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El PSOE abraza el izquierdismo populista y se "podemiza"



Como el PP se ha hecho socialdemócrata, el PSOE se está desplazando hacia la izquierda, se radicaliza, se acerca al populismo y cada día se parece más a Podemos. Lo hace para disputar la hegemonia de la izquierda a Podemos, pero ignora que esa ruta le aleja de una victoria electoral y permite que el PP campee a sus anchas por el enorme territorio de la derecha y el centro, lo que le asegura la victoria electoral en un país que, cada vez que se abren las urnas se hace "centrista".
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Pedro Sánchez está tirando sus redes en los sectores más radicalizados del PSOE y, en algunos aspectos, ya supera en izquierdismo a los comunistas de Podemos. Pero Susana no se queda atrás y también avanza por los territorios del radicalismo de izquierdas, como lo demuestran su terca apuesta por el "Impuesto a los muertos", bajo el anticuado y esperpéntico grito de "Los ricos tienen que pagar", a pesar de que el rechazo a ese tributo se ha convertido en un clamor popular, y su ley de memoria histórica, que deja en ridículo a la de Zapatero y según la cual los socialistas y comunistas fueron almas cándidas y los únicos que cometieron asesinatos y atrocidades fueron los franquistas, una tesis cada día más devaluada, a medida que los historiadores destapan las atrocidades de una II República que se ganó a pulso la guerra civil y la derrota.

Tanto Sánchez como Susana, al apostar por el izquierdismo y el populismo, ignoran dos verdades históricas de gran calado: la primera es que los socialistas siempre son fagocitados por los comunistas cuando nadan en el mismo estanque y la segunda es que España es un país de centro y el izquierdismo les aleja tanto de la victoria electoral como del pueblo español.

El peregrinaje hacia el izquierdismo populista no es la receta que salvará al PSOE de la decadencia y la desaparición, sino la medicina equivocada que precipitará su fin. La salvación se encuentra en la regeneración, en limpiar el partido de chorizos y desalmados y en recuperar los valores genuinos de la izquierda, pero esa ruta es intransitable para un partido que ha perdido sus armaduras ideológica y ética, al que únicamente interesa ya el "reparto" de poder y de privilegios. El PSOE actual, destrozado por líderes mediocres y vulgares, es poco más que una cooperativa integrada por ansiosos de poder y por aspirantes a llenarse los bolsillos.

Todo lo que está ocurriendo en el PSOE, desde su avance hacia la izquierda y el populismo hasta su incapacidad para regenerarse, beneficia al PP, un partido lleno de traumas y defectos, corrupto, ajeno a la democracia, despilfarrador, suscrito a la mentira y también enemigo de la regeneración ética y política, pero que no para de ganar espacio político y electoral porque sus adversarios le ayudan, porque tanto Pablo Iglesias como Pedro Sánchez y Susana Díaz le están haciendo la campaña electoral y, con sus estupideces, llevan en volandas hacia la Moncloa a un mediocre tan triste como Mariano Rajoy.

La numantina defensa del algo tan brutal, injusto, impopular y anticonstitucional como el Impuesto de Sucesiones y Donaciones por parte de Susana es la más clara evidencia de que el PSOE actual se está dirigiendo recto al precipicio, sin capacidad alguna para conectar con una sociedad española a la que le repugna que los gobernantes la saqueen y se atiborren de dinero y privilegios cuando están demostrando, con su pésimo gobierno, que no merecen ni privilegios, ni sueldos, ni reconocimiento, ni respeto.

la "alienación" del PSOE actual es tan intensa que sorprende. Su insistencia en no corregir sus dramas y defectos y en avanzar por el camino de la perdición sólo demuestran que es un partido que ha perdido el alma y la cordura. Cuando el grueso de España quiere regeneración, sus grandes partidos llenan sus filas de corruptos; cuando el país quiere valores, los políticos apuestan por la basura; cuando los españoles, agobiados por el avance de la pobreza, quieren pagar menos impuestos, los políticos ahondan en el saqueo; cuando España quiere resurgir, estos imbéciles la aplastan cada día un poco más bajo la losa de plomo de los vicios, entre los que destacan las injusticias, la antidemocracia, el despilfarro, la corrupción y, sobre todo, la incapacidad para generar grandeza, ilusión y esperanza.

Francisco Rubiales

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Martes, 21 de Marzo 2017
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