Ha ocurrido en Jun, un pueblo de Granada, en la democrática, próspera y moderna España, hace ya más de una semana: medio centenar de ocupas, a punta de pistola, entraron en tres edificios, ocuparon con violencia las viviendas vacías y expulsaron a los habitantes de las viviendas ocupadas.
Aunque parezca increíble, una semana después todo sigue igual, sin que la policía haya intervenido. El pueblo está indignado y el alcalde, el socialista Antonio Rodríguez Salas, reclama al los poderes competentes del Estado que intervengan, que restituyan la legalidad. Dice que hoy va a interponer denuncia contra las autoridades que están permitiendo esta situación.
Lo ocurrido en Jun es una manifestación más de la degradación de la democracia española y del grado de inseguridad alcanzado. España es un país pacífico en el que los ciudadanos han renunciado a portar armas a cambio de que les defienda el Estado. Pero el Estado incumple su parte del contrato reiteradamente y permite la proliferación de asaltos, atracos, asesinatos y hasta el sorprendente escándalo de Jun, donde los propietarios han sido expulsados de sus hogares por delincuentes armados.
Algunos ciudadanos y asociaciones están comenzando a reclamar el derecho a portar armas, en vista de que en España sólo los delincuentes van armados, mientras que el Estado no es capaz de defender a la ciudadanía.
Pero lo más curioso del caso es que los ocupas, cuando intentas echarlos, te enseñan un recorte de prensa donde se publican la intención del gobierno Zapatero de expropiar las viviendas desocupadas. Los ocupas dicen que tienen derecho a la ocupación.
¡Pobre democracia española!.
Aunque parezca increíble, una semana después todo sigue igual, sin que la policía haya intervenido. El pueblo está indignado y el alcalde, el socialista Antonio Rodríguez Salas, reclama al los poderes competentes del Estado que intervengan, que restituyan la legalidad. Dice que hoy va a interponer denuncia contra las autoridades que están permitiendo esta situación.
Lo ocurrido en Jun es una manifestación más de la degradación de la democracia española y del grado de inseguridad alcanzado. España es un país pacífico en el que los ciudadanos han renunciado a portar armas a cambio de que les defienda el Estado. Pero el Estado incumple su parte del contrato reiteradamente y permite la proliferación de asaltos, atracos, asesinatos y hasta el sorprendente escándalo de Jun, donde los propietarios han sido expulsados de sus hogares por delincuentes armados.
Algunos ciudadanos y asociaciones están comenzando a reclamar el derecho a portar armas, en vista de que en España sólo los delincuentes van armados, mientras que el Estado no es capaz de defender a la ciudadanía.
Pero lo más curioso del caso es que los ocupas, cuando intentas echarlos, te enseñan un recorte de prensa donde se publican la intención del gobierno Zapatero de expropiar las viviendas desocupadas. Los ocupas dicen que tienen derecho a la ocupación.
¡Pobre democracia española!.