Información y Opinión

El 'Gran Crispador'





Los partidos políticos españoles saben que la vía más corta hacia el triunfo pasa por desprestigiar al adversario y por conseguir que una ciudadanía cabreada lo castigue en las urnas. Ese rasgo electoral español, además de degradar la democracia, envenena la convivencia y convierte a la sociedad española en una de las más crispadas del mundo.

Para desgracia de los españoles, todos los partidos políticos crispan y compiten por degradar al adversario. Ante la pregunta de ¿Quien crispa más, el PP o el PSOE?, la única respuesta razonable es que el más culpable siempre es el que está en el poder porque ha recibido el mandato popular de gobernar, porque dispone de todos los recursos del Estado y porque es el máximo responsable de la convivencia.

El auténtico campeón de la crispación en España es Zapatero, pero no sólo porque gobierna, sino porque acumula méritos suficientes a diario.

El PP, ciertamente, utiliza la táctica de manipular el debate público para acosar al gobierno. Lo viene haciendo con éxito desde aquel ya lejano "Váyase, señor González" que tanto rédito le proporcionó a José María Aznar. Y ese debate termina por crispar.

Pero, mientras que lo que hace el PP forma parte del juego en las democracias de segunda, como la española, y sólo son palabras y más palabras, lo que hace ZP es más grave y peligroso: miente, engaña, desinforma, interpreta las leyes según su conveniencia, encadena al Ministerio Fiscal, interviene en el Tribunal Constitucional, paraliza la Justicia, impone una doble vara de medir, presiona a los jueces, se enfrenta a la misma Ley, manipula la ley para permitir a ETA presentarse a las elecciones con una "marca blanca", acosa a las víctimas del terrorismo y trata a terroristas de gatillo fácil, como de Juana Chaos, y a terroristas frustrados, como Otegui, con más benevolencia y clemencia que la que el Estado ha empleado nunca con cualquier ciudadano español cumplidor y honrado.

Zapatero debe saber que su estilo de gobierno, escasamente democrático, crispa y expulsa a los ciudadanos del sistema. Aprobar leyes fundamentales como los estatutos de Cataluña y Andalucía con el apoyo de menos de uno de cada tres votantes es una aberración antidemocrática que no cometería ninguno de sus colegas europeos. Uno de esos estatutos, el catalán, es una pertinaz fuente de crispación viva en España, donde los demócratas no soportan que, por razones de conveniencia política, se hayan roto los principios básicos de igualdad y solidaridad, imprescindibles para la convivencia como nación.

También debería conocer Zapatero ese principio universamente aceptado en teoría política de que, cuando un gobierno acosa a la oposición, nos encontramos en una dictadura, y cuando es la oposición la que acosa al gobierno, estamos en una demcoracia.

Pero la raiz de las crispaciones es el pecado "contra natura" cometido por Zapatero al pactar con nacionalistas extremos que ni creen en España ni en la unidad nacional ni en la democracia. Sus pactos con los nacionalistas, impuestos por Zapatero a un socialismo cobarde que parece haber renunciado a las ideas y valores en aras del control del poder, no tienen lógica ideológica alguna y sólo se justifican desde la enfermiza obsesión por el poder que han desarrollado algunos partidos políticos, desde la deformación de una democracia que Zapatero pulveriza y aplasta como una colilla.

El Partido Popular está sólo y aislado por ese "cinturón sanitario" antidemocrático con que le ha rodeado Zapatero, un cinturón destinado a impedir lo que en democracia es esencial: la alternancia. También debería saber Zapatero que, sin alternancia, la demcoracia se torna dictadura legal y se pudre cada día más. Resulta que cuando el acosado y aislado PP arremete contra el gobierno, le tachan de crispador y de desestabilizador. ¿Qué quieres, ZP, que mueran en silencio y rezando, como los martires que hoy serán beatificados en Roma?

ZP es un dirigente lamentable que está arruinando la convivencia en España y que, pase lo que pase, aunque consiga firmar la paz con ETA, ya se ha ganado un sitio deshonroso en la moderna historia de España como el dirigente que desacreditó la democracia y empujó a muchos españoles a añorar un pasado que ya creiamos bien enterrado.


   
Domingo, 28 de Octubre 2007
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