Europa, de forma extraña, chapucera, sin una comisión de investigación, sin pruebas, sin juicio, solo con acusación, sin defensa, desde la inopia y desde una ignorancia absoluta de los hechos y de sus causas, en una injerencia sin par, ha osado condenar a España, creyendo que lo hacía contra el franquismo. Así de simple, de rápido y de vulgar.
La chapuza, con carácter de ponencia, ‘le ha sido encargada’ al maltés Sr. Leo Brincat, naturalmente socialista. Digo que “le ha sido encargada” y digo “naturalmente socialista”, porque el evidente olor a ZP que rezuma el panfleto infumable que han vendido como justificación de violaciones de derechos humanos y las medidas para “remediarlas”, es muy probable que se lo hayan redactado a este caballerete en la Moncloa, tal cual ha sido presentado.
Es triste y espeluznante, que La Asamblea del Consejo de Europa, por unanimidad, vote y firme una condena, aceptando la ponencia de un Sr. Maltés, que no tiene ni idea sobre el asunto, igual que todos ellos, aceptando un documento donde se relacionan, muy escuetamente, una serie de actuaciones del gobierno español, desde el año ochenta y cinco hasta hoy, haciendo especial hincapié en las de los dos últimos años, incluido el robo delictivo, con premeditación y nocturnidad, de un monumento público, en versión “heroica”, sin mencionar ni una sola actuación, buena o mala, de los diferentes gobiernos franquistas ni molestarse en abrir una mínima investigación y la correspondiente elaboración de un informe riguroso que plasme toda la verdad sobre la guerra civil y las distintas actuaciones de ambos bandos, antes, durante y después del conflicto, con sus pros y sus contras, en base al cual tras su correspondiente análisis y juicio permitiera dictaminar una sentencia documentada, ilustrada, justa y clarificadora, ajustada rigurosamente a la verdad de los hechos. De todos los hechos, de todos los actores y de todas sus acciones y actuaciones. ¿Cómo se puede condenar a nadie sin una mínima relación de delitos imputables y demostrados?
Es paradójico que un personaje tan pequeño y retorcido como ZP, que tanto daño infringe a España y a los españoles, que ni se inmuta ni se sonroja por ninguna de sus numerosas mentiras y traiciones, donde deja patente que le importa un bledo España y los españoles, demuestre tanto interés por hacer “justicia” con “determinadas” víctimas de la guerra civil, mientras elude cualquier forma de trato con las de los asesinos de ETA.
No voy a criticar la conveniencia o la no conveniencia, de condenar las maldades de Franco, y de sus políticas autoritarias y represivas, en la certeza de que existieron. Como tampoco lo haré con la conveniencia o no conveniencia de que sean juzgadas las de los bandos contrarios, en la misma certeza de la existencia de su noble lucha conviviendo con su criminal vileza, e incluso de las propias causas que llevaron a Franco al convencimiento de tomar la decisión de arremeter contra el Estado, en defensa de la Nación, y que tampoco hay dudas de que también existieron. Ni siquiera voy a dudar de que la condena sea justa en si.
Clandestino
(sigue)
La chapuza, con carácter de ponencia, ‘le ha sido encargada’ al maltés Sr. Leo Brincat, naturalmente socialista. Digo que “le ha sido encargada” y digo “naturalmente socialista”, porque el evidente olor a ZP que rezuma el panfleto infumable que han vendido como justificación de violaciones de derechos humanos y las medidas para “remediarlas”, es muy probable que se lo hayan redactado a este caballerete en la Moncloa, tal cual ha sido presentado.
Es triste y espeluznante, que La Asamblea del Consejo de Europa, por unanimidad, vote y firme una condena, aceptando la ponencia de un Sr. Maltés, que no tiene ni idea sobre el asunto, igual que todos ellos, aceptando un documento donde se relacionan, muy escuetamente, una serie de actuaciones del gobierno español, desde el año ochenta y cinco hasta hoy, haciendo especial hincapié en las de los dos últimos años, incluido el robo delictivo, con premeditación y nocturnidad, de un monumento público, en versión “heroica”, sin mencionar ni una sola actuación, buena o mala, de los diferentes gobiernos franquistas ni molestarse en abrir una mínima investigación y la correspondiente elaboración de un informe riguroso que plasme toda la verdad sobre la guerra civil y las distintas actuaciones de ambos bandos, antes, durante y después del conflicto, con sus pros y sus contras, en base al cual tras su correspondiente análisis y juicio permitiera dictaminar una sentencia documentada, ilustrada, justa y clarificadora, ajustada rigurosamente a la verdad de los hechos. De todos los hechos, de todos los actores y de todas sus acciones y actuaciones. ¿Cómo se puede condenar a nadie sin una mínima relación de delitos imputables y demostrados?
Es paradójico que un personaje tan pequeño y retorcido como ZP, que tanto daño infringe a España y a los españoles, que ni se inmuta ni se sonroja por ninguna de sus numerosas mentiras y traiciones, donde deja patente que le importa un bledo España y los españoles, demuestre tanto interés por hacer “justicia” con “determinadas” víctimas de la guerra civil, mientras elude cualquier forma de trato con las de los asesinos de ETA.
No voy a criticar la conveniencia o la no conveniencia, de condenar las maldades de Franco, y de sus políticas autoritarias y represivas, en la certeza de que existieron. Como tampoco lo haré con la conveniencia o no conveniencia de que sean juzgadas las de los bandos contrarios, en la misma certeza de la existencia de su noble lucha conviviendo con su criminal vileza, e incluso de las propias causas que llevaron a Franco al convencimiento de tomar la decisión de arremeter contra el Estado, en defensa de la Nación, y que tampoco hay dudas de que también existieron. Ni siquiera voy a dudar de que la condena sea justa en si.
Clandestino
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