Se empeña el PP en practicar una oposición dura, implacable, acusadora, que resalte los muchos errores y carencias del PSOE en el gobierno de España, para desgastarlo, sangrarlo electoralmente y ganarle las próximas elecciones. Es una estrategia lícita y natural en un partido político cuyo principal objetivo es ganar, mantener y expandir el poder.
Sin embargo, esa estrategia es débil y tiene poca credidibilidad cuando los ciudadanos, ante la salida a la luz pública de escandalos y carencias del propio PP, tienden a creer que en asuntos de eficiencia y ética, lamentablemente, nuestros grandes partidos son muy parecidos.
La información recientemente conocida con estupor por los españoles de que la mitad de los dineros y bienes (joyas, automóviles, barcos, etc.) decomisados por el Estado español a las mafias de la droga han desaparecido, dentro de una insoportable vorágine de corrupción e ineficiencia, precisamente durante el gobierno de José María Aznar, cuando el actual diputado del PP Gonzalo Robles ejercía como Delegado del Plan Naciones sobre Drogas, además de indignar y asquear a los demócratas, resta credibilidad y contundencia a la estrategia de la derecha de atacar y demoler al PSOE por su ineficiencia y corrupción.
El lamentable espectáculo ofrecido a la sociedad española por el ministro Federico Trillo, responsable político del desastre del Yacolev que se estrelló en Turquia cargado de militares españoles, es otro ejemplo de ineficiencia de la derecha que se cerró en falso, sin que Trillo, políticamente abrasado y desacreditado, tuviera el gesto digno de dimitir.
Por esas razones, ante los errores patentes del PSOE en la gestión del incendio de Guadalajara y en otros muchos casos, el desgaste del gobierno es escaso porque los ataques de la oposición carecen de fuerza moral.
Los ciudadanos, ante este triste "empate" entre ineptos, sólo acumulan tristeza y decepción, convencidos de que nuestros partidos suspenden una y otra vez en la gestión y el liderazgo de la nación.
Sin embargo, esa estrategia es débil y tiene poca credidibilidad cuando los ciudadanos, ante la salida a la luz pública de escandalos y carencias del propio PP, tienden a creer que en asuntos de eficiencia y ética, lamentablemente, nuestros grandes partidos son muy parecidos.
La información recientemente conocida con estupor por los españoles de que la mitad de los dineros y bienes (joyas, automóviles, barcos, etc.) decomisados por el Estado español a las mafias de la droga han desaparecido, dentro de una insoportable vorágine de corrupción e ineficiencia, precisamente durante el gobierno de José María Aznar, cuando el actual diputado del PP Gonzalo Robles ejercía como Delegado del Plan Naciones sobre Drogas, además de indignar y asquear a los demócratas, resta credibilidad y contundencia a la estrategia de la derecha de atacar y demoler al PSOE por su ineficiencia y corrupción.
El lamentable espectáculo ofrecido a la sociedad española por el ministro Federico Trillo, responsable político del desastre del Yacolev que se estrelló en Turquia cargado de militares españoles, es otro ejemplo de ineficiencia de la derecha que se cerró en falso, sin que Trillo, políticamente abrasado y desacreditado, tuviera el gesto digno de dimitir.
Por esas razones, ante los errores patentes del PSOE en la gestión del incendio de Guadalajara y en otros muchos casos, el desgaste del gobierno es escaso porque los ataques de la oposición carecen de fuerza moral.
Los ciudadanos, ante este triste "empate" entre ineptos, sólo acumulan tristeza y decepción, convencidos de que nuestros partidos suspenden una y otra vez en la gestión y el liderazgo de la nación.