imagen cedida por www.lakodorniz.com
La publicación en The Times del reportaje y las fotos del asesino en serie etarra De Juana Chaos, presentado ante la opinión pública mundial como un pobre luchador vasco independentista torturado por el sistema represivo español, constituye una muestra evidente de que ETA empieza a ganar la batalla de la propaganda a nivel internacional.
El resurgir de la imagen de ETA es una consecuencia directa de la política del gobierno Zapatero con respecto al terrorismo, al que favorece y cultiva para mantener vivo ese "proceso" de paz que Zapatero ha convertido en eje de su gobierno y en el que tiene puestas sus esperanzas para mantenerse como presidente del gobierno una legislatura más.
La presentación pública, en 2006, del terrorismo etarra en el Parlamento Europeo de Estrasburgo, organizada con el apoyo explícito de los socialistas españoles, fue, probablemente, la operación de imagen más potente y eficaz de la banda ETA a la largo de su historia, después del asesinato en Madrid del almirante Carrero Blanco, número dos del régimen franquista, operación que la lanzó al estrellato.
El gobierno de José María Aznar desplegó una política antiterrorista diametralmente opuesta a la actual, cuyo eje fue el acoso político, policial, diplomático y propagándistico a la banda asesina, con logros tan destacados como el que la banda dejara de matar, la aceptación internacional de que la pandilla vasca era un grupo terrorista enemigo de la civilización y la inclusión de ETA y de algunas de sus organizaciones "satélites" en las listas internacionales de terroristas perseguibles por la Justicia Internacional.
Pero hoy, ante la indiferencia o, según otros, la complicidad del gobierno español, ETA recobra con rapidez imagen y consideración, hasta el punto de que en la reciente reunión de la OTAN en Sevilla, el ministro español de defensa tuvo que intervenir ante sus colegas, después de una "insinuación" del representante de Rusia, para aclarar que el caso de la independencia de Kósovo era distinto del de la pretendida independencia de los vascos.
El resurgir de la imagen de ETA es una consecuencia directa de la política del gobierno Zapatero con respecto al terrorismo, al que favorece y cultiva para mantener vivo ese "proceso" de paz que Zapatero ha convertido en eje de su gobierno y en el que tiene puestas sus esperanzas para mantenerse como presidente del gobierno una legislatura más.
La presentación pública, en 2006, del terrorismo etarra en el Parlamento Europeo de Estrasburgo, organizada con el apoyo explícito de los socialistas españoles, fue, probablemente, la operación de imagen más potente y eficaz de la banda ETA a la largo de su historia, después del asesinato en Madrid del almirante Carrero Blanco, número dos del régimen franquista, operación que la lanzó al estrellato.
El gobierno de José María Aznar desplegó una política antiterrorista diametralmente opuesta a la actual, cuyo eje fue el acoso político, policial, diplomático y propagándistico a la banda asesina, con logros tan destacados como el que la banda dejara de matar, la aceptación internacional de que la pandilla vasca era un grupo terrorista enemigo de la civilización y la inclusión de ETA y de algunas de sus organizaciones "satélites" en las listas internacionales de terroristas perseguibles por la Justicia Internacional.
Pero hoy, ante la indiferencia o, según otros, la complicidad del gobierno español, ETA recobra con rapidez imagen y consideración, hasta el punto de que en la reciente reunión de la OTAN en Sevilla, el ministro español de defensa tuvo que intervenir ante sus colegas, después de una "insinuación" del representante de Rusia, para aclarar que el caso de la independencia de Kósovo era distinto del de la pretendida independencia de los vascos.