El PP de Andalucía está eufórico después del masivo acto de Dos Hermanas, que reunió el pasado domingo, día 27 de septiembre, a más de 20.000 militantes y simpatizantes de la derecha en el velódromo de la ciudad, sede de muchos actos triunfales socialistas en el pasado. Algunos expertos y observadores se ríen del optimismo infantil del PP y creen que Arenas y sus adláteres están tan acostumbrados a la derrota que sólo son capaces de ganar cuando sueñan. Aunque ellos dicen que la tendencia ya ha cambiado, que se acercan a la victoria y que tras el acto de Dos Hermanas habrá "un antes y un después", lo cierto es que nada ha cambiado, que el PP sigue necesitando un líder capaz de entusiasmar y que no genere rechazo estético, un programa de regeneración y limpieza que el partido no es capaz de asumir y un vuelco masivo en los votos que les haga llenar otros 99 velódromos como el que llenaron el pasado domingo.
La única posibilidad de victoria que tiene el PP de Andalucía es que se produzca un derrumbe traumático del PSOE en España y que ese hundimiento arrastre al PSOE de Andalucía. Entonces, más que ganar el PP de Andalucía, asistiríamos a una derrota del PSOE andaluz, lo que no es lo mismo.
El clientelismo del PSOE de Andalucía es tan brutal, los votos cautivos son tantos, el peso de la Junta en la sociedad es tan apabullante y la propaganda socialista es tan eficaz que la victoria del PSOE en las próximas elecciones, una vez más, está prácticamente asegurada. Además, si las cosas se pusieran complicadas para la izquierda, las campanas del miedo tocarían a rebato y los votos de la desmoralizada Izquierda Unida y de muchos andaluces neutrales ácudirían para apoyar al PSOE y para evitar que la odiada derecha llegara al poder.
A pesar de que la hoja de servicios del socialismo andaluz como partido gobernante es penosa y de que Andalucía siga ocupando los vagones de cola en los trenes de España y de Europa, a pesar de haber recibido toneladas de ayuda europea, todavía es mayor el rechazo visceral que genera la derecha en Andalucía.
Bajo el mandato de Javier Arenas, a pesar de haber logrado algunos avances, el Partido Popular sigue lastrado por la imagen de "señoritos" que proyectan muchos de sus líderes y por el rechazo que genera su principal dirigente regional cada vez que se abren las urnas.
Para ganar, el PP andaluz necesitaría todo un milagro: volverse como un calcetín, cambiar de líderes y ser capaz de presentar a los andaluces un proyecto ilusionante y creíble que liberara a la postrada y castrada sociedad andaluza de las afiladas y firmes garras del PSOE.
La única posibilidad de victoria que tiene el PP de Andalucía es que se produzca un derrumbe traumático del PSOE en España y que ese hundimiento arrastre al PSOE de Andalucía. Entonces, más que ganar el PP de Andalucía, asistiríamos a una derrota del PSOE andaluz, lo que no es lo mismo.
El clientelismo del PSOE de Andalucía es tan brutal, los votos cautivos son tantos, el peso de la Junta en la sociedad es tan apabullante y la propaganda socialista es tan eficaz que la victoria del PSOE en las próximas elecciones, una vez más, está prácticamente asegurada. Además, si las cosas se pusieran complicadas para la izquierda, las campanas del miedo tocarían a rebato y los votos de la desmoralizada Izquierda Unida y de muchos andaluces neutrales ácudirían para apoyar al PSOE y para evitar que la odiada derecha llegara al poder.
A pesar de que la hoja de servicios del socialismo andaluz como partido gobernante es penosa y de que Andalucía siga ocupando los vagones de cola en los trenes de España y de Europa, a pesar de haber recibido toneladas de ayuda europea, todavía es mayor el rechazo visceral que genera la derecha en Andalucía.
Bajo el mandato de Javier Arenas, a pesar de haber logrado algunos avances, el Partido Popular sigue lastrado por la imagen de "señoritos" que proyectan muchos de sus líderes y por el rechazo que genera su principal dirigente regional cada vez que se abren las urnas.
Para ganar, el PP andaluz necesitaría todo un milagro: volverse como un calcetín, cambiar de líderes y ser capaz de presentar a los andaluces un proyecto ilusionante y creíble que liberara a la postrada y castrada sociedad andaluza de las afiladas y firmes garras del PSOE.