Mujeres vestidas de luto riguroso protestan en Sevilla contra el cruel impuesto de sucesiones y donaciones
La biografía política de Juan Martín es sorprendente, no tanto por haber pasado de un partido a otro sin el menor atisbo de vergüenza, sino porque defiende la curiosa tesis de que los partidos no deben tener ni ideología ni programa, una frivolidad escasamente democrática que quizás le sirva para justificar su extraño apoyo a la Junta de Andalucía, el gobierno regional español campeón en corrupción y atraso, y su condición de tránsfuga que ha viajado de un partido a otro sin el menor rubor.
Algunos medios de prensa le han definido como un "danzarín de las ideologías", tras observar su camino político, que comienza en 1983, cuando se presentó en las listas de la Alianza Popular de Fraga para ser después miembro del nacionalismo andaluz (Partido Andalucista) y aliado del PSOE.
La gran credibilidad que Ciudadanos está logrando en el resto de España impulsando la regeneración queda frenada y dañada con su política en Andalucia, convertida hoy en un auténtico lastre para el partido.
Las encuestas dicen claramente que Ciudadanos crecerá menos en Andalucía que en el resto de España e incluso que podría no crecer nada si los numerosos críticos que tiene dentro de su partido explosionan y plantan cara a su dirigente de Andalucía. Ese lastre es altamente perjudicial para Albert Rivera y para sus aspiraciones a ganar las elecciones y gobernar España, un proyecto que es casi imposible si no obtiene una notable cosecha de votos en Andalucía, la región más poblada de España.
Su última "pirueta" ha sido abrir una guerra con Madrid contra la tesis que defiende Rivera pidiendo mantener el impuesto de sucesiones, considerado por muchos intelectuales, economistas y constitucionalistas como el más impopular, cruel, injusto y anticonstitucional de España.
Albert Rivera se había hecho eco en sus últimos discursos de la fuerte corriente de opinión que atraviesa España de parte a parte oponiéndose al cobro de tributos por heredar y suprimiendo un impuesto que apenas subsiste en algunos países del mundo, mientras que en otros queda reservado para las herencias multimillonarias.
En España, ese impuesto es un caos porque heredar en Aragón, por ejemplo, cuesta cien veces más que heredar en Madrid y mil veces más que heredar en Canarias. La lista de familias arruinadas y destrozadas por el cobro de esos impuestos desmesurados a los herederos es enorme, como también lo es el número de empresas cerradas por esa causa y el de personas que renunciar a heredar por no poder los impuestos que las administraciones les exigen.
En Andalucía, el "danzarín de las ideologías", haciendo honor a ese nombre, ha lanzado una campaña mentirosa afirmando que ellos (Ciudadanos) han suprimido el Impuesto de Sucesiones, una falsedad escandalosa si se tiene en cuenta que lo que la Junta ha aprobado es la exención del primer millón heredado, pero sólo por un año (2018) y sin que esa rebaja afecte a las donaciones ni a los herederos que no sean directos (hijos y nietos).
Contra ese impuesto y contra las mentiras de Juan Marín se preparan nuevas manifestaciones, como las que ya se vivieron en todas las capitales andaluzas en los meses pasados, cuando los medios de comunicación se hicieron eco de casos sangrantes de personas desquiciadas y arruinadas por ese impuesto y del cierre de empresas familiares arruinadas por el cobro de cantidades salvajes.
Francisco Rubiales
Algunos medios de prensa le han definido como un "danzarín de las ideologías", tras observar su camino político, que comienza en 1983, cuando se presentó en las listas de la Alianza Popular de Fraga para ser después miembro del nacionalismo andaluz (Partido Andalucista) y aliado del PSOE.
La gran credibilidad que Ciudadanos está logrando en el resto de España impulsando la regeneración queda frenada y dañada con su política en Andalucia, convertida hoy en un auténtico lastre para el partido.
Las encuestas dicen claramente que Ciudadanos crecerá menos en Andalucía que en el resto de España e incluso que podría no crecer nada si los numerosos críticos que tiene dentro de su partido explosionan y plantan cara a su dirigente de Andalucía. Ese lastre es altamente perjudicial para Albert Rivera y para sus aspiraciones a ganar las elecciones y gobernar España, un proyecto que es casi imposible si no obtiene una notable cosecha de votos en Andalucía, la región más poblada de España.
Su última "pirueta" ha sido abrir una guerra con Madrid contra la tesis que defiende Rivera pidiendo mantener el impuesto de sucesiones, considerado por muchos intelectuales, economistas y constitucionalistas como el más impopular, cruel, injusto y anticonstitucional de España.
Albert Rivera se había hecho eco en sus últimos discursos de la fuerte corriente de opinión que atraviesa España de parte a parte oponiéndose al cobro de tributos por heredar y suprimiendo un impuesto que apenas subsiste en algunos países del mundo, mientras que en otros queda reservado para las herencias multimillonarias.
En España, ese impuesto es un caos porque heredar en Aragón, por ejemplo, cuesta cien veces más que heredar en Madrid y mil veces más que heredar en Canarias. La lista de familias arruinadas y destrozadas por el cobro de esos impuestos desmesurados a los herederos es enorme, como también lo es el número de empresas cerradas por esa causa y el de personas que renunciar a heredar por no poder los impuestos que las administraciones les exigen.
En Andalucía, el "danzarín de las ideologías", haciendo honor a ese nombre, ha lanzado una campaña mentirosa afirmando que ellos (Ciudadanos) han suprimido el Impuesto de Sucesiones, una falsedad escandalosa si se tiene en cuenta que lo que la Junta ha aprobado es la exención del primer millón heredado, pero sólo por un año (2018) y sin que esa rebaja afecte a las donaciones ni a los herederos que no sean directos (hijos y nietos).
Contra ese impuesto y contra las mentiras de Juan Marín se preparan nuevas manifestaciones, como las que ya se vivieron en todas las capitales andaluzas en los meses pasados, cuando los medios de comunicación se hicieron eco de casos sangrantes de personas desquiciadas y arruinadas por ese impuesto y del cierre de empresas familiares arruinadas por el cobro de cantidades salvajes.
Francisco Rubiales