La figura del Cid en el film es un modelo a seguir por los españoles, mil veces más valioso que todos los ejemplos que nos ofrecen hoy los que tienen el poder. Rodrigo Diáz de Vivar no es un semidios, ni un ser de otra galaxia, sino un hombre valiente y fiel a los viejos valores y principios, sobre todo al del amor a la patria y a sus semejantes. Tampoco es un guerrero en estado puro porque amaba la paz y la convivencia entre pueblos, unidos por el amor a la nación. El Cid es, por encima de todo, un español de los viejos tiempos, cuando esta nación no había sido pervertida todavía por la chusma de politicastros, adornado con la grandeza y los valores que hoy, rodeados de bajeza y vileza política, quieren imponernos esa poderosa coalición de mediocres que lleva décadas gobernando España.
El Cid es una película grandiosa, una de las pocas que exalta la rica y fascinante Historia de España, distinta a la basura cinemátográfica que producen los cineastas "progres" subvencionados del presente, incapaces de tocar capítulo alguno de nuestro brillante pasado sin mancillarlo y prostituirlo. Es una lástima que esa película sea una obra del cine de Hollejudo, a años luz de distancia y de valor de lo que nuestro postrado y degradado cine es capaz de producir.
Ver el Cid es como fortalecer en el gimnasio los músculos del alma, como una incursión en un mundo donde se prodigan los valores y comportamientos que España necesita para abandonar la pocilga y resurgir. En la película puede sentirse la emoción de la lucha por la defensa de España frente al invasor islamista fanatizado, la nobleza, el valor, el honor y la generosidad, valores hoy desterrados por la chusma que nos ha gobernado desde 1975.
Os invito a verla porque el Cid es un baño de esperanza y de fe en el futuro, en este momento difícil, cuando percibimos la dura realidad de que la peor de las chusmas antiespañolas, integrada por políticos estafadores, mentirosos y rufianes, se dispone a gobernar y pone en peligro de muerte nuestra patria común.
Francisco Rubiales
El Cid es una película grandiosa, una de las pocas que exalta la rica y fascinante Historia de España, distinta a la basura cinemátográfica que producen los cineastas "progres" subvencionados del presente, incapaces de tocar capítulo alguno de nuestro brillante pasado sin mancillarlo y prostituirlo. Es una lástima que esa película sea una obra del cine de Hollejudo, a años luz de distancia y de valor de lo que nuestro postrado y degradado cine es capaz de producir.
Ver el Cid es como fortalecer en el gimnasio los músculos del alma, como una incursión en un mundo donde se prodigan los valores y comportamientos que España necesita para abandonar la pocilga y resurgir. En la película puede sentirse la emoción de la lucha por la defensa de España frente al invasor islamista fanatizado, la nobleza, el valor, el honor y la generosidad, valores hoy desterrados por la chusma que nos ha gobernado desde 1975.
Os invito a verla porque el Cid es un baño de esperanza y de fe en el futuro, en este momento difícil, cuando percibimos la dura realidad de que la peor de las chusmas antiespañolas, integrada por políticos estafadores, mentirosos y rufianes, se dispone a gobernar y pone en peligro de muerte nuestra patria común.
Francisco Rubiales