra a los disidentes. No hay nada tan falso y ridículo como llamar “progresista” al socialismo y al comunismo. Que nadie olvide que el comunismo es la doctrina más asesina de la Historia y que comunistas, nazis y fascistas tienen las mismas raíces, procedentes de la izquierda. Nada hay más viejo y caduco en el mundo que esas doctrinas tiránicas.
Lo que es realmente progresista es la libertad, los derechos humanos y la exaltación del individuo sobre todo lo demás. Para muchos pensadores y analistas, el progresismo no es hoy otra cosa que un disfraz propagandístico de la izquierda, que así esconde sus tendencias comunistas y totalitarias.
Que estas reflexiones sirvan para concluir que el gobierno que Pedro Sánchez prepara en alianza con Unidas Podemos, Ezquerra Repúblicana de Cataluña (ERC), Bildu y otros grupos salvajes, anticonstitucionales y preñados de odio y destrucción no sólo no constituye una "alianza de progreso" como los socialistas lo definen llenos de falsedad y estafa, sino una alianza regresiva y todo un retroceso histórico hacia miserias que la raza humana debería olvidar, como son el odio, el rencor, la envidia, el supremacismo nacionalista y el desprecio a la libertad, que es el primer valor del ser humano.
Francisco Rubiales
La lista de irregularidades, abusos y miserias es tan larga y despreciable que ante tanta desvergüenza y exhibición de bajeza y delito es necesario preguntarse ¿Estos son el "progreso" o la basura?
Los verdaderos progresistas, en lugar de robarle el dinero a los parados, de ser campeones de Europa en corrupción y tener a tantos sospechosos, acusados, imputados y condenados en los tribunales que pueden ser considerados una auténtica asociación de malhechores, deberían proyectar una imagen de ejemplaridad y ser percibidos por los ciudadanos como verdaderos defensores del adelanto de la sociedad en cultura, técnica, valores y principios, justo lo contrario de lo que están exhibiendo, todo un cúmulo de fechorías y abusos sin pudor y sin pedir perdón.
Los delincuentes y los marcados por la corrupción y el abuso no pueden ser "progreso" sino retroceso y vergüenza. El "progresismo", en España, es una estafa.
Ellos, con sus estrategias para ganar votos, quieren hacer creer, con evidente voluntad de engaño, que ser "progresista" equivale a ser "de izquierdas", pero eso es falso porque hay partidos de izquierda que han sido y son profundamente reaccionarios, como el comunismo de Stalin y sus sucesores, en la URSS, o el castrismo represor de cuba, que acosa a los gays y encierra a los disidentes. No hay nada tan falso y ridículo como llamar “progresista” al socialismo y al comunismo. Que nadie olvide que el comunismo es la doctrina más asesina de la Historia y que comunistas, nazis y fascistas tienen las mismas raíces, procedentes de la izquierda. Nada hay más viejo y caduco en el mundo que esas doctrinas tiránicas.
Lo que es realmente progresista es la libertad, los derechos humanos y la exaltación del individuo sobre todo lo demás. Para muchos pensadores y analistas, el progresismo no es hoy otra cosa que un disfraz propagandístico de la izquierda, que así esconde sus tendencias comunistas y totalitarias.
Que estas reflexiones sirvan para concluir que el gobierno que Pedro Sánchez prepara en alianza con Unidas Podemos, Ezquerra Repúblicana de Cataluña (ERC), Bildu y otros grupos salvajes, anticonstitucionales y preñados de odio y destrucción no sólo no constituye una "alianza de progreso" como los socialistas lo definen llenos de falsedad y estafa, sino una alianza regresiva y todo un retroceso histórico hacia miserias que la raza humana debería olvidar, como son el odio, el rencor, la envidia, el supremacismo nacionalista y el desprecio a la libertad, que es el primer valor del ser humano.
Francisco Rubiales