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El Muro de Andalucía, como el Muro de Berlín, debe ser derribado



Andalucía tiene un muro que tapona su progreso y le impide avanzar hacia la prosperidad, la modernidad y la justicia. El Muro de Andalucía, esa barrera de clientelismo y control del poder que separa a los andaluces del desarrollo y la prosperidad, construida por los socialistas en una región empobrecida que, con un buen gobierno sería la más próspera de España, debe ser derribado, como lo fue el Muro de Berlín, para dar paso a una sociedad más feliz, pujante y libre.
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Sin duda, las barreras invisibles muchas veces son más sólidas que las físicas. El Muro de Andalucía es una de esas murallas que impiden a los pueblos avanzar y desarrollarse. Por eso, lo que Andalucía necesita, como aquella anquilosada URSS de tiempos de Breznev y Andropov, es una "perestroika", un baño de apertura, libertad, sociedad civil y nuevos horizontes.

Andalucía no puede seguir en el furgón de cola de Europa. Lo que necesita con más urgencia no es más gobierno, ni siquiera mejor gobierno, ni una eliminación de la corrupción, que es su peor pesadilla, sino una poderosa apertura de mente e ilusiones (perestroika) que genere una corriente de prosperidad y desarrollo económico, el único camino que garantiza una sociedad más justa y moderna.

Es probable que los andaluces, por estar demasiado cerca del drama y vivir en las entrañas del monstruo, hayamos perdido la capacidad de entender que lo que le ocurre a nuestra región es que está paralizada por la existencia de un gobierno demasiado fuerte e intervencionista, el que ha construido ese Muro de Andalucía que separa a la región del progreso, la justicia y la prosperidad.

Andalucía es la región de la Unión Europea donde existe un mayor peso del gobierno y una sociedad civil más escuálida e impotente, lo que hace que el sistema esté peligrosamente desequilibrado porque la sociedad civil es imprescindible para que el poder político se mantenga controlado y limpio.

Lo mejor de Andalucía es la sociedad, los andaluces, pero estamos lastrados por un poder político que ha aprendido a dominar a su pueblo con una maestría digna de ser estudiada en las grandes universidades del planeta. Todo está controlado o poderosamente influido en Andalucía por el poder político, desde la patronal a los sindicatos, desde las empresas a las universidades, sin olvidar a los medios de comunicación, colegios profesionales e instituciones, pilares que deberían funcionar en la independencia de una sociedad civil que en Andalucía prácticamente no existe.

Andalucía reúne todas las condiciones para ser la región más próspera de España. Es rica en recursos mineros, agricultura, imaginación, costas, clima y paisajes, pero por culpa del mal gobierno está desindustrializada, llena de desempleados, carcomida por las subvenciones y abandonada por las grandes empresas, que temen los altos impuestos, la burocracia excesiva y el poder casi absoluto del gobierno socialista andaluz. La Junta de Andalucía, que controla, directa o indirectamente, la mitad de la economía de la región, es la gran culpable del atraso andaluz y de su eterno coqueteo con el atraso y la pobreza.

El gobierno andaluz ha recibido de la Unión Europea más de cien mil millones de euros para estimular su crecimiento, pero ese dinero no ha servido para nada porque a pesar de la lluvia de dinero, Andalucía sigue siendo una de las regiones más atrasadas, corruptas y pobres de Europa.

¿En que y cómo se han empleado esos fondos? Nadie lo sabe porque otro de los vicios del socialismo andaluz, que cuatro décadas gobernando sin interrupción, es la opacidad y el secretismo. Pero, a juzgar por los juicios pendientes en los tribunales y la lluvia de denuncias y escándalos de corrupción que saltan a la actualidad, es lícito sospechar que ese dinero ha sido empleado mal y que muchos de esos fondos han sido devorados por los corruptos y por una administración que no ha sabido o querido administrar lo público con rigor y decencia democrática.

Algunos creen que tal vez ese inmenso dinero europeo haya servido para financiar la red clientelar andaluza, el verdadero logro de la Junta, un sistema de influencia y control de la sociedad que permite a los socialistas ganar unas elecciones tras otra porque media sociedad andaluza depende de los subsidios y favores de la Junta y del partido socialista andaluz.

El hecho de que dos ex presidentes andaluces y un elevado grupo de consejeros y altos cargos del gobierno andaluz estén sentados en el banquillo de los acusados para responder por el mayor escándalo de corrupción del país, el de los falsos EREs, parece confirmar que por las grietas corruptas del poder se escapa el dinero a borbotones.

Esa imponente red clientelar, unida a la intervencionista y autoritaria red del poder publico, constituyen el Muro Andaluz, menos visible y sin los bloques de hormigón que tenía aquel Muro de Berlín derribado en 1989, pero mucho mas eficaz e inteligente.

Francisco Rubiales

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Viernes, 19 de Octubre 2018
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