Información y Opinión

El Papa está 'muy preocupado' con España





El Papa Benedicto XVI está tan preocupado con España que el tema español está presente en muchas de sus conversaciones privadas y se ha convertido también en una inspiración y en una referencia constante de sus discursos.

Nos lo asegura un viejo amigo de Roma, hoy bien situado en la Curia vaticana, y nos lo confirman a diario los hechos y contenidos del papado.

El jueves 11 de enero, por ejemplo, el Papa, al recibir al Presidente de la Junta regional de la región italiana de Lacio, al Alcalde de Roma y al Presidente de la Provincia de Roma, seguramente con la mente puesta en el acoso que están sufiendo los valores cristianos y la antigua cultura en España, destacó la urgencia de que los gobiernos nacionales y regionales desarrollen una política dirigida a salvar y proteger a la familia.

En la parte central de su discurso, el Pontífice afirmó que “hoy el matrimonio y la familia necesitan ser mejor comprendidos en su valor intrínseco y en sus auténticos motivos, y para ello es grande y debe crecer ulteriormente el compromiso pastoral de la Iglesia”.

“Pero es igualmente necesaria una política de la familia y para la familia”, que se traduzca en iniciativas para facilitar a las parejas jóvenes formar una familia, tener hijos y educarlos, “favoreciendo el empleo juvenil, sin aumentar, en la medida de lo posible, el precio de las viviendas, incrementando el número de las escuelas maternas y de las guarderías”, agregó.

Benedicto XVI, de nuevo con el pensamiento puesto en España, calificó de “peligrosos y contraproducentes aquellos proyectos cuyo fin es atribuir a otras formas de unión reconocimientos jurídicos impropios, que inevitablemente acaban por debilitar y desestabilizar a la familia fundada en el matrimonio”, concluyó.

El Papa y gran parte de la Curia están convencidos de que el actual gobierno de España está desarrollando una política altamente peligrosa y nociva no sólo para los valores religiosos, sino para la misma cultura occidental, ya que proyecta relativismo, obsesión sin justificar por los cambios, desprecio por las tradiciones y una incomprensible aversión a valores y principios que se encuentran presentes en la cultura europea desde los tiempos de la fundación de la Iglesia y del Imperio Romano.

Nuestro amigo romano concluye: "¿Para quien gobierna el actual gobierno de España? Para la familia no; para los católicos, tampoco; para las clases medias españolas, tampoco; menos aun para los empresarios y emprendedores; ni siquiera lo hacen para los demócratas ¿Legislan y gobiernan para minorías mal llamadas progresistas, que sólo entienden el cambio por el cambio? Tampoco. Gobiernan sólo para ellos mismos, para incrementar su poder, la única gran y verdadera obsesión que tienen".


   
Jueves, 18 de Enero 2007
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