Lo que hoy llamamos "democracia" es un triste remedo de lo que fue ese sistema en sus orígenes. Los políticos han aprendido a violarla y la han desnaturalizado y desarmado.
La obsesión de todo político corrupto, como son la mayoría de los que conocemos, es "engañar al votante" para que le permita seguir disfrutando del poder. Ese engaño y no el bien común ni la verdad es el núcleo de la política actual y de ese vicio miserable se derivan casi todas nuestras carencias y dramas en las falsas democracias.
Señalemos a Pedro Sánchez como lo que realmente es: modelo de político extremadamente corrompido y malvado. Su obsesión por mantenerse en el poder le conduce a ser un tipo despreciable, inmoral, sin barreras éticas, desenfrenado, astuto, capaz de mentir y engañar sin sentir remordimiento y de pactar con los partidos más sucios y miserables del país, una verdadera bestia política que se ha apropiado del Estado y que gestiona España como el "administrador infiel" del Evangelio, perdonando las deudas, los crímenes y los abusos a los canallas y enemigos del pueblo para consolidar él su poder y dominio.
A la democracia mundial y, de una manera escandalosa, a la española, le faltan piezas de gran importancia: exigencias éticas, controles a los políticos, que deben ser examinados, psíquica y moralmente, por comisiones independientes, auténtica separación de los poderes y otorgar un papel preponderante a la sociedad civil y al ciudadano, que deben influir y, sobre todo, supervisar la labor de los gobernantes, pudiendo, incluso, destituirlos. La impunidad debe acabar, como también la tolerancia frente a la corrupción y esos cheques en blanco que permiten a los políticos gobernar como les da la gana, ignorando la opinión de los ciudadanos, que son sus jefes y los soberanos del sistema.
En 2015 publiqué un libro titulado "Democracia Severa, más allá de la indignación" (Tecnos 2015), que denunciaba la degradación de la democracia y señalaba las reformas que el sistema necesita para que sea justo y decente, como fue ideado por sus diseñadores, que quisieron crear un sistema que domesticara a los políticos limitando los poderes de los gobiernos y elevando el papel de los ciudadanos en la política. Ese libro, ocho años después de su publicación, tiene hoy más actualidad y vigencia que cuando vio la luz.
En este libro se esbozan las líneas claves de la democracia que el mundo necesita para evitar injusticias y tragedias como las que actualmente padece. Su propósito nuclear es impedir la pasividad ciudadana y los desmanes del poder. Su objetivo final es blindar la democracia para que los políticos, los mafiosos y los cobardes no la prostituyan,
Todo esta operación de demolición de la democracia en España no es sólo obra de un personaje siniestro como Sánchez, sino también la emanación corrupta y podrida de un partido, como el PSOE, que estaba esperando, desde hace mucho tiempo, a un mesías tirano que le condujera al poder sin frenos ni cautelas, para disfrutar del botín del Estado, sin democracia ni conciencia, sin decencia ni libertad.
El sanchismo es hoy un compendio corregido y aumentado de miserias manipuladoras y de tiranía inmoral que utiliza una mezcla saturada de los dos sistemas para controlar el poder en España y perpetuarse en el paraíso de la Moncloa. Utiliza perros pastores sicarios, falsos miembros del rebaño, alambradas electrificadas que impiden al ganado humano cruzar determinados perímetros y un miedo sofisticado a que gane el adversario, cuya imagen es manipulada para que parezca un lobo asesino en serie.
Nunca en la Historia de España, desde los tiempos de Viriato, ha habido un manipulador tan pervertido e inmoral como Pedro Sánchez, ni tan hipócrita, engañoso, osado, irreverente, iconoclasta, hábil y maligno.
Es duro reconocerlo, pero los españoles del presente tenemos dentro de casa al peor enemigo imaginable, con todo el poder en sus manos, un tipo capaz de sacrificar el país en su propio beneficio.
Francisco Rubiales
La obsesión de todo político corrupto, como son la mayoría de los que conocemos, es "engañar al votante" para que le permita seguir disfrutando del poder. Ese engaño y no el bien común ni la verdad es el núcleo de la política actual y de ese vicio miserable se derivan casi todas nuestras carencias y dramas en las falsas democracias.
Señalemos a Pedro Sánchez como lo que realmente es: modelo de político extremadamente corrompido y malvado. Su obsesión por mantenerse en el poder le conduce a ser un tipo despreciable, inmoral, sin barreras éticas, desenfrenado, astuto, capaz de mentir y engañar sin sentir remordimiento y de pactar con los partidos más sucios y miserables del país, una verdadera bestia política que se ha apropiado del Estado y que gestiona España como el "administrador infiel" del Evangelio, perdonando las deudas, los crímenes y los abusos a los canallas y enemigos del pueblo para consolidar él su poder y dominio.
A la democracia mundial y, de una manera escandalosa, a la española, le faltan piezas de gran importancia: exigencias éticas, controles a los políticos, que deben ser examinados, psíquica y moralmente, por comisiones independientes, auténtica separación de los poderes y otorgar un papel preponderante a la sociedad civil y al ciudadano, que deben influir y, sobre todo, supervisar la labor de los gobernantes, pudiendo, incluso, destituirlos. La impunidad debe acabar, como también la tolerancia frente a la corrupción y esos cheques en blanco que permiten a los políticos gobernar como les da la gana, ignorando la opinión de los ciudadanos, que son sus jefes y los soberanos del sistema.
En 2015 publiqué un libro titulado "Democracia Severa, más allá de la indignación" (Tecnos 2015), que denunciaba la degradación de la democracia y señalaba las reformas que el sistema necesita para que sea justo y decente, como fue ideado por sus diseñadores, que quisieron crear un sistema que domesticara a los políticos limitando los poderes de los gobiernos y elevando el papel de los ciudadanos en la política. Ese libro, ocho años después de su publicación, tiene hoy más actualidad y vigencia que cuando vio la luz.
En este libro se esbozan las líneas claves de la democracia que el mundo necesita para evitar injusticias y tragedias como las que actualmente padece. Su propósito nuclear es impedir la pasividad ciudadana y los desmanes del poder. Su objetivo final es blindar la democracia para que los políticos, los mafiosos y los cobardes no la prostituyan,
Todo esta operación de demolición de la democracia en España no es sólo obra de un personaje siniestro como Sánchez, sino también la emanación corrupta y podrida de un partido, como el PSOE, que estaba esperando, desde hace mucho tiempo, a un mesías tirano que le condujera al poder sin frenos ni cautelas, para disfrutar del botín del Estado, sin democracia ni conciencia, sin decencia ni libertad.
El sanchismo es hoy un compendio corregido y aumentado de miserias manipuladoras y de tiranía inmoral que utiliza una mezcla saturada de los dos sistemas para controlar el poder en España y perpetuarse en el paraíso de la Moncloa. Utiliza perros pastores sicarios, falsos miembros del rebaño, alambradas electrificadas que impiden al ganado humano cruzar determinados perímetros y un miedo sofisticado a que gane el adversario, cuya imagen es manipulada para que parezca un lobo asesino en serie.
Nunca en la Historia de España, desde los tiempos de Viriato, ha habido un manipulador tan pervertido e inmoral como Pedro Sánchez, ni tan hipócrita, engañoso, osado, irreverente, iconoclasta, hábil y maligno.
Es duro reconocerlo, pero los españoles del presente tenemos dentro de casa al peor enemigo imaginable, con todo el poder en sus manos, un tipo capaz de sacrificar el país en su propio beneficio.
Francisco Rubiales